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El capitán, saliendo de su estupor, se acercó al reo y quitándole las esposas y los grillos le dijo con dureza: Eres libre, vete. Nadie le ayudó bajar de la balanza El miró largo rato su esposa, la alegría de la vida y la libertad ahogaba en aquel momento en él, el remordimiento y la pena; no obstante, avergonzado, con la vista fija en el suelo, tomó el camino de la ciudad. la muchedumbre se hacía un lado, mirándolo con desprecio. el sol, como aureola de luz y libertad, envolvía a la humana y tronchada flor, en la grandeza de su Redención. Gulieta de Mc. Grigor Amor encendido (Para Páginas Ilustradas) veces en la aparente quietud en que dejo correr mi vida, halagado por una esperanza que talvez no ha de realizarse, pienso en que un día. oh, día infausto para mí! bastó sólo tu presencia para quitar mi sueño y herir mi corazón con un amor loco y febril que en vano trato de olvidar con mortificaciones.
Desde que por primera vez apareciste ante mis ojos, no fuiste la dulce consoladora de la vida, la hermana delicada y afable del alma en primavera: no apareciste para decirme que había una ruta de paz y bendiciones para el amor acendrado y vivificante, nó: a pareciste con una llamarada de locura divina en los ojos, tentadora, dominadora, llena de un prestigio maligno como una rosa infernal. Así te amo con el poderío de tus encantos de Venus, sintiendo que cada latido de mi corazón es una punzada que agota mi pobre juventud, con languidecimientos ideas tristes.
Sé que eres una perdición para cualquier hombre. El vino de tu amor a la vez que es dulce y jugoso como un elixir de vida, llena de locura el corazón, martirizándole y quedando éste, por siempre sumiso y débil ante tu hermosura.
He pensado en todas estas cosas tristes y dolorosas, y he comprendido que soy un enfermo incurable: tiemblo ante tu presencia como una débil hoja agitada por el viento: te amo y la vez también te temo como un precipicio. Tú has agitado en mí fibras ignoradas y has puesto en mi corazón el sello de las grandes esclavitudes irreparables.
Tu amor me embriaga como un aroma perverso que llevara el secreto de los humanos designios.
He pensado en todas estas cosas tristes y dolorosas que arrastran hasta el sacrificio y el crimen, y más me convenzo que soy un pobre enfermo incurable. á pesar de todo, te busco y te sigo por doquiera.
Carlos Rigo Colombiano 2807
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