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LA REPUBLICA. Lunes 29 de setiembre de 1986 OPINION El chofer con sex appeal Lic. Atilio Vincenzi Saber leer Alicia Miranda Hevia EBEMOS admitir que algunos tienen una oportunamente haría la defensa del caso.
atracción especial para varias cosas o para Mientras tanto ya Eufrasio había leído su deciertas personas, inclusive para individuos del claración y la estaba firmando; también la firmé yo. Me sexo opuesto. El personaje a que me refiero preguntó entonces Eufrasio que quería decir falta de estuvo talvez en alguna oportunidad, aunque mérito. Yo le contesté que es una resolución que pone fuera en sueños, en el Castillo de Blarney, en Cork, el juez después de que él había declarado; que la pondría Irlanda. Ahí, como dice la leyenda, se asomó por cierta dentro de unos seis días, si era procedente, diciendo ventana y beso determinada piedra y obtuvo una lengua que por el momento no había motivo para que continuara de oro. sea el don de la lisonja al cual no puede detenido. Me dijo entonces Eufrasio que un señor que se resistirse ningún ser humano, ya sea hombre o mujer. le acercó a hablarle donde él estaba, mientras yo Ocurre que hace ya algún tiempo, como a las nueve hablaba con las jóvenes, le dijo que le garantizaba una de la noche de un sábado, me llamó la secretaria de un falta de mérito por diez mil colones. Le pregunté me colega, para rogarme me hiciera cargo de la defensa de dijera quién le había dicho eso y me lo señalara. Pero su amigo a quien tenían detenido en el OlJ porque se le Eufrasio buscó y no encontró a esa persona. Me dijo que atribuía la violación de una mujer. Comprometido por la el sujeto le aseguró que era politologo y me pidió le amistad que me une con la secretaria, hice indagaciones explicara el significado de esa palabra. Le contesté que y realmente resultó que el amigo, a quien llamaremos Eu yo tampoco lo sabía. Mientras tanto la escribiente nos frasio. para no dar su nombre verdadero, estaba deteni vino con la noticia de que Eufrasio iba detenido, por lo do por cuanto una mujer había dicho que, viajando en un que presenté la solicitud de excarcelación y me despedi autobús, del cual era chofer nuestro héroe, estuvo con de él, prometiéndole no descuidar en forma alguna el versando con él hasta el grado que, casi sin darse cuen trabajo.
ta, hicieron la última carrera al distrito de la ruta; al bajar Sali de la oficina y Eulalia, Margarita, Patricia, Lillialos únicos pasajeros que quedaban, Eufrasio continuó na, Flor, Rosalía y la secretaria de mi colega, me acosaconversando con su nueva conocida y ésta dijo ante la ron llorando y rogándome que hiciera todo lo que pudiera autoridad que, en medio de la conversación, la había por sacar a Éufrasio. Les pedí tuvieran calma y que rezaagarrado a la fuerza; a la fuerza la pasó por el trompo y ran mucho por Eufrasio y que le hicieran la novena a San ya en el suelo, junto a las llantas del vehículo, la obligó a Ibo, patrón de los abogados.
tener relaciones con él.
Me fui para mi casa cavilando cómo diablos estaNo pude a esas horas de la noche hacer nada y blecer la defensa. Al día siguiente presenté un escrito en obligado por las circunstancias me vi forzado a esperar a que hacía ver la imposibilidad en que estaba Eufrasio, primeras horas del lunes siguiente. En efecto llegué al dada su estatura de un metro sesenta, su peso de ciento Juzgado de Instrucción que correspondía y como a las veinte libras y su complexión delgada, de arrastrar por el diez de la mañana llevaron a Eufrasio a la oficina las trompo de un bus, a una mujer de veinticinco años y fuerzas armadas del OlJ, debidamente esposado. Le ciento sesenta libras de peso.
