Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Viernes 20 de Noviembre de 1970 LA REPUBLICA IDEAS COMENTARIOS ACTUALIDAD Coordinador: Luis Burstin (Continuación)
El problema de la paz por Albert Schweitzer fianza en lo que constituye su esencia Las experiencias que vamos haciendo nos confor.
tan en tal confianza.
con acuerdos y en empresas comu.
nes de las nac ones y cuando realizan cualquier otra clase de yaliosos y oportunos servicios. Uno de los logros más importantes de la Sociedad de Naciones ginebrina fue la crea ción, en 1922, de un pasaporte con validez internacional para las personas apátridas como consecuencia de la guerra. En qué situación se habrian encontrado estas personas, si la Sociedad de Naciones, estimu.
lada a ello por Fridtjof Nansen no se hubiese preocupado por la creación de este pasaporte sustitutivo. Qué habría sido de los fugitivos y desplazados después de la Segunda Guerra Mundial, de no haber existido la ONU, que podia ocuparse de ellos?
En el año 1950 apareció un libro titulado Documentos de la humanidad. Los editores eran profesores de enseñanza superior en la Universidad de Gottinga, que habían vivido la terrible expulsión en masa de los alemanes de las zonas orientales en el año 1915. De un modo sencillo ofrecen el testimonio de los fugitivos sobre la bondad y los auxilios recibidos en su necesidad huma.
na, por parte de gentes que pertenecían a pueblos hostiles y. por tanto, que deberían ha ber procedido hacia ellos con odio. Rara vez he leido un li bro con mayor emoción. Puede restituir, a los que la hayan perdido, la fe en la humani.
dad.
De lo que deberíamos darnos cuenta, en realidad y ade más ya desde hace mucho tiempo, es de lo siguiente: como superhombres nos he.
mos convertido en seres Inhumanos. Hemos dejado que en las guerras en la Se.
gunda Guerra Mundial se ha ilegado a los veinte millones fuesen aniquilados los hombres en masa, que ciudades enteras, con sus habitan tes, fuesen aniquilados por las bombas atómicas, que con las bombas incendiarias los seres humanos se convirtiesen en llameantes antorchas. Nos enterábamos de tales hechos por los partes radiofónicos o por la prensa, y los juzgába.
mos de una u otra manera, se gún significasen un éxito pa.
ra el grupo de naciones a que pertenciamos nosotros o lo significaban para nuestros ene migos. Si nos confesábamos que este acontecer consistia en un hacer inhumano, lo ha clamos con la idea de que con el hecho dado de la guerra estábamos condenados a con sentir que así fuese. Al aban donarnos sin más a tal destino fatalista, nos hacemos cul pables de la falta de human.
dar. conocimiento que más necesitamos hoy en día es el de que todos juntos, somos culpables de la falta de huma nidad. La vivencia terr ble y común tiene que incitarnos vio lentamente a querer y a espe rar todo lo que una época pueda ofrecer para impedir que vuelva a haber guerras Este deseo y esta esperan.
za sólo pueden cifrarse en el hecho de que, por virtud de un espíritu nuevo, alcancemos una racionalidad más elevada que nos aparte de la serable utilización del poder que tenemos a nuestra disposición.
El primero que se arriesgo a emplear argumentos pura.
mente éticos contra la guerra y a exigir, mediante una volun tad ética una racionalidad orientadora hacia fines superiores, fue el gran humanista Erasmo de Rotterdam (1469.
1539. Lo expuso asi en su escrito latino Querela Pacis. impreso en 1517. En él aparece como interlocutora la paz, que exige ser escuchada. Encontro pocos seguidores. Se interpreto como utopía el esperar algo para la causa de la paz a base de dar validez a una necesidad ética. Esta opin on la encon.
tramos incluso en Kant (17211804. En su opúsculo de 1795. La paz perpetua. y en otras publicaciones suyas, en las que aborda el problema de la paz, sólo confía para que ésta pue da llegar a prevalecer en un derecho de gentes con autori.
dad siempre creciente, puesta por un organismo inter nacional de arbitraje que deci da en casos de tigio entre las naciones. Esta autoridad debe basarse en un respeto ca.
da vez mayor, que se otorgará, con el tiempo y por razones puramente prácticas, al dere.
cho como tal.
otros que se han ocupado de la cuestión de la paz, no se dirigían a los pueblos, sino a los principes Sus esfuerzos se orientaban a la creación de un organismo supranacional atribuciones de arbitraje, con el fin de mitigar las consecuencias de los conflictos que pudiesen surgir. El primero es vislumbrar una época en que serán los pueblos los que se gobernarán a sí mismos y que tendrán, por tanto, que a.
frontar también el problema de la conservación de la paz, es Kant, en su opúsculo La paz perpetua. Esto hay que estimarlo como un progreso.
Según su opinión, se sentirán más movidos que los principes a mantener la paz, porque en definitiva son los pueblos los que padecen todos lo daños de la guerra.
Ahora a llegado el tiempo en que los gobernantes han de considerarse como los realizadores de la voluntad popular.
