Guardar

Panamá: lo que no falta quien con teste que tampoco es grande la muestra de tolerancia y humildad cristiana dada por Su Santidad.
No es posible desconocer la poderosísima influencia de las conferencias de La Haya en favor del desarme y de la paz. para convencerse, nada como haber asistido a la gran parada que días pasados se celebró con toda solemnidad en el campo de Tempelhof que es, como si dijéramos, la Sabana de Berlín. ahí va una nota pintoresca.
El día a maneció espléndido brillando un hermoso y radiante sol.
Aquí había de haber estado el melancólico Rafael Angel para ver si se le quitaba un ratito la nirvana. El cielo completamente despejado y azul, cosa rara en este país: las calles llenas de gente que esperaba con alegre ansiedad el paso de las tropas al compás de bélicas marchas; los edificios engalanados con banderas y el trayecto y cercanías de Tempelhof. custodiados por la policía con un rigor que allí hubiera querido yo ver Don Maximino! Las tribunas rebosa ndo gente: los establecimientos públicos cerrados inclusas las escuelas, de Universidad abajo, para que los jóvenes estudiantes pudieran ver y admirar su Emperador. la hora reglamentaria aparece la familia imperial de Guillermo, casi tani numerosa como la de Gerardo: las tripas, digo, las tropas dan los tres hurras de ordenanza; las músicas aturden los oídos con el himno nacional: las banderas de los regimientos se despliegan y la alegría y el entusiasmo salta y corre, como una chispa eléctrica, de las que usa Brunetti, entre el gentío ármase una gritería con la que no tiene comparación la de los chicos y chicas del Edificio metálico: suenan los clarines y. vaya un disparate que iba a decir. llega el Monarca montado en un hermoso caballo y seguido de una comitiva atroz, por lo numerosa; pasa revista los regimientos que autonómica. digo, automáticamente obedecen las órdenes de sus jefes y después se hace el desfile por delante de Su Majestad que pega su sien derecha la mano ídem para no tener que subirla y bajarla la mar de veces.
La variedad de wiformes, los galones, las conderaciones y los relumbrones de toda casta y matices echan chispas los rayos del sol y dan la fiesta un aspecto solemne y magnífico. Los nervios se ponen en tensión, hierve la sangre, se enrojece uno de entusiasmo y se siente tan guerrero, tan guerrero que dan ganas de irse La Haya y emprenderla pescozones con aquellos farsantes. Qué serían de las glorias y de los laureles y de las historias y de los heroismos y. de los fabricantes de armas y galones si triunfasen las ideas de los conferenciantes?
Mentecatos!
Perico Flurón Berlin, 20 de septiembre de 1907.
2802

    Notas

    Este documento no posee notas.