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ACTUALIDADES La impasibilidad de la Naturaleza maneja la pluma del Magistrado y la espada Las chiquillas aquellas de Cartago, Guier deshacerse, sin que tú, mueras, te prueba, en del militar lo mismo que don Quijote, Paco y Mata, que representan los romances de suma, lo contingente y subalterno de cuantas catástrofes mundiales contristan quién sabe por Soler o Asdrúbal Villalobos, habíamos sos nuestro Aquileo Echeverría son algo muy qué el corazón del hombre!
pechado la presencia de sangre española. de aquí, como el picadillo de chayote, co La muerte no existe. Es una ilusión. Por no Pero en la chica la sospecha desaparece; mo los pejivalles, como los apellidos de los creerlo asi, nos angustian tanto las guerras y hay es una seguridad. Qué salmuera. Dios que asisten a la tertulia de La Información quien se siente tentado de acusar a Dios de cruelSanto! Ni en la mismísima tierra de la Ma si hemos de dar crédito a Modesto.
dad porque «permite» tales cosas.
La muerte y la vida no son más que dos fases, carena en persona! Empezar ella a bailar una ¡Cuánto hubiera gozado el pobre Aquileo dos formas de una vida que no vemos, de una seguidilla y aparecer el diluvio universal de los viéndolas!
vida superior que hay en cada uno de nosotros, sombreros, todo es uno. Por mi palabra que Pero ni ese gusto pudo darse.
independiente de este flujo y reflujo de los nacimientos y de las agonias.
si pusiera una tienda de sombreros para prote. que me pongo quejumbroso?
Ni nacemos cuando venimos al planeta, ni moger a los pobres y los vendiese a precio de No importa, Zelmira, no importa, arrui rimos cuando meten este cuerpo que ya se ha costo, estos no salían de apuros, vive Dios. nenos, acabe de arruinarnos, pero denos más transformado en treinta o cuarenta años incontaUn consejo para Clementina: no se le acer veladas.
bles veces en un ataúd.
La menor catástrofe de conciencia, el menor que mucho nunca a la sopa de su casa por Eso sí, como la del viernes.
conflicto de orden moral, es superior a todas las que no van a poder comerla de pura salada.
ARMANDO SUE DE LIS conflagraciones, a todas las guerras, a todas las matanzas. Si, dirás: la muerte no existe; pero se muere con dolor. El dolor si existe. Quién sabe, te respondo, si el dolor no viene sino de esa insistente e ilusoria identificación de propósito de la primavera no es ni una conciencia ni un alma ni nada que nuestro yo con la parte inferior de nuestra natupodamos nombrar y definir. Quién sabe si El raleza. Si te convencieras como un Anaxagoras, Un amable cronista de Le Temps, el habitual əs sólo una ley!
como un Epicteto, de que tú no puedes sufrir autor de «La vie a la campagne, Cunisset Car. El Universo padece, pues, en nosotros, se con los dolores que te asaltan; de que estás más not, reproducia, hará apenas una semana, cierto retuerce con nosotros, solloza, gime, espera o allá del dolor, sobre el dolor, inaccesible al doviejo tópico, muy traido y llevado siempre que la desespera, ama u odia con nosotros, y es un lor. entonces no te quedaria más que una pocatástrofe, material o moral, se enseñorea de la contra sentido pedirle fuera de nosotros lo que sibilidad de sufrimiento: el del espiritu, el de la vida. Este tópico es el de «la impasibilidad de en nosotros mismos está realizando!
conciencia, de que te hablaba arriba, y aun éste la Naturaleza.
Alguna vez me he quejado yo (en verso. de se iria depurando y simplificando hasta que no «Tantas desgracias decía. tantos horribles que algunos crepúsculos prodigiosos no fuesen pudieses sufrir más que de una cosa: de no poder duelos, tantos inapaciguables dolores, desenca contemplados acaso más que por mis ojos. Que conocer la verdad. Pero al propio tiempo que denados en nuestros corazones por esta espanto ja absurda. Los ojos de cada hombre son los ojos este sufrimiento, te vendría una idea consoladora: sa guerra: y la paradoja de que no podemos del cosmos. El cosmos se mira, se contempla que si no puedes conocer ahora la verdad, es juscomprender nada de la indiferencia de la Natura con la mirada de un hombre cualquiera, y desde tamente porque te has identificado con tu cuerpo, leza para con nosotros parece afirmarse más el momento en que un ser contemplativo ha sido con lo exterior, con la vida ilusoria; que la vercompletamente todavia ahora que antes. Han testigo del lujo y la opulencia de un ocaso o de dad está dentro de tí, y que la muerte, al romper vuelto las sonrisas de la primavera con su cauti una aurora boreal, el espectáculo ha tenido «tea la malla de la ilusión, te deja solo delante de ti vador encanto, su dulzura, su generosidad. El tro pleno.
mismo, y, por tanto, solo delante de la verdad.
retorno de la bella estación, radiante de sol, vi.