Pero la op nión de Kant sobre el amor natural del pueblo a la paz no se ha confirmado como verdadera. Como volun.
tad de una mayoría, la volun tad popular implica el riesgo de la inconstancia, de apartar se de la justa racionalidad y de la necesaria conciencia de responsabilidad. El nacionalismo de la peor espec e ha cooperado activamente en am.
bas guerras y puede convertir se, en cualquier momento en el mayor obstáculo para el entendimiento incipiente entre los pueblos.
Sólo se puede eliminar esta nacionalismo si entre los hom bres vuelve a surgir la menta. dad humanitaria y si ésta es infundida a los pueblos de mo do natural y como ideal puΓΟ.
También hay un nefasto na cionalismo en otras partes del mundo, sobre todo entre los pueblos que antes, como colo.
nias, se hallaban bajo el mandato de los blancos y que re.
cientemente se han emanca do. En ellos cabe el peligro de que no tengan más ideal cue su nacionalismo infantil. Por éste se halla amenazada en tantas reg ones la paz que exis te en ellas.
Estos pueblo sólo podrán su perar su nacionalismo mediante una mentalidad humanita.
ria. Cómo ha de producirse tal transformación? Si el espí ritu se apodera de nosotros y nos lleva desde la cultura superficial y externa hacia la cul tura interna propia de la men tal dad humanitaria, influirá, a través de nosotros, en ella.
Todos los hombres, también los primitivos y los semic viliza dos, comportan en su peculiari dad como seres simpático sensibles la capacidad de la men talidad humanitaria. Esta exis te en cada cual como combus tible que sólo espera la llama adecuada que lo inflame.
El advenim ento o la eliminación de la paz dependen de aquello que toma forma en la mentalidad del individuo, y así en la de los pueblos. Este aser to es aún más válido para nuestra época que para otra anterior Erasmo, Sully. el abate Castel de SaintPierre y (Continuará)
Sin embargo, estas dos instituciones no han sido capaces de crear las condiciones para un estado de paz. Los inten.
tos fueron vanos, porque tenían que hacerlo en un mundo en el que no imperaba ninguna ideologia hacia la realización de la paz. Como instituciones meramente juridicas no podian crear tal ideologia. Esto sólo puede hacerlo el espíritu ético.
Kant se ha equivocado cuando creia que la empresa de la paz puede prescindir de dicho es.
piritu ético. El camino que él no queria seguir es el que se impone necesariamente.
Además no disponemos de la condición con que el contaba desde hace mucho tiempo, para promover la paz. Las guerras de hoy son guerras de an qui lamiento, y no las guerras con que él contaba. Hay que hacer algo decisivo, y muy pronto, por la causa de la paz. También para esto sólo está capa.
citado el espíritu. Pero puede realmente el es piritu realizar lo que tenemos que confiarle a causa de nues tra penuria. No se debe pensar con menosprecio sobre la capacidad de su fuerza. El es el que to.
ma parte activa en la storia de la humanidad. El crea de modo operante la mentalidad humanitaria, merced a la cual todo progreso llega al modo de existir superior del hombre. En la mentalidad huma nitaria somos fieles a nosotros mismos; gracias a ella somos capaces de ser creadores En la mentalidad de la inhumani.
dad somos infieles a nosotros mismos y estamos así expuestos a toda indole de yerros.
El protestantismo latino americano y el cambio social por Jean Daniel Kaestli Continuación) LA ESCUELA DE LA DEPENDENCIA los recursos nacionales, el esta.
blecimiento de una industria pesada y de bienes de producción, la participación de las masas en el proceso de desarrollo por me dio de una educación orientada hacia valores nuevos (por ejemplo, el valor de solidaridad en lugar del valor capitalista de competencia. En otras palabras, se considera que el verdadero desarrollo pasa necesariamente por el establecimiento de una so ciedad socialista.
cir del espíritu capitalista que caracterizó, según Weber, la pequeña burguesía ascendente de Europa. En realidad, la clase me dia es ante todo un producto del crecimiento del sector terciario (burocracia del Estado y del co mercio) que no significa en los países subdesarrollados un au.
mento de la renta nacional. En su mayoría, las capas medias no son productivas, no participan tanto en el crecimiento del producto nacional como en su redistribución en su favor, im. MOVILIDAD INDIVIDUAL CAMBIO SOCIAL vez El espíritu no ha muerto.
Vive oculto Ha superado el prejuicio de tenía que consis tir en un conocimiento del mundo basado científicamente y correspondiente a su esencia ética. Ha descubierto que no tiene que justificarse desde ningún otro aspecto que el de la auténtica esencia del hom.
bre. El hecho de haberse independizado del conocimiento del mundo resulta para él un beneficio El plan de una sociedad de naciones con atribuciones de arbitraje lo ha desarrollado con alguna claridad por primera Sully (1560 1641. el amigo y ministro de Enrique IV de Francia, en sus Memo.
rias. De un modo más extensolo trata más tarde, en el siglo XVIII, en tres escritos el abate Castel de Saint Pierre. 1658 1743. uno de los cuales el más importante lleva por titulo Projet de Paix per pétuelle entre les Souverains Chrétiens. Kant conocía las ideas expuestas en ellos. Probablemente las conoceria por un opúsculo de 1761 de Rousseau, que hace un resu.
men de las mismas.
