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EL BOSQUE DE LOS MIRTOS. Viene de la PAGINA La Tertulia deves, 31 enero, 1963 Diario de Costa Rica. 1e nunca la palabra. 12 ce un barco verde, al sol de honzales, el que és ma rios cambios surgieron en 12 e den de los potezuestros temes y de e enterracica mi vida y perdi de vista a eros afios to turbó en mi tros pesares. Para entretz. Tengo curios licia sin faltar a mi reso. la mirada al la voz Demos uniamos a pesado sabesio.
lución.
Me reconoció sin dificul. con el presente.
tad. Noestros recuerdos nos. Que deliciosa era tis. Pues voy a rendre He vuelto a ver a la seunieron y nos ayudamos ted le dije un dis gae Una noche hace mucho fiora de Gance en un bal. mutuamente e amenizar admirada. tiempo) un colegial sitio neario, en la montafia, es. con nuestras conversacioal mirarme tal emoción, que te verano. Medio siglo pe nes la vida monótona del Es cierto. me respon contestó: Si señor a uns sa hoy sobre la belleza que hotel dio sonriendo. Ahora que pregunta que yo le hacia.
me comunicó las primeras y soy vieja puedo decirlo: No hay prueba de admire.
las més deliciosas emocio Nuevos lazos se formaron gustaba mucho. Este re. ción que me haga agradado nes. Pero su belleza conserentre nosotros dos, y estos cuerdo me consuela de en tanto y satisfecho más que va tanto atractivo, aún, que lazos serán muy sólidos; vejecer. He sido objeto de aquel Si señor y la ma.
me hizo quebrar mi propó. 12 comunidad de cansan. homenajes bestante halz. nera con que fue dicho. No sito de adolescente.
cios y de penes la que los gueños. Pero lo sorprende. sé lo que me conturo, de Bueno dias, señora forma. Todas las mañanas ría a usted mucho si le dije buena gana lo hubiera be.
dije la señora de Gan. hablábamos sentados en se cuál e entre todos los sado en las mejillas.
Cuando alguien depende de usted.
Aquellos a quienes un la.
mentable amor ha hecho de recer en una cruel langui.
dez, vagan ocultos por los caminos misteriosos; y el bosque de mirtos extiende su sombra en torno suyo. el bosque de mirtos ex.
tiende su sombra. Ohi, bien conocía yo el bosque de mirtos, dentro de mí es.
taba! Pero yo no sabía có.
mo llamarlo. Virgilio acaba ba de revelarme con su nom bre la causa de mi mal. Gra cias a él supe que amaba.
Pero no sabía aún a quién amaba. Me fue revelado al invierno siguiente cuando volvi a ver a la señora de Gance. Sin duda han sido ustedes más perspicaces que lo fuí yo. Lo han adivina.
do; era a Alicia a quien yo amaba. Admiren mi fata.
Hidad. Amaba precisamente a la mujer ante la cual me había cubierto de ridiculo y que debía pensar de mi todo lo peor. Era cosa de de sesperarse. Pero entonces no se acostumbraba la de.
sesperación; nuestros pa.
dres, usándola demasiado, la agotaron. No hice nada terrible ni grande. No fui a ocultarme bajo las bóvedas ruinosos de un antiguo claustro; no paseé mi me lancolia por los desiertos; no llamé a los aquilones.
Fuf solamente muy desgre.
clado y me hice bachiller.
Hasta mi dicha era cruel consistía en ver y oir a All.
Vis y pensar: es la única mujer del mundo a quien yo puedo querer; soy el único hombre a quien ella no pue de sutrir. Cuando tocaba el piano, yo volvís les ho.
jas mirando los ligeros te bellos que notabes sobre u blancs no Pezo pu.
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