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8.
CASTILLOS DE ESPANA Cabe de 1982 Oropesa (Toledo. vista de las murallas y torre del ho.
menaje. Enrique III de Castilla donó el señorío de Oropesa a García Alvarez de Toledo, quien restauró este castillo, muy maltrecho a causa de las interminables luchas libradas con los franceses durante la Independencia. El castillo, de bella traza y recia edificación, aparece unido a la mansión condal y a la muralla de la villa secular de Oropesa, a la que los árabes llamaron Alcoceder. Su planta es rectangular, con un gran torreón en el centro de su frontera. Fue declarado monumento nacional por decreto de de febrero de 1923, y convertido en Parador de Turismo en diciembre de 1942.
Castillo de Coca (Segovia. Levantado en 1400 por el arzobispo Fonseca, este castillo es el más genuino ejemplar del arte mudéjar. De los innumerables castillos que esmaltan los campos segovianos, es el de Coca uno de los más impresionantes. Construido en ladrillo, yergue su mole roja sobre el verde de la campiña, y su monumentalidad parece destacarse aún más a causa de la pequeñez del pueblo de Coca, pues existe una evidente desproporción entre el castillo y su pueblo. De bella arquitectura mudéjar, posee un muro de dos metros y medio de espesor, con revestimiento de ladrillos, y sus cuatro ángulos están flanqueados por torres ochavadas que rematan sus caras en garitones poligonales. En la muralla del este, flanqueada por dos torreones, se abre la entrada del primer recinto. Sobre él se destaca el castillo, coronando un ángulo septentrional por la cuadrada torre del homenaje, encerrada entre cuatro cubos construidos en sus vértices.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Castillo de los Templarios de Ponferrada (León. Nos encontramos ante un castillo que posee una belleza casi teatral, una de las más interesantes construcciones de la Edad Media, porque participo del triple carácter de cenobio, palacio y fortaleza. Se alza en la meseta de una colina, dominando las encomiendas del Bierzo. Tras la primera puerta, entre dos esbeltas torres pareadas, sigue el puente y otra puerta semejante a la primera, que conduce a la inmensa Plaza de armas, trapezoidal, que tiene en sus dos flancos las celdas de los monjes, con el escudo cruzado del Temple, y un gran pozo en su centro. Se ignoran los datos históricos de este castillo, hasta 1178, que aparece donado a los Caballeros Templarios por los reyes de León; los Templarios poseyeron el castillo hasta 1310, época de la extinción pontificia de la Orden, bajo presiones del rey de Francia, que ambicionaba apoderarse de las inmensas riquezas de la poderosa orden militar.
14 LA REPUBLICA. Jueves 23 de diciembre de 1982.
En los castillos de España, levantados en bravas cresterías o en los llanos, guardianes en otras épocas de los pueblos junto a ellos edificados o de las tierras conquistadas a los musulmanes, se aposenta como dijo Pérez Galdós el alma de los tiempos muertos. Todos los esfuerzos y empresas guerreras de ocho siglos de reconquista, toda la historia de la España medieval, con sus luchas, sus gestas heroicas, sus intrigas, se reflejan en las piedras de estas plazas fuertes, rodeadas de murallas, torres y fosos.
En toda la Península, desde Galicia hasta Andalucía, desde la frontera con Portugal hasta las playas levantinas, mil nombres evocadores: Campolongo, Sotomayor, Benavente, Fuensaldaña, Torrelobatón, Simancas, Coca, Zafra, La Calahorra, etc. junto a estos castillos feudales, como símbolo de la unidad alcanzada en los últimos años del siglo XV, los alcázares cristianos de Sevilla, Segovia y Jaén, y las alcazabas musulmanas de Granada, Almería y Málaga.
Alcázar de Segovia. Este es el monumento de carácter militar más airoso de los castillos españoles. Se yergue sobre una gigantesca rosa recortada a modo de proa, presentándose como una incomparable atalaya frente al severo paisaje de Castilla. Aunque se desconoce la fecha exacta en que fue edificado, se cree que el primitivo Alcázar lo levantaron los romanos. Los primeros datos históricos de esta obra se remontan a la época de Alfonso VII el Emperador.
Posteriormente, Fernando III y Alfonso hicieron en él grandes reformas. Las proporciones de su fábrica y la originalidad de su estilo despiertan admiración. Su fachada principal, en la que descuella la elevada torre de don Juan II, coronada por adarves y cubos de defensa, mira al este. Su aspecto general, con las otras torres de capiteles de pizarra, y todo circundado por un amplio foso y profundo abismo, es verdaderamente excepcional. Esta vista aérea, tomada desde el Eresma, muestra al Alcázar en toda su belleza.

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