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i espera. rende herito de 211 los ayel Al distinguido dramaturgo jamigo don DANIEL UREÑA a pambra Tverlis así xtraLa vida es una esperanza entre las lágrimas y la sonrisa.
El escepticismo no existe.
Obsérvese el lento curso de la humanidad a través de los siglos, y se verá que esta aserción no es atrevida.
Escuelas filosóficas fundadas por hombres que han pasado por sabios, lian proclamado el escepticismo como lema de su secta.
Es verdad.
Pero ni sus ideas han prevalecido sobre las de otros filósofos, ni han sido otra cosa que errores efímeros que se lian desvanecido en las brumas de sus épocas.
El escepticismo es un monstruo que la humanidad rechaza.
Los paganos creyeron y esperaron. Cómo no lian de creer y esperar los hijos de la luz, los hijos de la civilización?
La esperanza no es u11 dón sobrenatural del hombre.
Es más bien un instinto.
Todo el que vive espera: porque no hay vida sin esperanza.
Si el hombre no esperase. cuál sería el objeto de su vida?
Una voz misteriosa que suena en lo profundo de la conciencia, no cesa de repetirnos: jespera! jespera!
Cuando esa voz se debi ta, se consume, se apaga, la razón y la conciencia desaparecen.
Porque en el sistema moral del hombre, la esperanza es como el eje de sus facultades intelectuales.
Cuando él se gasta, las ruedas se detienen.
La desesperación es el completo abandono del alma.
Es la crisis de una mortal enfermedad interior.
Es la exasperación del espíritu en la lucha con una pasión sentimiento impetuoso.
En este estado anormal queda el hombre entregado los ímpetus del bruto.
La locura se apodera de él: la fiebre enardece su sangre: el vértigo impele su corazón la violencia.
Sólo en este estado es capaz el liombre de cometer el horrible crimen del suicidio.
Sólo el que está desesperado loco puede darse la muerte con su propia mano.
Con las lágrimas que la esperanza ha enjugado hay para formar un nuevo océano: Ella es un aliento, una inspiración de Dios, que va al corazón afligi.
do, como un rayo de luz a la mazmorra del prisionero.
La religión nos dice: jespera! Espera! repite la voz del alma en lo interior del hombre. todos esperamos un algo que es la aspiración de nuestra vida.
Ellieredero de un reino espera su corona.
El guerro, el sabio, el poeta, el artista, esperan una gloria inmortal, una fama imperecedera.
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