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LA REPUBLICA, domingo 29 de agosto de 1976 La religiosidad y poder de El Greco pictórica la DO DOMENICO THEOTOCOPULI. EL GRECO (1341 1614. Nació en Candía, en la isla de Creta. Su primera educación recibe en los monasterios de su patria, donde aún predomina el arte bizantino.
En 1577, se encuentra en Roma.
Alli asimila las influencias de Tiziano, de Jacobo Bassano y, particularmente, de Tintoreto.
En 1577, está ya establecido en Toledo, pintando el retablo mayor del convento de Santo Domingo.
Luego pinta El Expolio. para el Cabildo de la Catedral.
En 1580, Felipe II llama al Greco para continuar la decoración de El Escorial. Pinta el Martirio de San Mauricio y de la Legión Tebana. En este cuadro que se aparta por completo del le manierismo entonces imperante, el color es atrevido y original, con acento de modernidad (composición geométrica) y delicadeza opuestos al criterio de la época. El cuadro no le gustó al rey y no llega a colocarse en la iglesia del Monasterio partir de entonces se radica en Toledo, cuyo trágico paisaje y ambiente místico, son el mejor acicate para su exaltada imaginación y ese arte extraño y el flamigero, tan opuesto al sentido Taniel clásico de la forma que preconiza el paganismo renacentista de su tiempo. All recibe abundantes encargos, no sólo de la Ciudad Imperial, sino también, para Madrid e Illescas.
Su obra más célebre: El CARACTERES DE SU OBRA: Predominio de los temas y motivos religiosos. Espíritu anticlásico, opuesto a la serena madurez renacentista. Técnica original: manchas de color y efectos de luz para producir impresiones fuertes. Colorido agrio. Abusa de los blancos y negros. Preferencia por la gama de tonos fríos: azules, grises y verdes.
Empleo ocasional de colores puros: rojos y amarillos. en manchas. Le atraen los efectos de luz artificial, los cielos tenebrosos y los juegos de luces misteriosas y fantásticas. Composición audaz y sorprendente sobre esquemas geométricos, predominantemente verticales y simétricos, y líneas onduladas de ritmo ascendente que producirán efectos de agitación y movimiento. Búsqueda de la estilización y espirituralización a base de cánones alargados.
Conseguirá sus peculiares figuras deformadas y alargadas. En su arte se entremezclan la exaltación mística, un espíritu visionario y un lirismo que a veces alcanza intensidad apocalíptica. En las vestiduras de sus personajes son muy típicos los pliegues de artistas duras y acartonadas que no acusan ninguna forma corporal.
Sus retratos son magníficos trozos de la realidad OBRAS. La Asunción. El bautismo de Cristo. La Sagrada Familia. Jesus expulsando a los mer.
caderes del Templo. San Ildefonso escribiendo.
José Francisco Alvarado Abella un entierro del conde de Orgaz. la pinta en 1586. Hasta su muerte (1614) pinta sin descanso.
La mayor parte de sus cuadros están inspirados en temas religiosos. Pinto también muchos retratos (los Apóstoles y unos maravillosos paisajes de Toledo.
Las peculiares deformaciones de sus personajes se han querido atribuir a varias causas: astigmatismo, vejez, reminiscencias bizantinas. Hoy sabemos que es un producto de su personalidad estética: levar Yas figuras hacia la espiritualización.
San Martín, según El Greco Un rebaño sin pastor Comentario a la liturgia de hoy El precio de la gracia Antes de escribir el presente comentario, y aún antes de pensarlo, me imaginé que seguramente el aludido directo en estas lineas lo archivaria en el basurero, o más miopemente aún al igual que algunos más que ya conocemos ni siquiera boleeria. Pero como le vi cierto interés nacional, de incumbencia, no sólo para uno sino que para todos. me decidí a escribirlo y seré breve. En el anto de 1972. obedeciendo a una inquietud mía en particular y a la vez, a una necesidad nacioCarlos Enrique Chinchilla nal, envié al señor Arzobispo de San José, una nota en la cual le comunicaba el deseo de que la Iglesia Católica hiciera algo por salvar a nuestra juventud del grave peligro que representa el uso de drogas.
Inclusive le ofrecí mi modesta ayuda personal y le propuse convocar a los jóvenes interesados, a participar en una reunión experimental con el fin ya antes dicho. En aquellos días como en los de hoy, el país necesitaba de una colaboración global, no de una sola iglesia, sino de todas, para luchar contra estas modas extranjeras, que degeneran el espíritu y el cuerpo de nuestros jóvenes. Esperé ingenuamente su respuesta. Todavía hoy la esperaba, pero hace unos minutos que dejé de hacerlo. La Primera Dama de la República de aquel entonces, dona Karen de Figueres, le envió una carta. cosa que siempre recuerdo y agradezco, a la misma autoridad clerical apoyando mis ideas y mis intenciones. En esta ocasión también, la respuesta que recibi del aludido señor fue un absoluto y casi humillante silencio. Si para un problema tan serio y progresivo, y siendo este problema de interés nacional. por las nefastas consecuencias que le pueden acarrear a nuestro país, el Arzobispado se ha mantenido hermético e indiferente. qué les puede esperar a los vecinos de Santa Ana, que con toda la razón y el derecho que les concede ser ciudadanos costarricenses. apelan ante la máxima autoridad de la religión católica del país, para que el coadjutor de su parroquia no sea trasladado? Pues seguramente pasarán por lo mismo que pasé yo, o el pueblo de Escazú y el de Acosta, entre otros. Arrogancia más apartada de las corrientes cristianas, no he visto otra en mi corta vida y espero no llegar a verla. Que yo el silencio, la falta de contacto con el pueblo y el enclaustramiento burgués en un suntuoso palacio, no fueron precisamente las prédicas de Jesucristo, Juan el Bautista o San Pablo. Ah, pero es que seguramente ya esos tiempos pasaron y los ahora jefes del catolicismo. que en aquel tiempo no existiano tienen oportunidad, por sus múltiples ocupaciones sociales. de redactar una carta o tomar su Mercedes Benz. con chofer y adicionales, para ir un día a conversar un minuto con sus feligreses.
