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El Dios del Inca «Vuestro Dios, según dices, fué condenadok muerte por los mismos hombres a quienes había creado; pero el mio, añadió senalando su deidad que entonces brillaba sobre las montañas, el mío vive aún en los cielos y desde alli vela por sus hijos.
Atahualpa Fray Valverde, ante Pizarro dijole Pizarro: Destrona esas deidades al cacique Atahualpa, monarca del Perú. echa a tierra los ídolos de aquesas heredades, esos dioses no tienen ni poder ni virtud Nuestro Dios es eterno, omnipotente y grande, cuando lo intlama la ira, la tormenta es su voz: para su plinto es baja la magnitud del Ande, en el Calvario un día por nosotros murió.
Centellaron los ojos del indígena noble, señor de las grandezas del indio de Yucay; irguió su joven torso, como si fuese un roble, y contestó Pizarro con grave claridad: Mi Dios jamás ha muerto y no lo ciega la ira y el monarca del Cuzco su diestra levantó. contemplalo le dijo desde el cenit nos mira y en su bajel pasaba por el cenit el Sol. Desciende hasta las Pampas va la cordillera y viaja sobre el lomo del céfiro o del mar: desata en el espacio su tibia cabellera, desde su imperio un día envió Manco Capac.
El baja de sus campos en tiamas en efluvios y pone en mis palacios banderas de rubí; él dora las gramíneas y los penachos rubios de la palmera tórrida y el cuarzo del maíz. 3970
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