quitaron las esposas. La secretaria de mi colega, presente ahí desde las siete de la mañana, me presentó Todo fue en vano. Al poco tiempo me notificaron como su defensor y entonces una escribiente nos sentó auto de procesamiento. De inmediato interpuse apejuntos; comenzó a redactar su declaración y le dijo que lación, explicando detalladamente, como lo exige ahora y si quería declarar. Eufrasio me volvió a ver y yo, para nuestro Código, los motivos de mi apelación. De ahí sali tirármelas de buen defensor, le dije que no dijera nada corriendo, con otro escrito, para mantener mi apelación Pero Eufrasio me dijo que él quería declarar porque no se ante el Tribunal. Pregunté antes a cuál Tribunal corressentía culpable de nada. Comenzó a declarar, rechazó el pondía el recurso y me contestaron en el Juzgado que le cargo de violación, hizo ver que su ofendida era ya tocaba al Olimpo. Pedí explicaciones para que me dimayor de edad y negó que, a la fuerza, hubiera obtenido jeran a qué se referían y por qué le decían así a un tribuy sus favores. Estaban leyéndole su declaración, cuando nal. Me dijeron cuál era y que le decían así porque estaba varias mujeres que estaban en el mostrador, varias jó muy alto, cerca de las nubes.
venes, me llamaron por señas para que me les acercara, Una vez que mantuve mi apelación, el Tribunal me lo que efectivamente hice. Al llegar me di cuenta que dio una audiencia que ordena nuestro moderno Código eran seis. Sus nombres, que ahora invento por razones Procesal, para que yo dijera cuáles eran mis pretende discreción, eran: Eulalia, Margarita, Patricia, Lilliana, siones al apelar. Eso yo nunca lo he entendido por cuanFlor y Rosalia. Aparte de la secretaria de mi colega que to si estoy apelando, mis pretensiones no van a ser permanecía presente. Todas me preguntaron si Eufrasio otras que las que expuse en mi apelación. No obstante quedaría detenido. Les contesté que eso no lo sabía tuve intenciones, lo confieso, de decir que mis pretennadie. Ya que si el juez o la juez ordenaba su prisión, yo siones eran las de que metieran a ese individuo a la no podia hacer nada en esos momentos. Me dijeron que cárcel por cincuenta años para que no anduviera hacienpor qué no apelaba. Yo les contesté que, de acuerdo do tanto reguero entre las mujeres. Pero me contuve y con nuestro moderno Código de Procedimientos Pena dije que mis pretensiones eran las de que revocaran el les, no existía ese recurso para esa resolución; que procesamiento. No podían ser otras.
tampoco existía resolución escrita de la que se pudiera Mientras tanto en mi casa no paraban las llamadas apelar. Por ese motivo yo llevaba siempre a mis clientes telefónicas de Eulalia, Margarita, Patricia, Lilliana, Flor, a declarar a un juzgado de esos, ojalá los lunes en la ma Rosalía y la secretaria de mi colega, preguntándome coñana para tener tiempo, durante la semana, de tramitar mo iba el caso. Ya no sabía qué contestarles. Porque cualquier excarcelación. Les decía también a mis además se agregaron otras mujeres que me solicitaban clientes que siempre fueran en uniforme de fatiga porque informes acerca de Eufrasio. Según pude darme cuenta, no se sabia nunca cuando quedarían presos sin poder Eufrasio había tenido relaciones con todas ellas y todas apelar ni discutir. Para eso llevaba escrita en una hoja insistían en verlo en libertad, sin importarles que tuviera aparte mi solicitud de excarcelación de Eufrasio. Me esa clase de negocios con todas ellas. Me tenían casi preguntaron entonces que si sería excarcelado; tam loco atendiéndolas. No me explicaba a qué hora me hapoco supe qué decirles y les manifesté que eso de bía hecho cargo de semejante defensa y de semejante pendía de varias circunstancias: de la gravedad del defendido con tal calidad de sex appeal.
delito, de si tenía delincuencias anteriores, de si era Terminé por buscarme un dictamen médico para extranjero o de si se había hecho escándalo en los poder renunciar a la defensa de Eufrasio y para que le periódicos. En tales casos no saldría excarcelado sino pusieran otro defensor.
dentro de un par de años y con un millón de colones de Ignoro cómo terminó el asunto. En alguna oportunifianza. Pero si Eufrasio no ha hecho nada! Dijeron todas dad una de sus admiradoras me dijo que Eufrasio había a coro. Yo no pude más que decirles que eso no estaba salido por fin libre, con un auto de prórroga ordinaria. lo en mis manos decidirlo en esos momentos y que cual nunca entendí.
