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3992 PÁGINAS ILUSTRADAS Importante carta Mérida, Yuc. de junio de 1909.
Al Sr. Próspero Calderón San Jose.
Estimado amigo y colega: Tras mucho pensarlo me atrevo externar hoy un pensamiento que acaso sea tenido como extravagante, por lo im.
practicable que a primera vista parece, pero que en el fondo quizá no lo sea tánto, si se tiene la buena suerte de encontrar hombres de buena voluntad, y elementos de ayuda material, que no faltarán, si, como es de esperarse, se conprende y sabe avalorar el beneficio de la obra que se propone. uno de esos hombres de buena voluntad es usted, indudablemente, y por eso usted me dirijo.
El pensamiento es este: Efectuar un gran Congreso latino americano; y seria, si tal ensueño mío pudiera realizarse, esa próspera, libérrima y culta Costa Rica, el punto mi juicio más apropiado, para efectuarlo.
Celébranse cada paso Congresos de todo género. por qué no efectuar uno literario, si puede ser de trascendencia para el cultivo, desarrollo y mejoramiento de la literatura hispano americana. por qué no procurar llevarlo a efecto, si ese mejoramiento y desarrollo debe preocupar nuestros gobernantes y hombres pensadores. Creo que varias causas pueden ameritar, si no la necesidad, la conveniencia, cuando menos, de tal reunión.
Hasta hoy la literatura hispano americana ha sido calumniada por los escritores de allende nuestras patrias, en el sentido de que no es más que un producto de otras literaturas, de la francesa y la española, especialmente, y se la despoja de to da personalidad iniciativa. Puede, en efecto, haber sido hasta hace algún tiempo, a manera de un cliché de literatura española, lo que es muy fácil de explicarse, puesto que fué uno de tantos tributos forzados de la conquista. Pero ya no lo es, pese a quien pesare, y no solamente ya no lo es, sino que hasta por un fenómeno de natural evolución y revolución, comienza ya a manifestarse todo lo contrario; esto es, cierta influencia, que no negará ningún ojo avisor, sobre la nueva generación hispana, de nuestros literatos de más nombre, como Darío, Lugones. En cuanto a lo segundo, cierto es también que hubo un momento en que, más que ningunos otros, el pensamiento y modo de hacer francés, se reflejaron gran.
demente en nuestra literatura, cosa también explicable, ya que de esos tanteos se llega la orientación definitiva. Pero juzgo que también eso ya pasó, y que por más nuevos que sean nuestros países, por más tributarios que hayan sido de otros por la fuerza de la lengua primero, por la ansia de redimirse de ese vallasaje, después, anhelando nuevos horizontes, el mundo latino americano tiene ya una literatura muy propia, joven, sí, pero por lo mismo con el vigor, florecimiento y acendrado perfume de su juventud.
Pero nada de esto ha bastado, ni parece que bastará, por hoy, para que la producción literaria de los paises latino americanos sea justipreciada, conocida siquiera, fuera de nuestras respectivas patrias, excepción hecha de España, con la que, justo es decirlo, ya hay abundantes corrien

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