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LA REPUBLICA. Sábado de enero de 1977 La nueva España: El movimiento de protesta de mujeres Por Elsa Arana Freire Madrid, 77. Hace ya varias semanas que en España entera y diferente se habla con valentía y tozudez, sobre los eos que tuvo, a distintos niveles, un hecho público y curioso: de pronto en las calles de Barcelona, un cortejo de mujeres desfilo llevando pancartas que decían, desafiantes, Yo también soy adúltera.
Ante tan multitudinaria manifestación, los machos españoles y los no tan machos, se sintieron cohibidos, aunque algunos sonrieron cómplices y solidarios con sus consortes o sus congéneres (por que las mujeres, según se supone, también pertenecen al género humano. El movimiento de protesta se debió a un suceso lamentable que desató la tan tremenda revuelta: una señora, separada de su marido, madre de una hija, fue acusada por su ex esposo (que cargaba sobre los hombros un prontuario policial (de tener relaciones con otro señor, es decir, de adúltera y condenada a tres o cuatro años de cárcel.
obligada a devolver a la niña, fruto de su anterior matrimonio y perseguida por la justicia.
Este caso, que pudo pasar desapercibido dentro de las frondosas noticias judiciales, levantó la santa indignación del mundo femenino pensante y militante, e inclusive de aquellas mujeres que no tienen demasiado tiempo como para formar en filas distintas a las de sus propios hogares. se produjo el escándalo.
Desde que en 1966 naciera el llamado Movimiento de Liberación Femenina, encabezado por Betty Friedan en los Estados Unidos, sustentado por años y años de antecedentes que le dieron fuerza y valor, en España la pelea por acceder a una igualdad entre los sexos ha cobrado inusitado y nuevo empuje.
Por lo pronto, grupos de mujeres en su mayoría madres de familia o jóvenes estudiantes han decidido dejar oir su voz a como de lugar. así han aparecido revistas, publicaciones, manifiestos, comités, asociaciones y grupos de choque, absolutamente resueltos a dejar bien sentadas sus reivindicaciones.
En primer término, se viene luchando por modificar el articulado del Código Penal español vigente, que dice (y esto tiene que ver con el caso que relato escuetamente en este artículo) comete adulterio la mujer casada que yace con varón que no sea su marido y el que yace con ella sabiendo que es casada aunque después se declare nulo el matrimonio.
Este artículo, con resabios medievales, claro está, condena de todos modos a la mujer cuando, siendo casada y aunque sufra los palos de una relación marital malhadada, se le ocurra cometer un desliz por sentimental que sea. En cambio el marido siempre según la ley española mientras no se acueste con una señora casada, puede divertirse con todas las hembras del mundo engañando por cierto a su propia mujer legítima. Ergo, el hombre casado, salvo excepción, no es adúltero. Ergo, la mujer casada que mantiene relación, siempre es adúltera.
Preocupado por este indignado levantamiento de una mayoría de mujeres, el actual Gobierno del Rey Juan Carlos, dicen, prepara un proyecto de ley para modificar esta legislación a todas luces injusta, arcaica, mortificante y lesiva a las libertades de los seres humanos hombres y mujeres que no tienen por qué ser discriminados, ni ante los Derechos Humanos, ni ante la dignidad que se les debe.
Lo muy sorprendente de todo este revuelo, es que muchas intelectuales han salido al campo de batalla con la palabra viva: Hablan en mitines, levantan polvareda, se exponen a los insultos más cruentos (y no se crea que de los hombres, sino de las propias mujeres que aún creen o están convencidas que su sino es el de ser adorno, objeto o mulita de carga en el hogar y nada más. participan en manifestaciones como la comentada y no tienen rubor alguna en utilizar el lenguaje claro y terminante de la sexualidad, el aborto, el adulterio, la homosexualidad, etc.
