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SS LA REPUBLICA. Martes 23 de mayo de 1976, Monumento al agricultor Nuestra historia en obra de Francisco Zúñiga En la toma de conciencia de nuestra tradición, la agricultura juega un papel decisivo y cada vez viene difiniéndose con mayor daridad. Sentirnos campesinos, puede ser algunas veces una pose nacional y un juego político, pero hay una realidad más honda que nos liga a la tierra y a la naturaleza, que todos reconocemos.
figuras están haciendo algo importante.
En el grupo escultórico de Zúñiga, trasciende la misma mística sobre la tierra que en los campesinos de Millet y Van Gogh, y en los mineros de los bronces de Meumier (donde la tierra es el subsuelo. El grupo creado por Zúñiga está compuesto de un hombre, una mujer y un niño. hombre y la mujer se doblan ritmicamente en su esfuerzo sobre el pedestal de la tierra que los sostiene. El niño alegremente busca amparo en el cuerpo de la madre. La ternura que recorre la piedra de su primera maternidad hecha en Costa Rica, anima el grupo de bronce. Los campesinos de Zúñiga están despojados de los pintoresco y anecdótico, son un arquetipo. Es por eso que los sentimos muy nuestros, al mismo tiempo que reconocemos el valor de su universalidad.
Cuando en Costa Rica se quiso tener una escultura importante de Francisco Zúñiga, se pensó que ésta estuviera destinada a crear una imagen del agricultor costarricense. Eso es lo que ha hecho Zúñiga con el monumento que ahora se funde en bronce en uno de los talleres de la ciudad de México.
Sólo el talento del artista y su vasta experiencia de toda una vida, en este momento de su plenitud, podrá plasmar en formas tan sencillas, libres de retórica y formulismo, la comunión con la tierra que es nuestra historia y nuestra razón de ser.
Hay una doble maternidad en el sentido del grupo escultórico, la de la madre con respecto al hijo. y la de la tierra que los nutre.
Zúñiga vino a Costa Rica para escoger junto con los miembros de la junta del monumento al campesino costarricense, el lugar apropiado Francisco Amighetti.
Tuve oportunidad de ver el grupo esaultórico concebido por el artista en su taller. Mide alrededor de tres metros de alto, y resulta monumental no por su tamaño, sino por su carácter estilístico. Hay obras de pequeño formato que por su simplificación sintesis adquieren el vigor de lo monumental. Obras que vistas en reproducciones nos parecen inmensas, y al conocerlas después, descubrimos que eran pequetias, y que el tamaño puede no conferirle a la pintura y la estatuaria el carácter monumental.
Para el gran piso del edificio de Comunicaciones de la ciudad de México.
Zúñiga no escogió el testimonio más moderno, sino el más poético y primitivo. La comunicación por el mensaje de las hogueras encendidas en la noche, de los tambores indios (Teponaztli. del sonido de las caracoles, de la fuerza plástica de los remeros, y del hombre a caballo que entrega las cartas, el mismo que cruzaba en Costa Rica hace cuarenta años los ríos crecidos en heroico cumplimiento de su deber.
El bronce va a ser levantado al costado del aeropuerto Juan Santamaría. El escultor consultó el cielo, el paso de las nubes y la masa oscura de las montañas. ΕΙ monumento necesita estar aislado, envuelto en su propia soledad, sumergido en el viento. Para que este contexto se mantenga, se planeó un largo pedestal por donde discurre el agua y luego, eliminando el cemento, se dio paso a la tierra y a las flores que lo rodean.
10 Opinaba un pintor de este siglo, que la mejor manera de hacer una composición sólida en una obra artística, es cuando las De la desintegración Dr. Jorge Enrique Guler Ese complejo de técnicas de convivencia humana que llamamos sociedad no es eterno. Fatalmente al menos hasta el momento está condenada a su desaparición.
Pero la desaparición de una sociedad es un proceso altamente complicado, lleno de parciales destrucciones, Deno de totales dolores, porque se niega a desaparecer, se obstina en sobrevivir, cuando su muerte está ya irremisiblemente concluida.
El proceso histórico de la desaparición de una sociedad repercute de manera muy grave en los individuos que la componen. Estos no se quedan impávidos ante la sensación de la muerte de ese inmenso complejo dentro del cual viven. Los medios del crimen que conducen a la muerte de la sociedad, en última instancia, proceden de los hombres, éstos los crean, éstos los proyectan hacia afuera y la sociedad, retorciéndose ondulante en su proceso de acabarse, los acoge, los hace suyos, los magnifica y los lanza luego sobre los individuos, donde la sensación del aplastamiento, de que ya no se puede hacer nada, es doblemente acongojadora: la sensación del fin de los tiempos comienza a reinar en las almas humanas.
