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PÁGINAS ILUSTRADAS 4179 Causas de la delincuencia infantil Para. Páginas Ilustradas Si el corazón humano se ha abierto los nobles sentimientos, abandonando aquella rigidez y tiranía que informaba el pensar antiguo, cuando de castigar un delito se trataba; si la especulación científica ha traído el derecho penal derroteros de bondad y altruismo; tal evolución se ha operado de modo decisivo, favor de los niños delincuentes, porque se ve en la mayoria de ellos casi la inconsciencia y una como revelación franca de vicios pasados de generaciones anteriores.
Se deben esos progresos, mi entender, desde que Roeder inició la idea correccionalista. Ella fué la que detuvo los pensadores analizar la conciencia cri.
minosa del niño antes que todo, porque con ser tan nuevo ese organismo, necesariamente tiene que ser más apropiado para adquirir la perversidad y también para dejarla.
En todas partes del mundo se establecen centros de corrección y de buena enseñanza a esos infelices seres abandonados de la fortuna en el albor de la exis.
tencia, y en todas partes también se obtienen altos promedios de éxitos alcanzados.
Para estudiar la génesis de la delincuencia infantil, tendríamos que repetir la ya tantas veces dicha del delito, y va que Ferris abarcó con su estudio biosociologico de tal fenómeno, todo lo que al respecto pudiera pensarse, lógico es que teniendo por base tales estudios, verdaderos directores del pensar moderno, también nosotros hagamos dentro de nuestro pequeño círculo, una excursión exploradora de las causas que producen nuestros pequeños delin cuentes.
Por gran suerte para nosotros es muy pequeña la estadística que tenemos en 11les delincuentes. Yo como Juez he juzgado muy pocos en siete años. He visto pasar una mayoría de raleros y conozco un caso aislado de asesinato, efectuado por un niño de 14 15 años, en un vieje.
cito. Este caso es el del verdadero criminal nato, de que nos habla Lombroso; el tipo perfecto de la amoralidad insensibi: lidad. Con la mayor sangre fría, ultimo traición la víctima y tuvo después el ánimo suficiente para asistir a su entierro.
Nunca tuvo una lágrima de arrepentimien.
to y en la cárcel era el mis sereno. Pro.
vocamos muchas veces su superstición diciéndole que si no había sentido miedo después del acto no se le aparecía el viejo por las noches y siempre nos contesto negativamente y nos aseguraba que le había dado cólera cuando registró el cadáver y no le hallo sino tres o cuatro colones.
Tales casos son aislados como he dicho; pero no debe dejar de preocuparnos el que se haya presentado ya uno, porque indudablemente ello significa que el mal existe y que puede estar ya incubándose en otros seres.
El ambiente nos ha dado ya tal aviso y no debemos de ninguna manera permanecer impasibles ante tales amagos.
La sociedad, en cuyo nombre se admi nistra justicia, debe parar mientes en el asunto y como el confesante descarga su conciencia ante el sacerdote, debe decir ante el mundo sus pecados para obtener la absolución salvadora, verdadera albora.
da de la regeneración.
Han quedado detrás de nosotros veinte siglos, desde que la palabra de Jesús se dejó oir entre las muchedumbres, regando la semilla del bien, que hizo surgir más tarde los altos ideales de igualdad y fraternidad; de amor y caridad. Sus palabras, símbolos de la perfección, deberán servir

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