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A los pueblos de Hispanoamérica (Para Páginas Ilustradas)
Alzad la frente, oh, pueblos rezagados del progreso en la marcha triunfadora!
Aunad vuestros anhelos, y, esforzados, marchad con paso firme hacia la auro:a.
En cárcel de miserias largos dias há que gemis, gastando vuestra alma en medio de tiránicas orgias de la servidumbre entre la calma.
Sois sólo el escabel en donde asienta su férrea planta infame tiranía, y vuestra espalda el Játigo ensangrienta que esgrime con furor su mano impia.
Buscáis la libertad en el estruendo de civiles discordias, y al acaso discurris entre sombras, sólo viendo hacia la triste linea del ocaso. Cómo osaréis llamaros soberanos, si la justicia anteponéis el hombre. Si no hay entre vosotros ciudadanos que dignos sean de llevar tal nombre?
Repúblicas libérrimas os llaman, idolatras del bien y del derecho, y vuestros hijos con fervor aclaman la fuerza bruta, la ruindad del hecho. Qué vale para vos la hermosa idea. Qué es eso que llamáis constituciones?
Combustible Tüin que siempre humea en la hoguera que encienden las pasiones.
Del Paraguay Méjico la guerra su ominoso poder torpe dilata: al sabio, al justo y al virtuoso aterra, corona al vil y la traición acata.
Ella destruye cuanto el bien levanta, ella proclama lo que al sér desdora: el ala siega, y su salvaje planta mancha hasta el templo donde Dios se adora. en esa escuela de enseñanzas viles ¿Será donde los pueblos cobren fama?
De ella saldrán los ánimos pueriles del civismo abrasados en la llama?
En las cuevas do moran los mochuelos se incubarán las águilas, que llevan en el pecho libérrimos anhelos y hasta el trono del sol raudas se elevan?
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