El para qué sirvo, lo fútil de la vida, la vanidad de vanidades, son eco del gravísimo síntoma del final. El aplastamiento, la impotencia, comienzan a irse coagulando, como las manchas en el bronce, en las almas de los hombres. El deseo de crear, el deseo de rebelión, el querer cambiar lo absurdo de las situaciones, va haciéndose señor en el corazón. La amargura comienza a empujar hacia un lado el deseo de construir, la desidia pinta de verde envidioso a la actividad creadora, la conformidad amarillenta obnubila al deseo de transformación. Construcción, creación y transformación se pierden en los individuos, quienes sólo ven amarguras, desidia y conformismo. El mal se propala, todo se detiene muchos en muchas civilizaciones piensan en los castigos divinos, y la sociedad, como un todo se destruye a sí misma, se repliega y queda como un documento en la historia.
Caracteristicas muy sobresalientes de este angustioso proceso pueden hallarse en las sociedades cuando éstas pierden su homogeneidad activa y sucumben a su división, al cisma de sus componentes. Sobre todo, la apatia en sus formas de intemperancia, incontinencia y debilidad, conquistan el lugar de la moderación, la continencia y el dominio sobre sí mismo. El estar a la deriva y el sentido del pecado atentan contra el élan creativo de la sociedad. Otra circunstancia determinante en la desintegración es el sentido de la promiscuidad, este, por supuesto, nos transporta a la vulgaridad. la vulgaridad nace desde el individuo hasta las funciones sociales: de los modales simples a las más altas manifestaciones artísticas. Configurados estos exponentes en la sociedad, con facilidad podemos diagnosticar su desintegración Hasta el momento, ninguna de las sociedades que se conocen ha detenido su proceso de desintegración, lo cual nos autorizaría, con las licencias que contiene la filosofia de la historia, para decir que el fenómeno es ineludible y, al mismo tiempo, irreversible. Su ineludibilidad consistiría en su fatalidad todo muere y se concluye su irreversibilidad seria el no poder detenerlo, pese al esfuerzo que para ello hagamos los hombres.
Este fenómeno, en general, podría verse en claridad meridiana en las civilizaciones consideradas en si mismas, pero también se podría detectar, con cierto cuidado en el análisis de los hechos, en las historias parroquiales o particulares de los estados que componen una civilización.
Si esto lo damos por bueno, nuestra patria no podría salirse del proceso, sin embargo, hay que analizar los hechos con cautela como antes se dijo para encontrar el proceso, eso sí, teniendo mucho más cuidado, para no reflejar nuestros propios problemas ni nuestras propias desilusiones, en el panorama de la historia patria, dentro del campo de lo que es posible.
Dejemos que los hechos nos hablen por sí mismos: nuestra patria está sucumbiendo cada día más. La división en facciones irreconciliables al menos algunas se mutiplican desde más o menos 1946 en adelante. Es raro quien piense en la patria como una unidad porque lo que vemos es un mosaico de tendencias. La apatía de los dirigentes. muchos de ellos enfrascados en sus propios negocios sin importarles su conducta de líderes es clara. La intemperancia, la incontinencia, caracterizan a muchos de los dirigentes del país, y para afirmar esto no es más que verlos actuando y, a la par de esto, la debilidad de otros que sucumben al precio oportuno o a la distinción fácil. No hay en el país. porque la debilidad se enseñorea y resbala desde arriba, una autoridad definida y conductora, eso se ha cambiado por un dejar que todo suceda sin afrontarlo. El país se siente sin líderes, a la deriva y, como explicación de tal estado aparece esa idea de pecado, de que estamos pagando, tal vez en un sentido muy judaico, una serie de delitos cometidos antes. la vulgaridad. no la sentimos acechando por todos lados. No hay un proceso de vulgaridad colectiva? Esa vulgaridad actúa desde el trono hasta la covacha y, ésta, intenta y muchas vece lo logra imponerse sobre quienes deberían actuar de otro modo. Ejemplos abundan.
Pero para esto veamos uno solo. Hace mucho rato, el Partido Liberación Nacional, para tratar de explicar los cuantiosos e inexplicables gastos en que había incurrido a costas del Estado durante y después de la guerra fratricida de 1948, ordenó la publicación y publicó, un libro titulado Los pagos del Liberación Nacional. Ver todo aquello impreso y en orden resultaba obviamente un desastre. Todos los jerarcas liberacionistas, del pasado y muchos del presente, habían recibido sumas exorbitantes sin comprobación efectiva, otros compraban a costas del Estado desde zapatos y ropas hasta comilonas de lujo en restaurantes de fama, hay una cuenta divertida y trágica, por cierto del pago al anterior Hospital Chapui.
Alguna mente del Liberación Nacional decidió que aquello no podia ni debía circular y se retiró, pero, quedaron algunos ejemplarcillos dando vueltas, según se me contó.
Un buen día, se me acercó un amigo marxista declarado libro en mano, me lo regalo con una dedicatoria que agradezco y que más o menos dice. Para que algún día desenmascarés a estos. El calificativo que sigue me lo reservo por fuerte. Ese amigo, marxista de antaño, burgués de hogaño, es ahora uno de los más importantes de los tantísimos asesores del presidente Oduber. No es esto un síntoma irrefutable de desintegración?
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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