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Situadas en calle 8a. 50 varas al Sur casa don Máximo Chavez VEALO ENSEGUIDA CRITICA DIARIO DE LA TARDE Año Viernes 28 de Agosto de 1931 No. 58 HOMENAJE DE CRITICA JUAN SANTAMARIA 1831 1931 Ante el Soldado Juan El Homenaje al Soldado Juan PRESENTE ARMAS LA CIUDADANIA COSTARRICENSE Del marco sangriento de nuestra única guerra internaccinal, sin ruido de metralla ni estruendo de clarines, emerge, pura y simple, la figura modesta de un soldado, de un humilde tambor, de un número cualquiera de las tropas costarricenses que fueron a combatir la invasión bucanera de Walker a la nación hermana y vecina, Nicaragua ¿Quién fue ese soldado y qué hizo? No hay un costarricense que lo ignore; en la ciudad de Alajuela el bronce eterniza la heroicidad del gesto que le hiciera inmortal; su recuerdo convoca, en un día como hoy, la voluntad y el pensamiento y los inclina en profunda reverencia; y el nombre de aquel Juan humilde, florece en simbolo venerando, en suprema y luminica concreción del alma nacional. Las voces de miles de niños, en la mañana radiante, dan a la brisa la vibración y el eco de un himno, y en la estrofa que lleva el viento va homenaje de un pueblo de labriegos a otro labriego que supo LA TOSCA HERRAMIENTA EN ARMA TROCAR. esa es su gloria. La simplicidad de su gesto, cuyo recuerdo se renueva todos los años, como un maravilloso resurgimiento de la conciencia nacional, para recordarle a los costarricenses el deber tienen de defender, aún con el sacrificio de su vida, sus libertades públicas, la tradicional libertad de este suelo, la integridad inviolada de su soberanía, la extensión intocable de su territorio Ofrendar la vida, en voluntario holocausto, sin la dramaticidad de las grandes acciones, levantando en la diestra la tea que incendia el baluarte de un imperialismo de sangre y rapiña, sin odio para nadie y sólo amor para la patria amenazada, es y tiene que ser el simbolo de nuestro amor a la paz y a la libertad como pueblo independiente y soberano.
CRITICA hace hoy este homenaje a la figura humilde del Soldado Juan, y ofrece esta edición a la noble y altiva ciudad de Alajuela, y da las gracias a don Luis Dobles Segreda, Director del Liceo de Costa Rica, por su valiosa y desinteresada colaboración que ha dado realce y prestigio a estas páginas que gustosamente ofrecemos a nuestros lectores.
Los hombres necesitan en su peregrinación por la vida, levantar los ojos de la grosera materialidad que nos circunda, para posarlos en un ideal superior; y los pueblos, en todas las edades, se ha redimido de sus pecados de filisteismo o de sus instintos subalternos, glorificando y magnificando a las figu.
ras proceras que han simbolizado las virtudes máximas del he.
roísmo, en cualquiera de sus manifestaciones.
El culto a los héroes ha sido, desde el amanecer de la historia, la mayor devoción de los hombres; y la reverencia al ese culto ha estado en relación con el nivel de dignidad y de cultura de las naciones, a tal punto que las patrias que no han tenido un héroe auténtico lo han forjado en las leyendas de sus poetas.
Costa Rica tiene al soldado Juan como héroe suyo. Aquí nació, de nuestra gleba social, y por la vida de la Patria, valiente, noble y desinteresadamente, ofrendó la suya. los fulgores de su ten ardió el mesón en Rivas, pero esos fulgores, como en la perpetuidad de un civico milagro, siguen alumbrandoel camino de la libertad de Costa Rica.
La estatua que se eleva en Alajuela en el parque al cual bautizó con su nombre, nos lo representa como era: el hu!
milde soldado, el hijo autóctono de su pueblo su hijo epónimo. en la actitud resuelta de quien defiende el rincón en que le tocó nacer. Es el humilde campesino nuestro engrandecie do y ennoblecido en la pelea por el decoro y la libertad de su Patria; esta tierra fué su cuna y esta tierra se rasgó las entrañas para ofrecerle el lecho eterno. Pero si el soldado Juan no hubiera existido, si sólo fuera la exaltación de nuestra fantasia, bien haya el pueblo que, no habiendo podido produci un héroe de carne y hueso, se lo saca del alma y hace de él una creación espiritual, para personificar asi la admiración y el amor que merecen los que se sacrifican por la integridad, por la soberania, por las glorias o por la vida de la Patria.
Bien hace Costa Rica en glorificar como héroe nacional al modesto soldado Juan; asi patentiza una vez más, su esencia democrática. La misma Francia, la de las glorias eternas, no tiene como héroe nacional al arrogante Napoleón, tan grande en Austerlitz como en Santa Elena; tiene como símbolo de su patriotismo a la Pucela, La iluminada de Domremy. quien con todo el altruismo de su alma pura, desinteresadamente, combatió con todo ardor por la libertad francesa, Entre nuestros héroes, Juan Santamaria, como tallado en lapiedra viva del alma nacional, siendo el más humilde de nuestros héroes es, sin embargo, el más grande por su desinterés y por su altruismo, en gesto de epopeya que la historia reco.
gió y que los costarricenses amamos profundamente.
Fe de Bautismo Francisco Pereira, Vicario Foráneo y Cura de esta Parroquia, Certiifico en forma Canónica: que en el libro de partidas de bautismo, marcado con el número 5, al folio 63, se encuentra la partida que dice. En la Sta. Iga. Parroquial de la de Juan Nep. de la Alaj. a veintinueve de agosto de mil chocientos treintaiuno. Yo el Presb. José Ant. Oream.
