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LA REPUBLICA. Sábado de diciembre de 1977 Campo pagado Apoyemos en forma entusiasta a don Rodrigo Carazo NO TINO Faltan dos meses para las elecciones generales del de febrero entrante y siento la necesidad de dirigirme a mis conciudadanos para expresarles mis puntos de vista relativos a las decisiones que nuestro pueblo, habrá de tomar ese día, y para formularle con el respeto reverente y el afecto que le profeso, dos llamamientos.
Mi primer llamamiento a todos, todos mis conciudadanos es para que tomemos muy en serio estas elecciones. Cualesquiera sean el partido y los candidatos de las preferencias de cada ciudadano, con profundo respeto les pido que participen activamente en estas elecciones y que lo hagan pensando en el futuro de nuestra patria, que nunca debería tomarse con una sonrisa disciplente y menos ahora.
Hay un motivo principal para este primer llamamiento a que cada ciudadano se interese seria y reflexivamente en el presente proceso electoral.
Este es un momento decisivo en nuestra historia. No sin razón algunos pensarán que estas mismas admoniciones se formulan aquí cada vez que se acercan las elecciones. Pero hay razones abundantes para estimar que, en verdad, nos acercamos velozmente a una bifurcación de caminos históricos. Unos lo intuyen asi, otros tratamos de racionalizarlo. Se mencionan los lapsos generacionales de treinta años en que en el pasado nuestro país se ha encontrado en un cruce de caminos en su destino histórico y hasta ha habido recientemente quien ha propuesto que nos adelantemos a los acontecimientos y se establezca un gobierno de facto. no constitucional. Otros, como tratando de eludir el enorme lote de responsabilidad que les corresponde frente a esta encrucijada, proponen que de inmediato se tome el acuerdo de convocatoria de una asamblea nacional constituyente.
Proceden asi como si el frío estuviese en las cobijas, como si la Constitución Política vigente fuese la culpable de los graves desatinos cometidos en estos años y de los vicios entronizados precisamente contra el espíritu de la misma Constitución.
Es evidente que en nuestros días se halla en crisis la democracia en cuanto significa soberanía efectiva del pueblo, con autoridad temporalmente delegada en personas que el mismo pueblo elige para que ejerzan el poder en procura del bien común y con efectivo respeto por la libertad y por los otros derechos humanos.
Esta democracia se halla acosada por sus tradicionales enemigos de fuera, por quienes no creen en sus virtudes, pero, asimismo, por los enemigos de dentro, salidos del propio seno de la democracia. Entre estos los más funestos son la corrupción administrativa y la demagogia. En efecto, la debilitan quienes se dan maña para sustituir la esencia de la democracia, la soberanía del pueblo, por la dictadura más o menos embozada de un partido que, al fin de cuentas, siempre resulta ser una oligarquía o argolla constituida por los jerarcas del partido Nuestra democracia está amenazada por quienes desacreditan la democracia al ejercer el gobierno en provecho propio, o de grupo, o de clase; para enriquecerse a costa del trabajo de otros, o para beneficio del grupo dominante. También, como quedó dicho, se desquicia la democracia por la demagogia, es decir, por el engaño que se le hace al pueblo al presentarse como defensores suyos quienes, en realidad. sólo defienden intereses ajenos a los del pueblo: poder para sí mismos, poder político o económico o la liga de ambos.
co ap Figueres, dichas hace apenas siete meses, no pueden ser más claras para poner en evidencia el difícil trance que vive nuestro país: Ahora hay mucha corrupción. Los contratos gubernamentales requieren el pago de comisiones. Es algo que se espera. El principal problema radica en que el ciudadano común no tiene forma de juzgar si un programa gubernamental se realiza por el bien del país o por otras razones. Sólo he de agregar que no encuentro antecedente en los últimos treinta años de un anatema o acusación más grave dirigido a quienes ejercen el poder.
