Washington. AFP. Samuel Alito, elegido ayer a los 55 años para ocupar un puesto vitalicio en la Corte Suprema de Estados Unidos, es un juez muy conservador cuya larga experiencia judicial y sus posiciones en contra del aborto deben valerle el apoyo de los movimientos de derecha.
Al anunciar la designación, el presidente George W. Bush se refirió a él como uno de "los jueces más completos y respetados de Estados Unidos". "Es duro y justo a la vez", y "tiene más experiencia judicial que cualquier otro candidato a la Corte Suprema en los últimos 70 años", destacó.
Nacido el 1.° de abril de 1950 en Trenton, Nueva Jersey, de un inmigrante italiano y de una maestra de escuela, Alito se graduó en las prestigiosas universidades de Princeton y de Yale.
Hombre de elevada estatura, y de expresión severa e inmutable, es actualmente miembro de la Corte de Apelaciones, un cargo para el cual fue designado en 1990 por el entonces presidente George Bush (padre), con jurisdicción sobre los estados de Pennsylvannia, Nueva Jersey y Delaware.
Exintegrante del gobierno de Ronald Reagan, Alito trabajó para el secretario de Justicia entre 1985 y 1987, tras haber sido consejero del abogado principal del gobierno, entre 1981 y 1985.
"Es un conservador coherente", escribió otro experto, Shannon Duffy, "tan conservador que tiene como apodo Scalito debido a su cercanía ideológica con Antonin Scalia", un juez conservador de la Corte Suprema, de origen italiano como él.
Sobre el aborto, Alito tiene una posición más restrictiva que la centrista Sandra O'Connor, a quien deberá reemplazar, suscitando la oposición encarnizada de los movimientos feministas.
Alito sufrió un revés en 1992, cuando la Corte Suprema anuló una ley del estado de Pennsylvannia, que él había apoyado, por la cual se exigía que las mujeres informasen a sus maridos antes de someterse a un aborto.
Más tarde, en el 2000, formó parte de los jueces que votaron una ley de Nueva Jersey por la cual prohibían los abortos tardíos.
Numerosos observadores señalan que Alito es un hombre extremadamente educado y cortés, incluso en los casos en que está en franco desacuerdo.
Si se aprueba su candidatura, muchos esperan de él menos poca agresividad y confían en que favorecerá el consenso.