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En el baile Para Páginas Ilustradas La orquesta arrancaba de las dormidas cuerdas, aladas armonías que se esparcían por el aire llenándolo todo de gorjeos. Las parejas danzaban: aquello me parecia un baile de mariposas.
Yo, sentado junto mi novia, la miraba lleno de amor. Luis. me dijo. yo quisiera saber lo que es amar.
Sí. le contesté confuso. Yo quisiera saber qué es amor. Amor eres tú. repliqué rien lo.
Yo quisiera. estar enamorada profundamente, como la Claudia de tu novela, quisiera tener fiebre. Oh. exclamé con tristeza mi lado eso es imposible, soy tan frío que no puedes amarme. Qué dices?
Nad te comprendo Ella sonrió tristemente. Nos levantamos y apoyando en mí nerviosamente su brazo, fuimos a la cantina.
Yo no tomo nada dijo. Por qué?
Me hace daño. Ah! sí, tienes razón, porque yo te lo ofrezco.
Ella rió como si se gozara en martirizarme.
Pues yo si tomo Tienes veneno. pregunté al cantinero.
El criado sonrió maliciosamente y murmuró: sí.
Trae entonces una copa de veneno.
Neda sonrió.
Trajeron whisky, yo apuré la copa, pero era demasiado grande y no pude vaciarla. La dejé sobre la mesa, miré Neda, miré tristemente la copa y le hablé. Copa de veneno, tú me amas, Neda no me ama, yo no debo vivir.
Ella entonces apuró las heces de mi whisky y repiti, mis palabras. Tú me amas, licor, él no me ama, yo no debo vivir.
Luego nos levantamos.
Tú crees en mis palabras. dijo apoyándose en m: brazo nerviosa En todo lo que me digas. Ingrato!
Pero si tú. Calla. Te amo. Entonces. Nada, te amo. Si, asi como tú son todas las mujeres. murmuré algo turbado. entramos al salón.
mente.
Luis Dobles Segreda Heredia 3195

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