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16 LA REPUBLICA. Lunes de mayo de 1980.
LA HISTORIA DE LA FABULA dido prestigio desde que comenzó a confundírsela, y llegó a ser sinónimo de una moralización elemen tal, pueril y majadera.
Pero son fábulas, si por fábula entendemos u.
na interpretación personificada de la vida de la Na.
turaleza. si a ésto se agrega que la interpretación de Centeno es además poética, profundamente poética, resultará que no hay más que pedir.
VIENE DE PAGINA 15 Venezuela, Constancio Vigil de Argentina y Rafael García Goyena de Guatemala.
de Constancio Vigil, grato a los oídos de los ni.
ños, y cuyas parábolas y apólogos tienen, dentro de có en 1974 su FABULA DEL BOSQUE, prologada En Costa Rica, Fernando Centeno Güel publisu estructura moderna, las características didascalicas y moralizantes del género. Entre nosotros, popor Alberto Cañas, quien entre otros concepdemos señalar a fray Matías de Córdova, a Antonio tos dice. Fernando Centeno ha escrito unas fábulas, y José de Irisarri, a Simón Bergaño y Villegas, y al esto no es frecuente en estos días. La fábula ha pery poeta hondureño Luis Andrés Zúñiga. Mencos Franco, en algún pasaje de sus escritos, habla de José Domingo Hidalgo, poeta oriundo de Quezaltenango, quien, según parece, es el más antiguo fabulista de Guatemala y autor de una descripción geográfica de aquel departamento, la cual fue publicada en la Gaceta de Goathemala en el año de 1797.
LOS TRES QUEJOSOS EL COBARDE FABULISTAS DE HABLA HISPANA En la lengua española, la fábula ha sido cultivada especialmente en España.
Puede afirmarse que la fábula llegó a este país por la doble vía, clásica y oriental, y alcanzó difusión en obras maestras como el LIBRO DE LOS EXEMPLOS, el LIBRO DE LOS GATOS CALILA DIMNA, el CONDE LUCHAR este último del Infante Juan Manuel. Qué mal gritó la monaque estoy sin rabo. Qué mal estoy sin astas. repuso el asnoY dijo el topo. Mas delo yo quejarme, que estoy sin ojos.
Sacó la espada un valiente contra un gallina, y huyendo el cobarde, iba diciendo. Hombre, que me has muerto, tente.
Acudió gente al ruido, y uno, que llegó a buscarle la herida para curarle, viendo que no estaba herido, dijo. Que os pudo obligar a decir, si no os hirió, que os ha muerto? respondió. No me pudiera matar. Los pechos privilegiados, acto º, escena XII. No reniegues, Camilo, de tu fortuna; que otros podrán dolerse más de la suya.
Si se repara, nadie en el mundo tiene dicha colmada.
Ya en el desarrollo del género, cabe señalar seis grandes fabulistas en verso: Arcipreste de Hita, Félix María Samaniego, Tomás de Iriarte, Juan Eugenio Hartzenbusch, Miguel Agustín Príncipe y Ramón de Campoamor.
En cuanto a las fábulas de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, puede decirse que si bien no son originales sus modelos están en Esopo y Fedro. sí tienen una gran fuerza creadora que permite aclimar a la epoca y a su patria, su sutileza y sus moralejas.
Juan Eugenio de Harstzenbus (1806 1880)
Ruiz de Alarcón (1581 1639)
De Tomás de Iriarte, puede decirse que es un fabulista cuyas fábulas se distinguen por su gusto delicado, su fineza exquisita, su severa corrección y su lenguaje siempre elegante.
Otro de los fabulistas nombrados, Miguel gustín Príncipe, publicó en 1861 62 sus FABULAS EN VERSO CASTELLANO EN VARIEDAD DE RIMAS. La colección comprende más de ciento cincuenta fábulas.
LA MONA Entre 1848 y 1865 publicó sus fábulas el erudito y gran dramaturgo don Juan Eugenio Hartzenbusch. En total: alrededor de doscientas. No todas originales. Modestamente, el propio autor lo declara: LA ZORRAY Remendaba con sigilo sus calzones un mancebo.
le acechaba, vilo, y pregunté. Qué hay de nuevo? el respondió. Sólo el hilo!
Yo, que Dijo la Zorr después. Tu cabeza pero sir Subió una Mona a un nogal, y cogiendo una nuez verde en la cáscara la muerde, con que le supo muy mal.
Arrojóla el animal y se quedó sin comer.
Asi suele suceder a quien su empresa abandona porque halla, como la Mona, al principio que vencer, Como éste que aunque sólo so Samaniego publicó sus fábulas en 1781 y 1784. Aunque poco original, sus fábulas son de gran gracia e ingenio. El La Fontaine español ha sido llamado Samaniego. Aun cuando inferior al modelo, el fabulista español se merece el dictado.
En 1842 publicó sus fábulas Campoamor, las más notables, con las de Hartzenbusch, de las letras castellanas modernas, que se distinguen, no sólo por su tenencia moralizadora, sino también por su malicia e intención irónica.
En América pocos literatos se han dedicado exclusivamente a escribir composiciones de esta indole. Pueden mencionarse, no obstante, a algunos escritores cuyas fábulas han alcanzado cierta difuSesión Rafael Pombo de Colombia, Andrés Bello de Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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