Hoy estamos en situación de poder hablar por experiencia acerca de la Sociedad de Naciones de Ginebra y de la Orga nización de Naciones Unidas (ONU. Instituciones de esta Indole pueden rendir grandes beneficlos, cuando procuran mediar en los litigios que surgen, cuan do convierten la iniciativa en Para los pensadores de esta escuela, el desarrollo y el sub desarrollo son conceptos relativos que sólo pueden entenderse en una perspectiva histórica y dialéctica. Dificilmente se puede hablar de subdesarrollo en el caso de las sociedades americanas prehispánicas ya que se trata de culturas en las que el pro.
greso no es ni un problema, ni un valor. El subdesarrollo sólo nace, como realidad cultural y como hecho socioeconómico, cuan do América Latina es integrada al sistema capitalista mercantil español o portugués, es decir con la Conquista. Dentro de ese sistema, las colonias americanas van a desempeñar el papel económico de proveedoras de me.
tales preciosos, y más adelante de materias primas y de produc tos agrícolas. Así, el subdes.
arrollo actual se ha venido desarrollando a lo largo de cuatro siglos de explotación capitalista.
La prosperidad de los países europeos y de los Estados Unidos implica la dependencia estructural y ej subdesarrollo del Tercer Mundo.
Si se acepta esa idea del des arrollo del subdesarrollo surge necesariamente la pregunta: es posible el desarrollo de América Latina si permanece integrada al sistema capitalista mundial, ya que ese sistema necesita por razones estructurales de la preservación y más aún de la am.
pliación del subdesarrollo? La respuesta, evidentemente, es ne.
gativa: todo proceso de desarro llo auténtico es imposible mientras no se corten los vínculos con el sistema dominante, Al reformismo político de las teorías desarrollistas se opone la ideologia revolucionaria de los que denuncian la dependencia, Los ejes de la política que pro ponen son la colectivización de Ahora podemos contestar a la pregunta: es verdad que el pro testantismo, a través de la mo.
vilidad socioeconómica de sus miembros individuales, contribu ye indirectamente al desarrollo de la sociedad? Vemos el acceso de un individuo a la clase media, por ejemplo a un puesto de burocracia estatal, bien puede sig.
nificar un mejoramiento de su situación personal y de la de su familia. Pero es muy dudoso e esa ascención individual conlle ve algún provecho para la socie dad global. El individuo que se convierte al protestantismo pasiblemente experimentará una ele vación en la escala social. Pero eso no va a engendrar una trans formación de las estructuras Eo.
ciales. En Europa y en América del Norte, el desarrollo tuvo un carácter natural y espontáneo.
Pero es erróneo pensar que lo mismo sucede en los países subdesarrollados, ya que en estos las posibilidades de desarrollo son limitadas por múltiples fac tores, sobre todo por la depen.
dencia estructural que conduce los países pobres a ser cada vez más pobres con relación a los países que son cada vez más ricos.
En conclusión, descartaremos el argumento que ve en la pro moción social individual de los protestantes un factor de cambio social, En la perspectiva de la teoría de la dependencia, las masas oprimidas deben constituir el mo tor principal del cambio, una vez que hayan tomado conciencia de su verdadera condición y de los factores que la producen. Pero las clases medias, sl bien han podido tener una cierta importancia en el desarrollo de Europa y de América del Norte, no pueden ser un agente deci.
sivo en la transformación social en América Latina. Si tuvjeran realmente el papel que se les atribuye en la teoría desarrollis ta, entonces por qué los países latinoamericanos que conocieron un mayor empuje en el siglo XIX, que cuentan los indices socio culturales más elevados y que tienen una amplia clase me dia, como Argentina y Chile, son justamente los que han mostrado un marcado estancamiento económico en los últimos años? Hoselitz, quien formuló esa pregunta, propone la explicación de que la amplitud de la clase media no es tan importante como su composición. En el caso de las clases medias argentinas y chilenas, es muy probable que estén más interesadas por un cambio en la distribución del ingreso que por su genuino ad mento dei producto nacional. En otras palabras, se comprueba en ellas una ausencia del sentido de ahorro y de iniciativa, es deAdemás ha llegado a com.
prender que la simpatia moral en que radica la ética, sólo adquiere su justa profundidad y amplitud cuando no se refie re sólo a los seres humanos, sino a todos los seres vivien.
tes. Junto a la ética hasta hoy. carente de la última pro fundidad y de la amplitud y fuerza de convicción, ha surgi do la ética del respeto a la vida.
Volvemos a aventurarnos a dirigirnos al hombre como to talidad es decir, a su pensar y a su sentir, ya requerirle a que se conozca a si mismo y a que se sea fiel. Queremos de positar de nuevo nuestra con(Continuará)
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.