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Para doña Julieta de Me. Gregor De codos sobre el antepecho de una de las ventanas de esta triste cárcel, abri su libro; es pequeño, diminuto: como para ser hojeado por delicadas manos de alguna rubia mujer. De fuera llegaba mí un confuso rumor de voces infantiles y allá lejos se apagaba poco a poco el ruido ensordecedor de un tranvía que bajaba camino de la Sabana.
Comencé leer. Almas de Pasión el drama terrible brotaba de las páginas impregnadas de dolorosa angustia.
Rafael. Mauricio. Beatriz. El amor en besos y lá.
grimas, dudas y dolores, vive en sus almas. Es el amor. El mismo de siempre, con sus alas de pájaro invisible de trinos mágicos.
Hay en esa rápida tragedia que pasa ante los ojos dejando el alma herida de una emoción intensísima. una ráfaga sandeauniana, que recuerda la gran creación del novelista: Mariana.
El estilo joyesco, cincelado, del librito: el ritmo de su prosa, fluída, mansa ratos, venenosa veces. y se puso recibir el beso de su aliento. llevan al alma un encanto supremo al par que una tristeza infinita.
La tonalidad, el color, la plástica, son la intensidad amarga. Da la sensación de armonía, de vida; sus tipos de psicología admirable se mueven en escenario adecuado.
Me retiré de la ventana. Se ha apagado en este crepúsculo otoñal el confuso rumor de voces infantiles: los tranvías envueltos en su ruído ensordecedor. continúan pasando camino de la Sabana. cerré el libro, pequeño, diminuto, como para ser hojeado por delicadas manos de mujer rubia, en una hora de verano.
Dentro del alma se enseñorea una nueva impresión: pasa el perfume de nuestras bellas costumbres antillanas, donde la aristocracia.
junto al arte el trabajo, forjan to como extraño matrimonio. Oh.
amiga mía. Porqué no canta nuestras viejas costumbres. Es que la distancia y el tiempo pasando amortiguaron en su corazón aquel sabor único, que enbriaga una vez gustado. Es que su mente al evocarlas no las ve venir envueltas en el manto azul de los recuerdos gratos?
Yo aspiro poder cantarles algún día. Entonces, y en pago de su. Almas de Pasión. pondré sus plantas mi espada aventurera, y mi lira, en cuyas cuerdas vibra en este instante un nocturno desolado.
Emilio Zeller Cárcel de San José, 16 de octubre de 1907.
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