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Ciclismo de España vive una paradoja

Pese a que vive una crisis de patrocinios sus ciclistas siguen ganando en el orbe Españoles ganaron el Giro y ahora el Tour; solo les falta la Vuelta a España para barrer

Madrid. Quizás la peripecia vital y deportiva de Carlos Sastre –las ojeras de su rostro fatigado y serenamente feliz en el podio de los Campos Elíseos, las arrugas que tanto reflejan el paso de los años como señalan cientos de experiencias, y no todas hermosas– sería la mejor parábola de lo que, se mire como se mire, no deja de ser una paradoja.
Dos años después de que la Operación Puerto procediera a la purga de la flor y nata de sus campeones –Beloki, Sevilla, Mancebo, Heras–, un año después de que la gran última figura emblemática del ciclismo vasco, Iban Mayo, se sumergiera en un proceso por dopaje, el ciclismo español se encuentra ante la posibilidad de cerrar un año único.
Solo la Francia de 1964, la de Jacques Anquetil logrando el doblete Giro-Tour y Poulidor ganando la Vuelta, ha logrado en la historia apuntarse las tres grandes.
Después de la victoria de Alberto Contador en el Giro y la de Sastre en el Tour, solo falta que uno de los dos, o cualquiera otro, como Valverde, como Samuel Sánchez, como Igor Antón, gane la Vuelta, lo que no sería tan extraño, para cerrar un círculo tan histórico como excepcional.
Alberto Contador ha ganado este año el Giro, Alejandro Valverde fue el primer maillot amarillo del Tour, Sastre, el último, Óscar Freire, el verde. Los tres tienen en común el estar en equipos patrocinados por firmas no españolas, lo que añade un grado más de enjundia a la paradoja española.
En el Tour del 2003, el quinto de Armstrong, cuatro grandes empresas españolas financiaban a equipos que participaban en el Tour: ONCE, Banesto, Kelme y Euskaltel. Antes incluso de la Operación Puerto, mayo de 2006, ONCE, Kelme, víctima de una grave crisis económica, y Banesto habían dejado el ciclismo. Les sustituyeron en el patrocinio dos comunidades autónomas –Baleares y Valencia– y una compañía de seguros de EE. UU.
Pero después de 2006, ni eso. Queda el Euskaltel. Lo demás, viento. Y pese a todo ello, pese a este panorama desolador, al que habría que añadir la crisis de la Vuelta –Antena 3 ha tenido que vender el 49% al Tour para no seguir perdiendo dinero con la ronda española– y la desaparición de prácticamente todas las carreras de la pantalla de televisión, de España siguen saliendo los mejores ciclistas del mundo.

  • POR Carlos Arribas
  • Deportes
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