Thete. de Cura de este Benef. Bapticé solemte. a Juan de Man. Gayego, nació hoy, mad. la Micaela Jiménez, a quien adverti su oblign. y parentc. espiritual y lo firmo. por ausente y como Cura, Gabriel Padilla.
Al margen dice: Juan de Es conforme.
Dada en la ciudad de Alajuela, a diez de setiembre de mil ochocientos noventa y uno.
Carlos JIMENEZ Juan Santamaría Don Ricardo a los alajuelenses FRANCISCO PEREIRA.
RODOLFO ARDON. Srio.
En el Centenario del Héroe Venís de una tierra predilecta en la estimación de la patria. En vuestra tierra hay una estatua y hay un culto; Ta sombra de esa estatua consagrada al héroe Santamaría se extiende sobre la ropública entera y su culto prospero en todos los nobles pechos de los costarricenses. su amparo, debemos estar siempre atentos, en perenne vela por nuestras libertades, por nuestros derechos y por nuestras normas republicanas. Con justicia os envanecéis de Juan Santamaría. Pero es que ese humilde soldado fué el único héroe alajuelense en la jornada gloriosa de la guerra contra los bucaneros? No por cierto. Un amigo mio me daba estos datos interesantes; en un documento de la época, una carta que escribia don José María Alfaro a su hijo, le de.
cía que de un batallón de 300 alajuelenses salidos de aquelle ciudad a los campos de batalla, regresaron apenas cuarenta y tantos. Los demás habían quedado tendidos de cara al enemigo a quien habían dominado en defensa de su hogar y de su patria. Pero de todo ese florecimiento de patritismo, la flor, el símbolo es Juan Santamaría, cuyo gesto épico es digno de las tragedias inmortales. Los hijos de los cioses mitológicos alcanzaban mediante sus esfuerzos la calidad de semidioses; lo que no vieron los antiguos fué este gesto del soldado humilde, del Erizo, del tambor del regimiento que, saliendo de las filas de tropa rasa, alcanzara en un minuto la estatura de un semidiós.
Juan Santamaría y qué significa para vosotros y para todos los costarricenses? Juan Santamaria quiere decir servirle a la patria hasta la muerte. hasta la muerte la sirvieron él y los gloriosos alajuelenses sacrificados en los campos que tante honra nos dieron y que afirmaron para siempre nuestra autonomía y nuestra santa libertad. La estirpe moral de los alajuelenses es la estirpe del soldado Juan. Las fechas centenarias de los sucesos salientes en la historia de los pueblos, suelen celebrarse más que por un impulso espontáneo nacido en el alma misma de ellos, por respeto a las fórmulas frías de la costumbre y la tradición Con ésta, destinada a elevar a la contemplación de un pueblo viril, la memoria gloriosa del más noble do sus símbolos, ocurre todo lo contrario. El tamborcillo, inmortalizado ya en la recia contextura del bronce, como nuestra patrie tuvo el alma acerada, y fuerte el brazo resistente el co.
razón, como cada uno de sus bravos soldados Allá, en la hidalga provincia, que con tanto orgullo lo alimentó en sus rcbustos pechos, está él, en pie, con el gesto altivo y la tea en la mano. Esa tea, que fulgura de contínuo, se halla encendida con rayos del mismo ciclo. No sólo representa el haz de llamas a cuyo calor se fundieran las cadenas de la esclavitud que amenazaba oprimir a la comunidad centroamericana. Esa tea es el símbolo permanente de la renovación que ha de arder como lámpara vo.
tiva en el alma de aquellos ciudadanos que pretendan mantener un constante culto a la egregia memoria del más genuino costarricense, el primero de los hijos de Alajuela: JUAN SANTAMARIA! Es cierto que los costarricenses tardamos bastante en rendir homenaje de veneración al Héroe, tal como lo exigía el sacrificio que llevó a cabo por la independencia y el honor de la patria y por la libertad de Centro América; pero eso nunca ha querido decir que el humilde soldado no hubiera existido o que hubiesen siquiera dudas acerca de su existencia El pueblo costarricense olvidó a su Héroe durante muchos años, embriagado con la herencia de gloria que él le legara, y eso es todo.
Allí está el bronce de Juan Santamaria en la plaza de Alajuela, alumbrando a la patria con su antorcha inextin.
guible; y a su luz y a su calor las almas encontrarán siempre respuesta a los que dicen que Costa Rica no es la misma tierra de creaciones viriles que arrojaron de su seno al aguerrido invasor; su luz alumbra a uestro pueblo como si viniera directamente del empireo, y a su influjo la matriz de la patria concebirá en todos los tiempos y a luz varónes que para ella vivan y que por ella mueran, bien si la agresión viene de afuera o si nace y crece en su misma entraña La antorcha de Juan Santamaría invita a todos los idealismos creadores y fecundos, y hace bien el pueblo en mantenerla allí, llameando siempre, como hace el pueblo francés con la del soldado desconocido. Su llama nos dirá siempre, a nosotros y a nuestros hijos, lo que dijo el almirante inmortal a sus soldados de Trafalgar; La patria espera que cada uno cumpla con su deber. El Rey Jorge Ja acaba de repetir al mismo pueblo inglés, y éste se siente electrizado y dispuesto a hacer igual cosa que hicieron sus abuelos. Juan Santamaría adivinó esa palabra, al empuñar impavido la tea, y ella sonará eternamente en los ámbitos patrios y hará que el pueblo costarricense, a través de todos los altibajos de su historia, cumpla estoicamente con su deber. No pide otra cosa nuestra condición de soldados costarricenses y de soldados de la humanidad. qué es MANUEL CASTRO QUESADA JULIO ACOSTA Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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