Hasta hace unos años la mujer española aún la más culta, no osaba decir falocracia para designar al hombre cuyo solo poder radica en su sexo. Hoy, por ejemplo, en la revista Vindicación Femenina. estos términos transitan con rigor y naturalidad, y aquí no ha pasado nada. Por qué lucha la mujer en el tan sonado Movimiento de Liberación? Aparte de su reivindicación en cuanto a salarios, a trato igualitario frente a idéntico trabajo, a posibilidad de acceder a posiciones políticas, puestos públicos, etc. defiende su imagen tantas veces utilizada sobre todo en uno de los grandes medios de comunicación contemporánea, como es el de la publicidad?
En efecto; una periodista de renombre en España, Soledad Balaguer, divulga un singular artículo sobre la Publicidad y el Machismo a flor de Piel. da múltiples ejemplos de cómo la sociedad de consumo lo primero que consume es la imagen, la piel, el ropaje, la voz, la curva, el seno y el sexo de la mujer.
El artículo sería muy divertido si no fuera demasiado cruel. En él se pone el dedo en la llaga y se descubre cómo el 80 de la publicidad manipulada comercialmente convierte a las mujeres en unos estúpidos aunque atractivos seres que venden su estampa frente a un señor sonriente, seguro de sí, flor en el ojal, que termina dándole la bendición y un beso y asegurándole que le comprará una lavadora que le deje la ropa (las camisas de él) absolutamente impecable.
Algo más. Este grupo de mujeres (y conste que soy nada más que testigo ocular de lo que veo y leo, sin inmiscuirme en esta escalada de las españolas protestantes. estudiosas, madres de familia además señalan implacablemente cómo se las ha tenido por siglos en el plano secundario del amable gineceo, listas para quitarse los tules y dispuestas a preparar sabrosos guisos y cambiar pañales, fregar los pisos y salir de compra. mientras los señores trabajaban! mí ne divierte mucho la publicidad de una revista, por lo demás muy bien hecha, en España, que se llama Siesta.
En una página a todo color, hay seis señores bastante guapos, vestidos formal e informalmente (todo bien pensado. sentados alrededor de una mesa en la que se supone están planeando la revista. cortando la monotonía de la imagen de jóvenes ejecutivos, dinámicos, emprendedores, resueltos a todo. hay entremedio dos chicas absoluta mente desnudas que son el atractivo del aviso o anuncio que rubrica diciendo Siesta. para hombres.
Las periodistas de Vindicación Femenina no han podido sustraerse al placer de señalarla como la revista machista por excelencia, acotando que hace acopio de carnaza. para las fieras.
Del adulterio, al aborto, a la sexualidad, a la reivindicación laboral, las mujeres españolas han emprendido su camino de Yenán. han comenzado a escribir lo que tal vez podría llamarse el libro rojo contra la ofensiva machista.
Chaleco zi , ha trabajado alguna vez. Glieno, descarbando jardines. haciendo mandados. desmontiando. ganaba mucho. Qué va! nuay plata, nuay plata.
Calla. Temo haberle molestado con las preguntas, pero luego, me atrevo de nuevo. Tiene familia. Naide; por ay andan unos primos, peruesos ni lo ven a uno. sus papás. Uhhh. yace que se murieron. Mama diun pronto y mi tata ni mi acuerdo. Aventuras. Vivir y virir, hasta quiuno se muere y nada deja.
De repente, se subleva, me mira fijamente y casi furioso exclama. Los ricos que se los lleve Esos sinvergüenzas, bandidos; los carajos del Gobierno gasta y gasta la gente muriéndose de hambre. los infiemos se van a ir todos. qué va, yo no creo en naide. tengo que oirle una perorata socialista, nihilista; ciencia aprendida de cara al sol, tejida de ocio y destino. esto. Ah! eso es muy güeno; trayéndolo no le pasa a uno nada. Sabe leer. Medio, medio. si me la llevara. Dius libre! démela, démela.
Me arrebata el papelucho, y doblándolo temblorosamente lo mete de nuevo en su sitio. Güteno, ya me voy. Que le vaya bien. Gueno, geno.