Menos se molestarian si los recibieran en su despacho. Las altas autoridades eclesiásticas argumentan falta de tiempo del señor Arzobispo, pero sí lo hay, o lo buscan y lo encuentran, para no faltar a la presentación de credenciales del embajador de Marte o Plutón, y acaso queda tiempo, tomarse un whisky on the rocks. Animo.
costarricenses católicos, porque los días de Sanabria Martinez y Odio y Herrera, han quedado únicamente en la historia de nuestra tierra y de nuestra iglesia, que muy devotamente les recuerda.
Fr. Miguel Picado Cuando un cristiano dice yo creo se refiere a que mantiene una relación de amistad con su Dios.
Una amistad que, como todas, tiene sus brillos y sus sombras. La mayoría de las veces proporciona alegría, confianza, ánimo. Pero no le faltan ratos de duda, incertidumbre, desconsuelo. ΕΙ cristiano maduro, el que no es un niño en la fe, aprende a sobrellevar estas diferentes alternativas, de igual manera que dos verdaderos amigos no rompen sus lazos afectivos por cualquier contrariedad.
En fin, la vida de la fe se parece mucho a una amistad. Pero una amistad en la cual una de las partes no falla. No obstante hay otra diferencia básica entre la amistad que se da entre los hombres y la que se da entre Dios y los hombres. Veamos el asunto con detenimiento. Lo lógico y natural en una amistad y en un amor es que cada uno de los dos hacen méritos para ganarse la voluntad del ser querido. la vez que uno se siente atraído procura atraer. Lo cierto es que en una pareja, tanto el hombre como la mujer pueden decir que han enamorado al otro. Es decir, que han hecho méritos, que se merecen que el otro los ame. Esto ocurre en todo amor humano. Pero muy diferente es la situación que se da en el amor entre Dios y la humani dad. Por una parte Dios merece todo el amor de los hombres, pero estos son incapeces de amarle. Por otra, los hombres no merecen, ni en la minima porción, el amor de Dios. Hay. había antes de Cristo una desproporción inmensa. Sin embargo, Dios es el que toma la iniciativa y se acerca al hombre. No es inexacto decir que esta iniciativa de Dios tiene nombre y apellido. Se llama Jesús de Nazaret. El es quien hace posible aquella amistad antes imposible. Se trata de una amistad dada de gratis, de un regalo inmerecido. Nada tiene el hombre que lo haga digno de recibir ese regalo.
La repulsa Jesús siente contra los fariseos se debe a que ellos enseñaban que mediante el cumplimiento de ciertas normas morales y la práctica de ciertos ritos, se merecían el favor de Dios.
Casi como que Dios les quedaba debiendo algo. Como se ve, todos tenemos algo de la mentalidad de los fariseos. De una u otra manera, queremos obligar a Dios, ponerlo al servicio de nuestros intereses, lo que és absurdo. San Marcos lo da a entender con estas palabras: El culto que me dan es inútil, porque las doctrinas que enseñan son preceptos humanos (7, Como vemos, se trata de una amistad muy especial la que se da entre Dios y los hombres. esa amistad se le dice gracia, por ser dada gratuitamente. Hagamos otra vez la comparación con una pareja se quiere. En este caso cada uno de los amantes tiene que estar renovando sus méritos, cualidades y virtudes para que el otro lo siga queriendo, para que no lo abandone. No ocurre lo mismo con el cristiano que se siente amado por Dios. Como ninguna obra suya puede merecer el amor de Dios, no tiene que hacer esfuerzos para renovar su cariño. Sabe que es gratuito. La participación en los sacramentos de la Iglesia y la vida de oración no sirven para ganarnos la gracia, sino para recibirla. Puede entonces el cristiano cruzarse de brazos porque ya goza de esa amistad de Dios que es la gracia? Nada de eso. Porque la gracia es un tesoro que se nos da de gratis, pero no para que lo enterremos sino para que lo hagamos producir. No lo hemos merecido, pero tampoco lo podemos despilfarrar. Por una parte la gracia no tiene precio, lo dice la misma palabra. Pero por otra tiene una tremenda exigencia. Al que se le da no se le cobra por recibirla sino que se le piden cuentas si no la usa bien. Religión pura y sin tacha a los ojos de Dios Padre es ésta: mirar por los huérfanos y las viudas en sus apuros. Santiago 27. Como es sabido, el huérfano y la viuda es una fórmula para hablar del débil, del necesitado, del pobre.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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