Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
PÁGINAS ILUSTRADAS 3829 on ni: er 0, Fio tede el es de raJos as.
or ias lledo no El cambio, la belleza del lugar, la tranquilidad del asilo, la eficacia del tratamiento, lo que fuera, obraron favorablemente en el ánimo y en el cuerpo del enfermo, que a mediados de enero reflejaba en su semblante llegando a hacerme esperanzar mi la animación propia del que se siente renacer después de verse en la impotencia.
Desbordóse entonces aquella tan poderosa fantasia, traduciéndose en planes cual más elevado y grandioso. Había que llevar Costa Rica Hermanas de la Caridad de la misma asociación religiosa que las que le asistian; era preciso que el Gobierno de la República concediese una recompensa especial a favor del médico que tan acertado había estado en su tratamiento. Revoloteando aquellas ilusiones sobre la edición de Concherias, apenas empezada, la convertían en una obra especialísima de gusto artistico y de habilidad tipográfica. La carátula había de ser dibujada por Apeles Mestres; la encuadernación original y completamente separada de todo lo conocido; el papel, en unos ejemplares, japonés, en otros, de un satinado tan raro, que no le llegaban satisfacer ninguna de las muchas muestras que se llevaron.
Saltaba aún aquella versátil imaginación y se veia visitando literatos y poetas de Barcelona; concurriendo Ateneos y Clubs; yendo Madrid saturarse, en compañía de Rubén Darío el diplomático, de la vida de bohemio; ofreciendo Segarra, el padre del viajero autor de Costa Rica, pasar en su compañía unos días para conocer la hermosa Sultana del Mediterráneo; esperando la primavera para ir a San Hilario cobrar por completo el saldo de salud, que ya entonces seria escaso, y en pleno revivir, dedicarse la caza y todo género de sports higiénicos; y mil y mil cosas más, y mil proyectos. fines de aquel mes, consultado por mí previamente el Doctor León y Luque, quien hasta el último momento luchó con la enfermedad y con el enfermo y cuyo Doctor quiero también hacer constar aquí la mucha gratitud que le debo propuse Aquileo proporcionarle todas las facilidades para regresar Costa Rica, embarcándose el 10 de febrero. mis Concherías? preguntó.
Yo cuidaré de ellas contesté. Pero no hubo manera de convencerle. Creíase ya en camino firme; y yo, que no participaba de sus optimismos, llegué legitimar entonces el dictado de viejo gruñón. Quise imponerme; pero quién se imponia, quién luchaba contra aquel carácter suave de toda suavidad en la forma, pero recio, persistente, granítico cuando una idea, que se empeñaba en realizar, germinaba en su mente?
El ansia de vivir, la nostalgia de la vida libre, completamente libre, dejando al espíritu y aquella imaginación pletórica de ideas y proyectos, toda una inmensidad como esperanza. eso en junto y revuelto le perdió.
Quiso ir de prisa, más de prisa de lo que la Ciencia cautelosa y la Amistad desconfiada le permitían, y aquel cuerpo, aquel organismo semi agoba, minci no neajeta spiverá la ante Trai
Este documento no posee notas.