ACE muy poco se publicó en Francia el resultado de una encuesta. Se quería averiguar cuántos muchachos podían leer al terminar la escuela obligatoria, que allá dura diez años.
Respondieron dieciséis mil jóvenes en dos niveles, por medio de las computadoras que poseen todos los colegios.
Se encontró que setenta a ochenta por ciento del total no sabían leer o lo hacían muy mal.
Constituían buenos lectores, rápidos y eficientes, para los cuales el texto escrito es un medio y no un fin, sólo de veinte a treinta por ciento de los interrogados.
Partiendo de que el hablante promedio, a su ritmo normal, produce unas nueve mil palabras por hora, los lectores se clasificaron en cuatro tipos. Se eliminó de entrada a las personas que del todo no saben leer.
El primer tipo de lector asimila entre mil quinientas y seis mil palabras por hora. Toda su energía se le va a descifrar signo por signo. Por consiguiente, no comprende nada de lo que quieren decir en conjunto.
El segundo tipo lee entre seis y nueve mil palabras por hora.
Debe traducir lo escrito al lenguaje oral; es de los que lee en voz alta.
El tercer tipo es ya un lector aceptable. Maneja entre nueve y quince mil palabras por hora. Utiliza sólo la vista, no pasa por lo oral.
El cuarto tipo es un lector eficaz: procesa más de dieciocho mil palabras por hora.
Sin embargo, ninguno de los muchachos que hizo la prueba iiegó a la velocidad considerada realmente óptima de treinta mil palabras por hora y más.
Tanta minuciosidad en el análisis no es superflua. El lector rápido es eficiente; la comprensión aumenta con la velocidad de la lectura.
Como otras, la encuesta revela que los hijos de profesores, médicos y ejecutivos leen mejor y más rápido que los hijos de obreros, y los hombres más que las mujeres. pesar de la presencia de las computadoras, el resultado desanima a los encargados de la educación.
Los franceses, siempre sensibles en lo que se refiere a su honor nacional, ven dañada su imagen de república de la cultura.
Salen perdiendo al compararse con Japón, por ejemplo, donde el noventa y cinco por ciento de la población obtiene el bachillerato. 5 Por coincidencia, más o menos en el mismo momento, al celebrarse en nuestro país el Día de la Alfabetización, se publicaron datos sobre nuestro estado.
Tenemos más de ciento veinticinco mil analfabetos oficiales, todos mayores de diez años. Equivalen al de ese grupo.
Parece un número pequeño. Sin embargo, habría que ver, del noventa y tres por ciento restante, a quién más habría que incluir, por no haber terminado la primaria o porque, habiéndolo hecho, no llegó a ser un lector funcional.
Las condiciones de los dos países son muy disímiles. Pero algunos factores nos oscurecerían el balance, si alguna vez se efectuara aquí una encuesta como esa.
Para los semilectores nacionales, la radio y la televisión son una tentación permanente. Leer les cuesta. Para qué tomarse la molestia, si basta con oir una emisión o contemplar una pantalla?
Con los días, pierden la práctica de la lectura, y caen en un círculo vicioso del que no se sale más.
Debido a la crisis económica, los textos escritos se han encarecido y circulan cada vez menos. Hasta el periódico es un lujo inaccesible para muchos.
El Estado disminuye los créditos para la educación. Se recorta el presupuesto, falta material. Los salarios reales de los maestros bajan. Quiénes están enseñando a leer? Suplentes o estudiantes. primera vista, el analfabetismo en Francia parece lejano y exótico fenómeno. No hay tal. Pero tampoco hay que dejarse consolar por las habas que se cuecen en calderas ajenas.
Las opiniones contenidas, en los artículos publicados en esta página, son las personales de quienes las firman y no coinciden, necesariamente, con las del periodico.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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