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8 LA REPUBLICA. Lunes 21 de octubre de 1985 EDITORIAL PENTAGRAMA Los periódicos costarricenses no dejamos de tener aún algo de campesinos, por lo menos asi se desprende al ver con que despliegue destacamos el envío de algún periodista a una misión al extranjero, aunque esta sea a Nicaragua o Panamá.
El futuro Gobierno.
Basta un partido fuera de nuestras fronteras o alguna noticia que se salga de lo corriente para que de inmediato se publiquen las fotos del periodista y fotógrafo que serán enviados a cubrir la noticia.
Parece ser que con ello tratamos de convencer a los lectores de que estamos haciendo un gran sacrificio y que llegamos a extraordinarios sacrificos para darles un gran periódico.
Acueductos y Alcantarillados; el marasmo de las políticas de granos básicos del CNP; la crisis del Sistema Bancario Nacional. Codesa y sus subsidiarias, sobre cuyo destino la clase política nacional no llega aún a un acuerdo. Venderlas o no venderlas? Venderlas haciendo un negocio, o el negocio es venderlas para dejar de perder? La lista, que sólo se refiere al sector descentralizado del Estado, no es completa, pero de su enunciacioin sumaria se desprende la gravedad del problema.
Posiblemente los periodistas de otrs países encontrarán graciosa y hasta primitiva nuestra práctica.
Para la gran prensa enviar gente a atender informaciones extra frontera no es nada especial, es lo común, es la obligación y por supuesto no se andan con poladas como las que acostumbramos.
En toda campaña electoral se pretende condensar en fórmulas publicitarias de impacto, un pensamiento político que sea movilizador de las masas electorales. Señala en su columna de días pasados, don Enrique Benavides, con gran acierto, el carácter epidermial y vano que presenta la campaña electoral en que se encuentran enfrascados los partidos políticos nacionales. Los dos candidatos que se presentan con mayor opción de triunfo, jóvenes ambos que no deben soportar el pesado fardo histórico del 48, no han hecho una campaña de fondo, de prospectiva, en la que se labra con trazos precisos los contornos de un porvenir.
Cada contendiente afirma que la forma de gobernar que propone es la buena. En la justa electoral de febrero el pueblo costarricense determinará cual de esas formas de gobernar será la que regente los intereses de la patria. Sin embargo debemos estar conscientes que esa forma de gobernar, cualquiera que ésta sea, deberá ejecutarse a través de los medios viejos que les ofrece el aparato estatal costarricense. Hasta dónde esos viejos medios, esas instituciones, esos mecanismos tradicionales de la acción política, darán una posibilidad de éxito a una nueva forma de gobernar?
Nuestra realidad inmediata nos ofrece un panorama caótico del aparato estatal costarricense.
La falta de coordinación, la hipertrofia y la incompetencia son la regla, la solución efectiva y pronta de los problemas se presenta como excepción. Los ejemplos no faltan: la crisis de los farrocarriles nacionales que dio lugar a una nueva institución. Hija de la crisis, ella lleva consigo algunos males de ésta.
Puede ser que algún día dejemos de hacer aspavientos y pavonearnos porque uno de nuestros redactores fue enviado a México o al Canadá.
Por el momento podríamos aceptar que la práctica la continúen los medios informativos de limitados recursos para quienes es un verdadero sacrificio enviar a un periodista.
Una nueva forma de gobernar, vino nuevo en odres viejos. El ganador de la contienda electoral, sea éste quien sea, deberá ejecutar su acción de gobierno contando con el CNP, con los Bancos, con los ferrocarriles. En nuevo gobernante, quiéralo o no, estará obligado a gobernar siguiendo viejos cauces institucionales. Sólo con una reestructuración a fondo del aparato estatal, es concebible que se produzca en el país una nueva forma de gobernar. La cuestión no se resuelve en determinar si Codesa debe o no debe pasar al sector privado. Plantear el problema en términos de una escogencia entre reducción del tamaño del Estado, o gigantismo estatal, no sólo es primario sino que nos lleva a escamotear el problema de fondo: la definición de las tareas del Estado moderno. La solución sólo la encontraremos en un pensamiento de conjunto. Las diversas instituciones del Estado, cuando se presentan como islas autárquicas en un archipiélago, llevan a su destrucción. El aparato del Estado es un sistema, la acción de unos órganos incide sobre otros, y su coordinación adecuada se revela indispensable para la obtención eficaz de los fines públicos. La tarea primordial a la que se enfrentan las generaciones actuales de costarricenses, debe ser pensar el Estado.
En donde es inaceptable es en los medios poderosos, en los que ganan dinero por carretadas, para los que no sig.
nifica nada pagar boletos y permanencia de su gente fuera del país.
Lo menos que pueden esperar los lectores es que sea común que envíen reporteros tras la noticia, donde sea que esta se produzca.
No es nada elegante anunciarlo con bombos y platillos.
La intervención en el Servicio Nacional de Creemos que es una polada de todos, no nos escapamos nosotros, sólo que en algunos casos es mayor y ridiculiza más.
La República Publicado por Editorial La Razón, CONTINÚA LA AMENAZA DE LOS HUECOS SIN TAPA ILISTO.
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