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6 LA REPUBLICA, Lunes 21 de julio de 1975 Le toman el pulso Descenso al cráter del volcán Irazú Por Maria Travierso Para entender a los volcanes hay que vivir con ellos.
No llegar simplemente de visita, asomarse a sus cráteres y pasear por sus arenales resecos.
fueron los enemigos de los observadores durante las tres horas que duro descenso y ascenso.
No fue una cosa asi, fabricada a locas y tontas, sino un plan racional, cuidado, que comenzó a elaborarse con el Ing. Paulino Gutiérrez en Defensa Civil, con el montañista Yehudi Monestel (Jefe de Redacción de LA REPUBLICA) y con Bourillon para iniciar un ciclo permanente de observaciones ciertos volcanes del país.
a Hay que tomarles el pulso y detectar su temperatura, su humor y a veces poner atención hasta sus más mínimos resquebrajamientos o cambios fisicos.
Se comprobó que el agua se encuentra una temperatura moderadamente fría y se tomaron dos muestras de ella para análisis de laboratorio químico, lo mismo se midió que la temperatura en los dos escapes fumarólicos del fondo del cráter, oscila entre 75 y 80 grados centígrados.
en En Costa Rica ningún volcán tiene historia completa porque no han sido estudiados.
Parece ser que al tico le gusta que los volcanes exploten violentamente para actuar después de ello.
En el caso del Irazú la pretensión era bajar al fondo del cráter, tomar la temperatura del agua de la lagunilla cratérica y la de las dos fumarolas que escapan por orificios en la roca de la chimenea, hacia el lado norte.
Creussot Eon, que ha estado de exploración en el país 15 veces, no quiso informar de otras observaciones Todo esto es demasiado riguroso para andar haciendo especulaciones. dijo formalmente.
Pero prevenir erupciones, temblores, cambios violentos o peligros inminentes, exige mucha disciplina y aquí la disciplina no nos gusta.
El complemento era la puesta en marcha del sismógrafo de Creussot Eon durante 48 horas detectar sismos y microsismos locales.
para Rica, Para el futuro los montañeros universitarios, actuando en armonia con los del Club de Montañeros de Costa estudiantes de la Escuela Centroamericana de Geología y vulcanólogos, harán observaciones en otros volcanes.
Por eso el viernes pasado llamó la atención que unos hombres en la cumbre del Irazú anduvieran de aquí para allá tomando medidas, observando, colocando termómetros y buscando el mejor lugar para meterse de cabeza hasta la profundidad total del cráter.
Con la ayuda del observador de Defensa Civil Gerardo Aparicio los montañeros y el vulcanólogo comenzaron su aventura el viernes a las de la mañana.
ΕΙ vulcanólogo Alain Creussot Eon, un francés joven y empeñoso que estudia todos los volcanes del mundo y trabaja actualmente en Nicaragua, formó grupo con los miembros del Club de Montañismo de la Universidad de Costa Rica Roger Bourillon Cordero y César Villalta Canales para acometer la aventura del descenso.
Colocando en la parte oriental de la chimenea un poste de metro y medio de largo profundamente enterrado en el suelo arenoso, descolgaron desde alli un tendido de cuerda de 100 metros hasta una pequeña cornisa de roca dentro del cráter, de la cual se hizo otro tendido con añadido de escaleras Elektron de espeleología hasta llegar al fondo, a casi 150 metros de profundidad.
El hecho de meterse de cabeza entre las profundidades de los cráteres los tiene sin cuidado, que al fin y al cabo, según dicen ellos, vale la pena correr algún riesgo para que si algo se puede prever en el futuro, se prevea. que no esperemos, sentados y de brazos cruzados, que los volcanes estallen para hacer algo y ponernos en acción.
El fuerte viento, la niebla y las emanaciones sulfurosas del volcán Las vidas de nuestros semejantes no merecen tan poca consideración.
El descenso a la profundidad se hizo empleando 150 metros de cuerda de nylon y 60 de escala de Elektron espeleológica. Encerrado en el circulo superior aparece Loger Bourillon y en el círculo inferior, colocando las escalas todavía a 20 metros antes de tocar fondo, Alain Creussot. Foto Mario Castillo)
Abajo, en el fondo del cráter, Creussot toma temperaturas en una de las fumarolas que están ubicadas al norte de la gigantesca chimenea central del Irazú, el agua no está hirviendo, como la gente se imagina, y la temperatura en los escapes de gas es de 75 a 80 grados centígrados en este momento. Foto Mario Castillo)
Cuerdas y escalas de Elektron transportadas por el montañista Roger Bourillon, que camina doblado contra el fuerte viento, por el fillete oeste del cráter del Irazú, ruta corriente de los montañeros para sus entrenamientos. Foto Castillo)
La penosa tarea del aseguramiento mientras el vulcanólogo y el montañista descienden, tuvo que ser realizada a conciencia, sin pestañear, para garantizar la vida de los hombres que bajaron hasta el fondo del cráter (Foto Mario Castillo)
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