Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Paul Verlaine glo XIX Como Gerard de Nerval, Paul Verlaine fué un dipsómano, y como de Nerval también, uno de los poetas que figuran entre los escritores neuróticos del siSus vicios no aminoraron el valor literario de su obras, que como las de Musset. otra víctima del ethiluismo forman el bagaje literario de su época.
Verlaine soportó, causa de su manera de ser literaria y social, más de una acerba crítica; muchos rieron de su rima extravagante, de su poesia decandente.
En general, no tuvo una buena prensa, como suele decirse. Sus cualidades literarias, sus caprichosas estrofas tuvieron que sufrir causa de sus debilidades morales, y sus enemigos, siempre a caza de argumentos, no le supieron perdonar ni sus pasajeras caidas en el misticismo, ni sus meses de prisión en Bélgica, ni sus largas estaciones en los cabarets del barrio latino.
Por dicha para él dejó entre sus amigos de colegio, uno que se encargara. Edmond Lepelletier, amigo respetuoso y sincero, de decirnos en su libro que acaba de publicar, sus recuerdos personales sobre el poeta, explicarnos sus debilidades que no las ignora y que las explica, y darnos anotaciones precisas sobre la vida y la obra de Verlaine.
Nacido en Metz el 30 de marzo de 1844, hijo de un militar, Verlaine se desarrolló al lado de su padre que había hecho las campañas del primer Imperio, alma tierna bajo una apariencia rigida exigida por su profesión, y una madre, en quien la práctica meticulosa de la religión no había apagado la adoración por su único jo que la llevó hasta el sacrificio.
Retirado del militarismo después de haber corrido de guarnición en guarnición, el padre de Verlaine se fija cerca de París, apenas tiempo para hacer la educación de su hijo. En el liceo Bonaparte, hoy Condorcet, donde se en contró con Lepelletier, Paul Stapfer, Millaud. Hayem, Rostchild, para no citar más que los que han sabido figurar, hizo sus estudios y pasado su bachillerato se fué las Ardennes, enamorado como fué de las campiñas del Norte, monótonas y melancólicas, pero que prefería al exuberante Mediodía. Es alli, desgraciadamente, donde concibió el fatal amor por las bebidas alcohólicas cuyo placer supo imponerse de día en día, de una manera tiránica.
Era necesario, sin embargo, escoger una carrera; burgués de nacimiento no podría conseguir una mejor que ia de burócrata cosa para la que si no se necesita ser bachiller si se exige el arte de la escritura clara y hermosa. Algunos días con un profesor pendolista bastaron para que pudiera llegar a las oficinas de la compañía Aguila y Sol, y pasar después la Administración Municipal, donde se distingió como un perfecto empleado, Como todo buen empleado público llegaba su oficina firmar la hoja de presencia para salir de nuevo las doce ir encontrarse al café del Gaz, calle de Rivoli, con muchos de sus amigos. Luego, volvía a partir haciendo estación sucesiva en todos los cafés del camino de su casa, modo por el cual contrajo para siempre el fatal vicio de la bebida. Su temperamento, sin voluntad alguna, no pudo reaccionar, y su imaginación perezosa también tuvo necesidad de estimulantes que, por desgracia, supo hallar en los espirituosos.
El círculo de sus relaciones en que se encontraba con Cappe, Catulle Mendés, Anatolio France, Prudhomme, Heredia, etc. era puramente literario.
Las frecuentes conversaciones, y sus lecturas con su amigo Lepelletier afirmaron su genio, y sus primeros versos aparecieron en El Arte, periódico de Javier de Ricard. Presentado mas tarde por sus amigos al edictor Lemerre publicó su pri2775
Este documento no posee notas.