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PÁGINAS ILUSTRADAS 4051 de los que alardean si diario de leaders otras cosas, este hombre, digo, ha venido soportando desde tiempos la carga preciosísima si que abrumadora de su idea.
Hubo quienes le acompañaron al principio. No hay para que decir que muy presto se sintió solo, abandonado sí mismo, y con más, las críticas severas de quienes ahora le llamaban visionario, siendo así que enantes batian palmas en su honor.
Inútil empeño de la maledicencia calleje ra, que se propone aminorar un punto la gloria del Director de PÁGINAS ILUSTRA DAS, haciéndole aparecer como especulador del público. De todos es sabido que si el producto neto de la velada no se de dicó a favorecer una institución de benefi cencia, como fué el pensamiento primordial del señor Calderón, debiose sólo que el Gobierno se encontró imposibilitado para sufragar los fuertes gastos que demandaba la fiesta; y entonces se liizo ne.
cesario deducirlos del producto de la entra da, suprimiendo un las boletas de favor.
Será el de La Prensa Libre uno de los que se quedó sin dicha boleta cambio de ese ulular del decano periódico. cuán hermosos conceptos ha recibido el Director de PÁGINAS ILUSTRADAS, por el buen suceso que coronó su empeño tenaz!
Suceso que el público prociamo con la elocuente manifestación de sus aplausos, fallo único por que puede juzgarse de la legitimidad del triunto.
cromos. Manifestación de entusiasmo que nuestra diplomacia se adhirió, izando los pabellones de las nacionalidades por ella representada. El sol dardando flocos de oro, cual fulgida patena suspendida en lo alto, parecía como una hostia sacrosanta que celebrase el oficio divino de la Libertad. Al salir a la calle, una rálaga de vida nos apañó el espíritu. La ciudad se había engalado como una novia para las grandes solemnidades.
Nos dirigimos. La Sabana. L: Sabana! Verde esmeraldino reverberaba en s: anchurosa extensión. Hurras sonoros poblaban los confines. Una mul titud apelotonada seguia las peripecias del football, mientras la selecta sociedad desde sus asientos, alli en uno de los bordes, hacía comentarios de la primera lucha.
efectuada por los pugilistas de la Sociedad Atlética.
Merece nota de encomio el tesonudo profesor don Gustavo Luis Michaud, por el empeño que ha tomado en educar nuestra juventud en la ciencia que fue vi.
gor y triunfo en Esparta, esplendor en Atenas, admiración y predominio en Ro ma, en todas las cuales encendió el culto de la belleza fisica, no menos importante que el de la belleza moral, y que condenso ese hermoso principio que corre de boca en boca en la consagración de los más esenciales principios educativos moder nos: mente sana en cuerpo sano, Verda dera ostención de agilidad y de fuerza la que hicieron nuestros jóvenes liceistas, triunfando en la carrera, en el salto lo alto, en el salto lo largo, en la marcha forzada y en el salto de la perchia. Continúe el señor Michaud en su laudable afan y riase de todos aquellos que traten de depreciarlo, mientras no se le presenten como deben presentarse: gladiadoan listos para entrar en pelea, y disputar el premio otorgado a los victoriosos. Lo demás son ladridos de perros la luna. Del foot ball no hablaremos sino grandes rasgos, por encontrarse respecto de los Juegos Florales, hors concurs.
Los dos teams fueron integrados por verdaderos campeones. La partida revistio gran interés, y si se consultara nuestra opinión acerca de los victoriosos, diriamos que lo fueron, sin que pueda haber 2 SIS le ael.
lo in e.
ure OS Quince de Setiembre. los clarines de la aurora se acopló el retumbar de los cañones. La aurora fué nota soberbia, nuncio acariciador de un dia triunfal. De los cañones solo pediriamos una cosa: que los supriman. mais de que su restallar apagado impotente es una triste exhibi.
ción de cómo andamios en la ciencia de Krupp, no todos se resignan que un importuno cañonazo le despierte cuando con más amor se entregaba a las delicias de.
omito el nombre para no caer en flagrante cursileria.
San Jose, diríase una ciudad ducal, ce.
nida con el símbolo de sus banderas fla meando alegres en sus ástiles como si fuesen manos batiendo sus pañuelos poli

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