Fuera de este dolor de no conocer la verdad, brante de calor, bajo un azul maravilloso, ha El corazón de la Naturaleza no puede haber ninguna pena para el espíritu.
sido más encantador que nunca. y los rios de En la mansa noche de luna, los hombres se La guerra, rompiendo brutalmente centenares sangre inundan la tierra, que triunfa luciendo su nuevo vestido y acentúan esa cruel contradicción, matan. Suena el tableteo seco de la ametrade miles de estas mallas de los sentidos, coloca lladora. El cañón sacude y atormenta el aire.
muchas almas frente a la verdad. La guerra mostrándonos que en este mundo impasible que nos rodea nada hay para nosotros que se parezca No hay un pedazo d: tierra que no esté removido produce la muerte con más eficacia que otros muchos incidentes planetarios, y es, por tanto, a la piedad. y bañado en sangre, y del inmenso campo brota el dolor como una rosa de misterio.
una maravillosa desnudadora de almas. Cuántas veces, lector, has oido esta queja! No quiere el hombre aceptar la aparente (ya vereUn hombre, en medio de toda aquella angustia, Mientras el mundo, mientras el Universo perpiensa. la luna impasible que rueda por el menece al parecer impasible, y fulgura la plata mos que lo es) impasibilidad de la Naturaleza ante sus dolores. Se cree de tal manera el centro éter, como bola de plata! las estrellas suaves de las noches y radia el oro de los días verade la creación, que le parece muy natural que que titilan y la brisa que suspira, y en un soto niegos, silenciosamente, misteriosamente, algo se levanta invisible del cuerpo de los muertos seésta se vele de tristeza con su tristeza, llore con no lejano, indiferentes a la safia de los hombres, sus lágrimas, ruja con sus cóleras y se amanse y dos ruiseñores cantan. La Naturaleza no gados por la metralla, una conciencia més lúcida endulce y llene de luz con sus sonrisas de feli conoce la piedad!
y serena, depurada por el dolor. esta conciencidad.
Injusta queja! La Naturaleza se encoge de cia que nadie ve, pero cuya acción irá sintiendo ¡Singular pretensión!
piedad en el corazón de aquel hombre bueno!
el planeta, és la propia conciencia de la Naturaleza.
Veriamos a las fuerzas todas del cosmos en un El corazón de aquel hombre es en tal instante el corazón de la Naturaleza!
AMADO NERVO perenne cataclismo, en una constante cólera, en continuo sacudimiento, porque es a saber que La armonía jamás, en ningún instante, la Humanidad ha sido feliz ni ha estado en paz. El ciclón, la tormenta. quién se le ocurriria pensar: yo estoy tris Cuentos grises las erupciones volcánicas, las marejadas, serian te y mi dedo meñique sigue tan sonrosado como la regla general, si había de concordar la Naturaantes? Yo me muero de pena y mi cabello (o iti.
leza con el variable espíritu de los hombres.
nua tan rubio y tan ensortijado como siempre!
Los deliciosos cuentos de don Carlos GaMás aún: yo sufro pasión de ánimo y mi rosUn sabio y el redentor gini en las Ediciones Minúsculas, se pondrán tro, visto en un espejo, parece impasible Se cuenta que hace mil ochocientos ochenta ¡Y qué fuera de ti, oh hombre, si a cada pena a la venta esta semana.
y tres años, un sabio que meditaba a la sombra moral se retorciese y angustiase cada una de Esos cuentos son: de un árbol, en un rincón perdido del vasto imtus entrañas, cada uno de los miembros de tu perio romano, vió de pronto obscurecerse el cuerpo. cada cabello de tu cabeza. Bien está Paris, Espiritismo, La leyenda del sol. sintió temblar la tierra. Un viento an que ellos sigan su labor de vivir, independien prestamista, La bruja de Miramar, El tesogustioso pasaba aullando temente de tu angustia, para que tú puedas, oh no habia para esto razón alguna aparente: ni prisionero del cuerpo, hilar tu tristeza invisible ro del Coco, El silbato de plata, Marcial Hiuna nube en el cielo, ni un posible eclipse, pues y sentir asi el llamamiento del edén lejano, del nojosa, El secreto de Lelia. Precio: 0. 25 que acababa de llenar la luna.
cual has venido, del cual no debes olvidarte!
La Naturaleza en aquella hora de la tarde paPor lo demás, tú, sufres, tủ, que no eres ni recia retorcerse y angustiarse por primera vez en tu dedo, ni tu cabello, ni tu rostro, y eso basta!
la sucesión de los milenarios.
La viruela podria deshacer tu cara; el cuchillo El sabio sorprendido exclamo. bien el mun del cirujano podria cortarte brazo y piernas. Podo se desquicia, o el autor de la Naturaleza está dria extinguirse la luz de tus ojos. tú, sufriendo. sin embargo, estarias alli. Tu «yo» no sufriría en el número 18 de Coleccion Eos, Justo a aquella hora, en una colina pedregosa, merma ninguna y continuaria sufriendo. supor si lo pasó desapercibido, el hosca, reseca, un hombre desnudo, clavado en friendo mientras carne que fué tuya se disgre.
una cruz, exclamaba trágicamente: gaba insensible debajo de la tierra. artículo titulado El Mensaje (repa«¡Eloi, Eloi, lammasabacthani. Pues así es tu alma con relación a la Naturaleros sin importancia. Le interesa. Dios mio, Dios mío, por que me has desam za. La Naturaleza no existe sino porque existes parado!
tú. Nada importa que el mundo se modifique a cada instante Nada importa que todos los asEl dolor, la angustia, la melancolía tros se deshiciesen después de estrujamientos LEA USTED prodigiosos. Si tú quedabas en alguna parte para En realidad no nos damos cuenta de una cosa; sufrir y gozar, la Naturaleza estaba alil, contigo, de que nosotros mismos somos el dolor, la an donde tú estuvieses sufriendo o gozando.
gustia, la melancolia de ese Universo, puesto Mira cuán grande es, pues, el privilegio de que somos nosotros mismos su conciencia. tu Yo, y cómo esa supeditación y esa importancia (Cuentos de la guerra)
Dios ha hecho de nuestros ojos los ojos del secundaria de cuanto ves; hasta de muchos de Universo, de nuestra alma su alma; pues que El los miembros de tu cuerpo, que pueden morir y Imprenta y Libreria Faloo Borrasé Busque Busque Usted LAS VÍRGENES LOCAS Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.