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LA REPUBLICA 25 El camino de Matina las mulas desatina que a las Por Guillermo Loria la Insaclable selva de Talamanca papopular en la Costa Rica colonial, un refrán para referirse al camino de mulas entre Cartago y Matina; El camino de Matina, que a los hombres acoquina y a las mulas de sa cina. lo cual puede dar idea, en la presente época de autopistas con sello asfáltico, de las terribles condiciones de aquella vereda más que camino.
Tanto temor inspiraba la via al Atlántico que, en la Relación del viaje del gobernador don Francisco Carrandi y Menán al valle y costa de Matina en 1773. puede leerse. Como en esta ciudad (Cartago) no se tenía individual noticia de que Gobernador alguno hubiese bajado al anunciado Valle de Matina, por lo trago80, despoblado del camino, ríos caudalosos y arriesgadas costas que trafican continuamente los zambos mosquitos y otros enemigos, se repicó solemnemente desde la oración en todas las Iglesias, terminando las campanas con rogativas, que uno y otro duró hasta las nueve de la noche, víspera del día señalado; y los sacerdotes dixeron mu chas misas aquella mañana por el buen suceso de este viage; alegres consonancias al punto y ansia fervorosa con que procuTo desempeñar la confianza de mis Superiores, que donde el temor milita fallecen y no se consiguen las graves operaciones, empresas y facciones.
Nada más propio para llustrar la temeraria aventura de transitar este camino de Matina, que ofrecer al lector un ex tracto del viaje del Gobernador Carrandi y Menán al famoso valle del Atlántico, donde miles de arbustos de cacao, prácticamente, producían la única moneda conocida en esta atrasada provincia de la Colonia Española. las 30 de la mañana del 17 de setiembre, año de gra cia de 1737, salió don Francisco de la ciudad de Cartago rumbo a la villa de Ujarrás, seguido de gran comitiva con setenta y una personas, posiblemente mon tadas en mulas y con treinta y tres más de estos animales cargados de impedimenta y municiones de boca. Incluida en el séquito iba una compañía de infanteria como escolta del alto funcionario las 10 de la mañana llegaron a Ujarrás, donde el vicario cantó una salve por el buen suceso de la expedición y, sin siquiera tomar una tacita de café, pues este fruto tardaría aún por lo menos sesenta años en producirse en Costa Rica, metieron espuelas a las bestias y llegaron al rancho de Santiago.
a la una de la tarde. Pasaron la noche reparando sus fuerzas en casa de don Juan Francisco de Ibarra El itinerario, a partir de este punto, fue el siguiente: Salida de Santiago el miércoles 18 a las 30 de la mañana; llegada al rancho de Turrialba, a las de la tarde, pasando por Quebrada Honda, Juan Viñas, Chiz y Colorado, estos dos últimos, rios.
Un acidente señaló esta jorna da: la caída en un precipicio de fondo pantanos0 del Sargento Mayor, don Pedro Antonio de Carrandi, hermano del Gobernador, y del capitán de escolta don Juan Antonio de Villar Hevia. Turrialba llegaron bajo un aguacero que duró tres horas.
El jueves 19 no se hizo jornada para secar la ropa.
Viernes 20 a las 30 de la mañana, salieron de Turrialba rum bo al Norte y llegaron al rancho de Guayabo a las 11. 30 a.
m, Pasaron grand fatigas y tra bajos en esta jornada a través de los callejones (desfiladeros)
de Yacuares, Piedra Azul y Tres Bocas, terminándose en el saje llamado El Cañaveral, don de Su Señoría el Gobernador, al caer su mula por un faralón, con arte de acróbata inesperado en un personaje de su importancia, atinó a agarrarse del follaje de un árbol y quedar colgando de una rama, del cual lo sacó a cuestas el capitán de los Pardos Ventura Barrantes, El horrible camino cobraba su peaje. Dos Sargentos Mayores también cayeron: el hermano de su Señoría, don Pedro Antonio, y don Juan Robredo, quien se Incorporó, volvió a caer, se enderezo de nuevo y dio otra vez con su huesos en el lodo, como esos gusanos que por sus movimientos se llaman medidores.
Veintiún personas besaron el lodo en este trayecto y el tenien te de Esparza, don José de Robles y Castro se le atascó el ma cho, y tuvieron que arrancarlo sacándole pata por pata. Con estos percances, sudorosos, em papados por la lluvia con las bestias chapotendo en el lodo, los expedicionarios se daban todos los diablos y los pesia a tal y voto a brios. interjecciones que en la época equivalían a los ajos de ahora, se oían a granel, máxime que no fba ningún sacerdote en la comitiva.
En Guayabo Su Señoría y la gente de más viso se lavó la cara y quitó el lodo de sus mostachos. La soldadasca y arrieron optaron por quedar enlodados pues de por sí lavarse era un compás de espera. seguimos rápidamente relatando la marcha, pues de sólo hacerlo su damos: De Guayabo salieron el sábado 21 a las 30 a. y llegaron al rancho de Bonilla a las 12. 30.
Lo único notable fue que en el trayecto alcanzaron al religioso mercedario fray Matias Seara, que viajaba a Matina para embarcarse hacia Portobelo. Se sumó a la expedición por aquello de que los males en compañía son más soportables.