Ha quedado así manifiesta otra de las causas más peligrosas de debilitamiento de un régimen democrático, cual es la falta de credibilidad en las palabras de los gobernantes. Esas frases desmienten rotundamente la solemne proclama de Alto a la corrupción. Pero se podrían citar decenas de ejemplos que muestran que el ciudadano acertaria mejor si entendiera exactamente al revés las palabras del gobernante.
Hay otros motivos para estimar que el país se halla abocado a una situación dificil. estos me referí en una serie de once artículos publicados en octubre de este año, sobre el enorme crecimiento de los gastos gubernamentales y de los tributos recargados al pueblo en el corto lapso de unos seis años, de una manera acelerada tal que en estos últimos cuatro años ha sobrepasado lo que es prudente y hasta lo que es responsable hacer en un pais.
Con datos emanados de los propios organismos oficiales se demuestra que se ha producido un age tamiento de la capacidad tributaria del país; que, sobre todo en razón de la velocidad de ese alud de nuevos tributos, ha disminuido el capital de trabajo de gran número de empresas, reduciéndose consecuentemente sus razones de solvencia; y que es sólo en virtud de créditos a corto plazo y a elevadisimos tipos de interés como muchas de ellas se sostienen, aunque, naturalmente, no podrán subsistir por mucho tiempo, si no hay un cambio radical en la política económica del gobierno. Se demuestra, con cifras que no pueden ser desmentidas, que el ritmo de crecimiento de la producción y del ingreso nacional, en términos reales, no sólo no ha guardado proporción con el crecimiento de los gastos, sino que ha decaido de manera lastimosa. Aún más preocupante es la disminución en el ritmo de crecimiento de la ocupación, es decir, de las oportunidades de trabajo.
Quedó probado que el poder adquisitivo de los salarios, el cual en años anteriores a estos últimos siete creció vigorosamente, apenas si se ha mantenido estacionario en estos últimos cuatro años. Se demostró que tales resultados tan deprimentes no se pueden atribuir a las condiciones prevalecientes en el mundo exterior, porque nos hemos colocado detrás cuando antes estuvimos delante de la mayoría de los paises hermanos de la América Latina, sujetos a las mismas condiciones prevalecientes en el resto del mundo. Se probó que los referidos gastos desorbitados e impuestos hasta agotar la capacidad tributaria, han conducido a un deudamiento increíblemente grande del país, que ya consume grandes partes del presupuesto en el pago de amortizaciones e intereses, del cual endeudamiento lo más preocupante es el que se ha hecho con el extranjero.
Este sí ha sido, sin duda, un hipotecar el futuro de nuestros hijos.
Los aspectos sociales de toda esa politica son sin embargo, los más dignos de preocupación.
Lo relativo a la ocupación y a los salarios de los trabajadores no podría ya ser más digno de una decidida voluntad nacional de cambio. Pero las consecuencias de las políticas adoptadas en estos últimos años no terminan ahí.
Por mucha que haya sido la demagogia, todos coinciden en que la llamada brecha social se ha ensanchado en estos últimos años. Otra vez prefiero afirmarlo citando palabras de aquel a quien deben creer los que hoy si viven bien en palacio. La expresión del ExPresidente Figueres de que serán los habitantes de los tugurios quienes decidirán las próximas elecciones ya lo dice todo pues significan que el número de quienes viven en condiciones de pobreza extrema es sumamente grande. Es la confesión sincera de la pésima orientación de las políticas adoptadas para solucionar problemas que más bien se han agudizado peligrosamente. La semana pasada me estremeci al ver y escuchar los gritos dramáticos de una señora que exclamaba de manera estentorea: Limoncito es pura miseria. Vengan a ver. y otras exclamaciones tremendas escuché de ella.