Anda siempre cabizbajo, los saltones ojos azules clavados en el pavimento, como buscando la moneda extraviada que va a solucionar el yantar del día; con hambre, no hay tiempo de flirtear con las nubes. veces, para por mi casa. Dizque fue compañero de escuela de mi padre, ha medio siglo, cuando la vida no pensaba en bifurcar destinos. Está Chalito. Voy a ver.
Mi padre sale, le da una bronia y lo despide con una monedilla que aprieta entre sus dedos mugrientos. Gracias, gracias. te vuá traer algo, Chalito, vas a ver.
Anda por los parques, por las calles; con la bolsa y el envoltorio a cuestas.
Una mañana, lo encontré en el Parque Bolívar.
Estaba sentado en un poyo, devorando unos trozos de pan añejo, sin desprenderse del cabo de puro, apagado, masticando febrilmente.
Me gusta hablar con esos tipos; hurgar en sus conciencias, tratar de arrancarles el por qué de sus vidas. Cómo está, don?
Tímidamente, a la defensiva, me contesta: 000 Ricardo Blanco Segura af 000 Chaleco es un viejo desgarbado y feo.
No sé ni cómo se llama. Cómo os lo describiría? Imaginaos una figura enjuta, tostadas las carnes de andareguiar al sol, con un cabo de puro colgando de sus labios torcidos, un sombrero multicolor de puro viejo y sucio, y una indumentaria de lo más variado que pueda concebirse. veces, se amarra una corbata al cuello, donde las costras pegadas a la carne suplen la goma del pedazo de camisa que carga; unos zapatones pegados a los pies siempre cubiertos con calcetines de tierra renegrida.
Un chaleco castaño. padrino de pilacuelga sus restos sobre los hombros.
Lleva siempre una bolsa de manigueta en la diestra. y un paquete en la siniestra; alli, guarecidos de la curiosidad, ya que no de la codicia, duermen sus haberes esperando el tumo para entrar en uso: unos trapos viejos (paruelos eventuales, cobijas ilusorias. desperdicios de comida, mendrugos sazonados en el hambre en el quicio de alguna puerta de pulperia o al borde de una. Cree en Dios. Yo ni sé. yo creo quiuno se muere y alli se acaba esta carajada.
Dios, en la mente de estos seres, va siempre unido a la idea de la supervivencia personal y a la justicia distributiva. cuando se muera. Que me tiren al gueco!
Se va trastrabillando, metido en sus grandes zapatones descosidos, lanzando escupitajos a diestra y siniestra sobre la pobre grama tendida al sol meridiano.
Un dia, toca la puerta de mi casa. Está Chalito. Voy a ver.
Lo mismo de siempre; la moneda y la promesa. Te vua traer algo. un perro, un buen рето. otro día lo llevó. Un zaguate condigno de su dueño; la familia no podía atenderlo porque momentos de congoja no dejaban entonces lugar para tonterías. Digale a su papá que aquí está el perro. Hoy no.
por favor, no podemos. gracias. Greno, güeno, otro día. murmurando entre dientes, se alejó. Ora no vuelvo.
Pero volvió. Vuelve siempre, a buscar su moneda y a dejar la promesa. El puro en los labios, el chaleco raido, la bolsa y el envoltorio.
Símbolo de la vida que pasa sin conocer su origen y su destino. Bien zy usté. Muy bien, gracias.¿le gusta el parque. Ah, sí, pero nuay alimales. ya no, ya no. ayſ, antes tenían tigres y liones; ahora, sólo monos, monos feos, pelones. No le gustan los monos. Qué va! muy feos, muy feos. y frunce la nariz y el entrecejo con gesto de repugnancia. Mucho trabajo. Pa conseguilo. Nuay trabajo ahora.
Ocurre entonces el contraste.
De un bolsillo del mugriento chaleco, saca un papelucho amarillento, doblado hasta romper las hojas. Me lo tiende y leo: La Magnífica acera.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.

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