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PAGINAS ILUSTRADAS 85 lleve con ho!
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alguno sa espoleado er donde a yegüilla Eballos ha anhelosas que per Esta terrie ella misliano Me.
le usté pa le blasfeloco, por sos deseos, fatigados por la bestial su socorro y no logró que la otra solorgía, Aureliano y María Engracia. tara su presa, hasta que no le dijo: Un cabillo de sela de sebo chisporro. No ves que ahí traemos al tata teaba próximo hundirse entre la bo. amarrado por una muerte. tella que le servía de candelero.
La Cinco Pelos era, en efecto, ZoiEl débil cerrojo de la puerta cedió la, huida años antes de su concierto al empuje vigoroso de Julián y, antes con un policía de los de Orden y Seque Aureliano pudiera defenderse, gurilad: una tremenda puñalada le divilia la Todo lo confesó Julián al señor carótida izquierda; brotó la sangre en Juez del Crimen. Allí mismo se slicto espumoso chorro y una voz de angus. el auto motivado de prisión y el reo tia infinita hendió siniestramente los quedó comunicado.
aires en el silencio de la noche, vol No bien el corneta de la Cárcel haviendo el pesado cuerpo a desgajarse bía alborotado al vecindario desperentre la cuja. María Engracia, quien tando a los dormilones con su toque el terror prestó alas, saltó por encima de lista de siete, cuan lo una viejecilla del agonizante y se lanzó dando alari enlutada y llorosa, cubriéndose la ca.
dos por entre el caietal.
beza llena de canas con el rebocillo Acudieron los peones de la hicien he ho girones y llevando bajo el hueda con realeras y linternas y lograron sudo brazo una sucia cobija de lana desarmar al asesino que seguía apuna colorada, se acercó tímidamente al leando su víctima con sana fiera, Alcaide y con temi lorosa y humilde lanzando imprecaciones espeluznantes voz entrecortada por los sollozos, piy carcajadas aterradoras.
dióle permiso para ver al reo y para entregarle, pás de la cobija, un meilio escudo que trabajosamente desaAmarrado a la cola del caballo del nudaba de una punta de su pañuelo Juez de Paz de La Uruca y rodeado de hombros.
de una fuerte escolta de mocetones Eche acá la plata!. empubien armados, hizo su entrada a esta jándola groseramente hacia la sala de ciudad el reo, en la inanana del do visitas, en donde el reo conferenciaba mingo; cerraba la comitiva la impro. con un taimado tinterillo, exclamó: visada camilla de tijereta en la que el. Conitrillo:. esta vieja quiere cadáver de Aureliano era transpor hablarte; es algo tyo?
tado.
El reo alzó rápidamente los ojos, Ya en las cercanías de la cárcel, pero al reconocer a la intrusa, sin ledos mujercillas agarradas furiosamen vantarse siquiera recibirla, con aire te de los moños, se revolcaban en el indiferente y fatigado, contestó: hediondo caño, cubriéndose de araña.
zos y de denuestos; la Cinco Felos, Sí, señor; es la propia. enclenque y desmedrada, llevaba la OLIELM ABER peor parte; uno de los de la guardia, que la conocía, acudió presuroso en San José, mayo 1o de 1909.
10 del río be; la luna erno menlos negros de horno elo; el esViejo bostilados del capa de solemnee los cuajiojas despeel pasado on sus heque otra funerario alumbrannaban los estrellaban ido de los sarna.
la hacienan entrelavoluptuo

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