cuestión. El uso de grandes partes de ese enorme gasto gubernamental para fines político electoral del grupo en el poder, la saturante propaganda gubernamental para los mismos fines; la ejecución presunta o real pero en todo caso casual y momentánea de ciertas obras públicas; las intimidaciones o los ofrecimientos de un diario es decir de un plato de lentejas a una familia humilde; ciertas partidas por millones y millones de colones del presupuesto nacional especificamente destinadas a fines electoreros antes que satisfacer necesidades apremiantes; todo ello para doblegar la voluntad de los votantes. Todo ello es en verdad escandaloso. Se está jugando con fuego. se está haciendo en demasia de lo que el país llegó a conocer con base en las revelaciones que sólo fueron como muestras de los casos Saopimy Vesco. Me refiero en este último caso a lo también re velado por el señor Presidente del Partido en el poder hace siete meses. Todo ello no puede ser más grave.
Quienes tanto pregonan la democracia y las libertades existentes en Costa Rica. se darán cuenta de que duele decirlo, esas libertades casi sólo las disfrutan plenamente quienes ejercen ese poder políticoeconómico que aqui prevalece, así como los que se doblegan ante él sumisamente. Se darán cuenta que las libertades sólo existen dentro del marco de un des potismo que se ejerce por los medios sutiles pero no por eso menos avasallantes del poder económico que de tentan? Somos bien pocos los que nos atrevemos a hablar sin temor a las represalias.
Cuando el Tribunal Supremo de Elecciones desestimó por razones de procedimiento una petición para que interviniera a fin de limitar la enorme propaganda gubernamental de indole claramente electoral, senti gran desazón pues tengo el más elevado aprecio por cada uno de los señores magistrados de ese alto Tribunal. porque me parecia que, por encima del procedimiento, cabría más bien haber esperado que la iniciativa para esa limitación hubiera partido del propio Tribunal. Asi procedió un tribunal en la India pais cuya población es más de trescientas veces superior a la nuestra en un caso en que las sumas acusadas eran menos de mil veces inferiores a las que aqui han estado en juego: dineros públicos usados en fines electorales Todo esto es digno de la reflexión de todos los ciudadanos, cualesquiera sean sus filiaciones partidistas.
Desconozco las interioridades del proceso electoral de 1944. Pero la mayoría de nuestro pueblo no creyó en la validez de los resultados oficiales de las elecciones de ese año. todos sabemos que esa falta de credibilidad, junto con otras, fue causa principal de la guerra civil de 1948.
Ahora bien, con la tenebrosa presencia de Vesco aún en Costa Rica, con la muestra de todo lo que sig.
nificaban las revelaciones del caso Saopim; con la forma escandalosamente callada como se han aprobado los presupuestos nacionales, puesta en nueva evidencia con la del que fue aprobado este mismo mes; con lo es candalosamente sonoro de la propaganda electoral del gobierno y del partido en el poder y con los métodos de coacción que se están empleando. podrá nuestro pueblo creer en la validez de unas elecciones en el caso fortuito de que cifras oficiales de votación le otorgaran la continuación en el poder al mismo partido? todos nos concieren estas cuestiones. No ha de tratarse en estos momentos de pensar en el pasado partidista de cada ciudadano, ni en pasadas querellas o divergencias personales. Se trata de la imperiosa necesidad de pensar reflexivamente en el futuro de nuestra patria, en los bienes de la convivencia pacifica, que equivale a decir convivencia en un ambiente de justicia plena y de plena libertad. Pero para todos y no sólo para quienes se les ha llamado ciudadanos domesticados.
Lo dicho me conduce directamente al segundo de los llamamientos que deseo hacer hoy a mis conciudadanos: para que apoyemos en forma activa y entusiasta el Partido Unidad y a su candidato, el licenciado don Rodrigo Carazo.
Por mi experiencia en la campaña que condujo a las elecciones de febrero de 1966, sé bien que sólo una votación masiva, abrumadoramente mayoritaria y decidida, puede llegar a sobreponerse a esa maquinaria del partido oficial y a esa alianza hoy mucho más avasalladora que antaño entre el poder económico y el politico del mismo partido. sólo de esa manera se le evitarán con seguridad al país días de grandes sufrimientos en el futuro.