Domingo 22 salida de Bonilla a las 15 y llegada a Vista de Mar a la 37 Lunes 23 par tida de Vista de Mar a las 18 a. m, para llegar a las 02 al rancho de la Canoa del Reventazón. Poco antes de llegar a este sitio, en el llamado Adua na Vieja, cayó un árbol de noche que mató al mulato Miguel Chavarría, estropeó a Diego de Bonilla, otro mulato, y desencajó las costillas al español Tomás de Barahona. Al teniente de Esparza se le quedó la mula en un lodazal y tuvo el mismo que ser su propia caballeria.
En el Rancho de la Canoa los expedicionarios esperaron se construyese una embarcación nueva, pues la existente se caía a pedazos. El miércoles 25, a las 30 de la mañana. Su Seforia se embarcó en la canoa y, sin más novedad que estar mojado como un pollo, llegó a las 11. 30 a. al rancho de Pacuare.
Abrigaba el buen señor bastante recelo, por ser la de Pacuare zona en la que solían hacer incursiones los zambos mos quitos. Así que ordenó avanzada de batidores o exploradores, centinelas nocturnos y santo y seña. la de la tarde del viernes 27 llegó la expedición a la primera hacienda de Matina; y a las a la orilla del rio del mis mo nombre, frente al llamado rancho del Cabildo. donde se levantaba un galerón techado con palma, montado sobre pilares de madera y sin paredes.
Aquello servía de iglesia y un cajón de altar. Aqui Don Francisco, pareciéndole lugar no muy seguro de las depredaciones mos quitas, fue a sentar sus reales a la otra banda del rio, en la hacienda del Sargento Mayor don Tomás Muñoz de la Trinidad.
Que Su Señoria era hombre nervioso lo proclaman varios pa sajes de su relación. La hacienda de Muñoz estaba un cuarto de legua rio arriba de la iglesia, y en ella don Francisco pasó la noche alerta. las 02 oyó algo como tiro de cañón y preguntó qué podria ser. le apaciguo contestándole que tumbo de mar.
Finalmente a las 14. 40 del domingo 29 llegaron a la boca del río, en cuya barra el mar batía con furia.
Habían caminado desde Cartago acumulativamente 48 horas 49 minutos, pero con los descansos entre una y otra jornada, 13 días, horas y 10 minutos.
El Gobernador Carrandi se entretuvo en la Boca de Matina desde el 29 de setiembre has ta el de octubre, haciendo Jiras de reconocimiento por mar y tierra Suerre y Moin. Su misión era valorar con fines fiscales las fincas cacaoteras de la zona, así como buscar un puerto mejor que el de Matina en ese litoral, para el tráfico con Portobelo Una de las noches en que los expedicionarios pernoctaron en la Boca del Matina, don Pedro Antonio de Carrandi pescó (cazó dice la Relación. un tiburón formidable que resistió los esfuerzos de quince hombres para sacarlo del agua. En su vientre hallaron peces de más de una vara. El monstruo y sus víctimas fueron asados y recibie ron glotona sepultura en el estómago de los expedicionarios.
Carrandi y sus compañeros regresaron, a partir de Pacuare, por una ruta desusada que se internaba en la zona llamada Tierra Adentro.
Vemos así que el sábado de octubre salieron de Matina a las 30 a. pasaron por Madre de Dios y llegaron Pacuare, donde abandonaron el camino por donde hablan ido para seguir el de Atirro, al Suroeste, y caminar por las faldas y montes de Talamanca. Si se quiere este camino era peor que el otro. Atravesaron una cuesta tan grande que duraron dos horas subiéndole y otras tantas bajándola. Pasaron por el sitio llamado Cabezas y cruzaron los ríos Machonga y San Antonio y las quebradas Buenas Vista y Oropel La trocha a esas alturas se tornó pésima, mereciendo esta comentario de Su Señoría: Este no se debe llamar camino da racionales que por milagro sa puede salir de él; y tantos quebrantos hubo que hasta el relox se me quebró y una muñeca se me dislocó y a mi hermano la pierna izquierda, capitan Villa Hevia dio muchas caidas y de la una creímos quedása muerto; todo es monte que apenas se ve el sol, como sucede desde el rancho de Santiago a Matina El jueves 10 de octubre llegaron como a la una de la tarde a Chitariá (ahora dicen Chitaría. Desde ahí pasaron a Ati rro y Tuis. No se detenían mu cho en estos lugarejos por estar fatal mi gente dice el Gobernador unos llagados, el teniente de la tropa con un pia tan ulcerado que hedía y más adelante: las bestias cansadas y despeadas de tan horrible despoblado camino El 14 de octubre llegaron a Tucurrique y el 15, a las de la tarde, la derrotada procesión ingresó a Cartago, habiendo ca minado acumulativamente 49 horas y minutos, pero en realidad con las pernoctadas, 10 dias, horas y 22 minutos.
Carrandi censó en Matina.
137. 840 árboles de cacao plantados en 89 haciendas. Cada árbol cosechaba un peso de cacao o sea el precio de cuatro libras de fruto. En verdad Matina era la Casa de la Moneda de Costa Rica durante la Colonia.
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12 Historietas y Cómicas ¡Espérelas!
3:00 Paisaje tipico de Mating soda 33 On 23 FEEST Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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