Afortunadamente, y en virtud de la llamada polarización política que se ha producido en el electorado nacional, estamos en las mejores condiciones para lograr un triunfo para Costa Rica en las proporciones a que antes me referi.
El Partido Unidad, es la resultante de una fuerza surgida de las más puras entrañas de nuestro pueblo, de un movimiento que viene gestándose desde hace más de doce años. Los dirigentes que hoy están al frente de este movimiento. campesinos, trabajadores, profesionales, estudiantes o intelectuales y empresarios han sido llevados, conducidos por esa voluntad, por esa fuerza generada por un sector mayoritario y eminentemente popular de los costarricenses. Yo estimo que la elección para el cargo de Presidente de la República con la que me distinguió nuestro pueblo en 1966, fue una manifestación temprana de esa voluntad, que en aquellos días, recogieron e interpretaron los hoy beneméritos exs presidentes Calderón Guardia y Ulate Blanco. Aflos (Pasa a la página 7)
enEl medio más empleado para el ejercicio de la demagogia es el de los gastos gubernamentales desor bitados, es decir fuera de la capacidad contributiva del pueblo, que se trata de justificar aduciendo que son me.
dios de progreso y de beneficios de las grandes mayorías, cuando, según lo enseña la experiencia secular en el mundo, siempre degeneran, cuando son así, desor bitados, en miseria y sufrimiento para los pueblos.
Hemos visto en esta misma época nuestra cómo algunos países que han padecido males de esa indole han podido preservar el sistema democrático, la verdadera soberanía del pueblo y el ejercicio efectivo de los derechos humanos, cambiando a tiempo la orientación de sus gobiernos y las personas que los ejercen. Tal ha sido el caso reciente de Suecia, de la India, de Israel o de Australia. agrego el caso de los mismos Estados Uni.
dos, después de Watergate.
Otros países no fueron capaces de realizar a tiempo los cambios necesarios, por lo que en ellos dejó de existir, al menos temporalmente, la democracia. Tales fueron los casos dolorosos de Uruguay, de Argentina y de Chile.
Esos males de las democracias contemporáneas, que en realidad no surgen de su vigencia sino del abuso que de ella se hace, están inquietantemente presentes en la Costa Rica de nuestros días.
Para mostrar a nuestro pueblo que esa la reali dad, por mucho que se haya repetido, no se puede dejar a un lado la célebre proclama del de mayo de 1974 sobre la necesidad de ponerle un alto a la corrupción.
Pero nunca se hizo alto alguno. Aquella proclama fue, por el contrario, anuncio de males mayores.
De nuevo la prueba de que así ha acontecido, la dio el señor Ex Presidente y jefe del Partido Liberación Nacional a quien no pueden dejar de creer aquellos que no nos creen a nosotros. Las siguientes frases de una declaración del Ex Presidente de la República don José Es sólo un grito ciertamente. Pero los cuadros que hemos visto en estudios publicados en la prensa o los vistos en reportajes gráficos en la televisión, han sido quizás no tan dramáticos como los gritos de aquella mujer pero si igualmente elocuentes, para poner en evidencia ese aumento de la pobreza y de la miseria ¿En qué queda toda la propaganda gubernamental sobre esta materia. Qué resultados realmente efectivos y constructivos de una sociedad más justa han tenido los centenares y centenares de millones de colones aportados por los contribuyentes para resolver paulatinamente esos graves problemas que ahora vemos más bien empeorados. dónde han ido a parar esas enormes sumas. Habrán sido usados sólo para doblegar la voluntad de los ciudadanos, únicamente por el interés electoral de un partido, es decir para conservar el poder?
Estas consideraciones conducen a referirse a otra Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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