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LA REPUBLICA OPINION 13A Miércoles 13 de agosto, 1997 USTED OPINA COMENTARIOS GREIVIN BRENES La República ¿Se debe promulgar una nueva Constitución Política. Sí, yo creo que seria muy bueno, porque muchos de los casos que se presentan hoy, no tienen solución a través de la Constitución actual. Sí, la que tenemos hoy no cuenta con todo lo necesario para resolver los casos.
OSCAR NARANJO ADMINISTRADOR CLAUDIO VALVERDE PENSIONADO No, la situación está muy difícil para los costarricenses y aunque cambien la Constitución, todo seguirá igual. Sí, me parece que los casos que se presentan en las instituciones de hoy, no se ajustan a las leyes existentes.
BOSCO FERNANDEZ INGENIERO MARCELA SALAZAR ESTUDIANTE Una vez más sucumbe Limón. Las lluvias dejaron tras de sí, como tantas veces, un panorama de embarrialada desolación.
Se repiten, como una pesadilla recurrente, las escenas de fa.
milias cargando sus pertenencias loma arriba, mientras el fango invade las casitas llevándose muebles e ilusiones río abajo.
Cierto es que se ha deforestado masivamente y eso hace que las lluvias arranquen más terronada, aumentando su masa y su violencia.
Es cierto también que, donde antes era selva, hoy es caserío, y que, donde antes fue caserío, hoy es ciudad. La población se ha multiplicado, haciendo crecer, por supuesto, el núme ro de damnificados año con año.
Pero también, es verdad que gran parte de esta tragedia puede evitarse, puede aún detenerse.
Mis recuerdos infantiles del Matina de los años treintas son borrosos. Sin embargo, cuan ABEL do dolido, escucho las noticias, logro verme chiPACHECO DE quillo bajo el mosquitero y escuchando como LA ESPRIELLA la lluvia golpeteaba, tamborileaba y entraba en frenético pandereteo, anunciando, otra vez, la crecida de los ríos.
Nadie, como hoy, había dado alerta verde, amarilla o roja.
No había quién nos dijera si venía una onda tropical, una turbulencia o un huracán. a nadie jamás se le hubiera ocurrido bautizar, como ahora es la moda, con nombre de cristiano, a semejante bate bate.
Era sencillamente un temporal, o una llena. como solíamos decir. El río nos anunciaba chocolotero la tormenta, y arrancaba su sinfonia amenazante con gorgoritos sopraneros de remolino, y bajos tronadores y arrancapiedras.
En cosa de momentos, las aguas se metían por la plaza inundándolo todo. Entonces, nuestra casa, casita de entonces fabricada sobre zancos, sobre robustas vigas, se convertía en una isla. Las aguas remolineras, sencillamente pasaban por debajo de ella.
Yo me entretenía mirando pasar las ráfagas de lluvia que llamábamos viejos. También, me gustaba escuchar los cantos que desde el batch (dormitorio de solteros. entonaba la cuadrilla, acompañada por el banjo de mister Waca.
El batch también era una isla. Todas las casas, todas, estaban construidas sobre vigas. Eran casas en zancos y estoy se guro de que usted las ha visto, amigo lector, pues algunas se han salvado de nuestro afán de destruir todo lo viejo.
Todos sabíamos que, año con año, llovería, y lloveria muy fuerte. Sabíamos que la naturaleza es quien impone su ley total al hombre, y no al contrario, como parecen hoy pensar algunos.
Cuando llegaron los hombres de las tierras altas, no entendieron el por qué de nuestra arquitectura caribe, de nuestras casas en alto.
Primero, pusieron en el piso de abajo un barcito, unas hamacas. Después, levantaron paredes, y lo que era zona vacía para brindar seguridad ante el paso repetido de las aguas, se convirtió en sala, comedor y dormitorio. Hoy, hasta se han olvidado de construir un segundo piso.
El resultado no puede ser más triste.
No se debe, no se puede ignorar por más tiempo que existe una manera de convivir con cada clima, y que debe retornarse a la lógica construcción que utilizaban nuestros antepasados.
No podemos seguir construyendo casas para que, cada año, se las lleve el río, como tampoco carreteras que no sólo no re sisten un aguacero de medio ver, sino que hacen presa, actúan como diques, par lograr así impedir el rápido desagüe, y aumentar la destrucción.
Claro que es mucho más caro hacer casas en alto, o carreteras de verdad. Pero, ciertamente, es más económico que reconstruirlas cada año. Por supuesto que, para el Gobierno, es más sencillo y de más impacto político, dar casitas tipo meseta y central, aunque sean trampas mortales. Se logra más por me nos precio, y eso es buena propaganda.
Pero pienso que esa política, como tantas otras, son un cruel engaño, un amargo fraude. Un acto delictivo contra este pueblo confiado, y que se pasa de crédulo y generoso.
FORO Afusílenlos y luego se disculpan Por el aprecio personal que le guardo, por la admiración a su trayectoria de hombre de letras y servicio público, siempre pensé que don Alberto Cañas sería incapaz de cometer o ayudar a cometer una injusticia si, previo a hacerlo, era consciente de tal cosa. Desgraciadamente, per confesión del propio don Alberto, he terminado por comprobar que mi creencia era equivocada.
En la columna Chisporroteos publicada en LA REPUBLICA del de agosto, don Alberto Cañas admite que votó afirmativamente el Informe sobre el Banco Anglo, rendido por los diputados de su partido, a pe sar de que en dicho informe se condena a varios costarricenses, miembros de la Junta Directiva del Banco Central que eran y son inocentes de los cargos alli contenidos y presentados como hechos probados. Sin embargo, don Alberto, consecuente con la línea de partido, prefirió votar a favor de la injusticia reconocida antes que salir por los fueros de su propia independencia y oponerse a ese linchamiento político de personas inocentes.
Duele ver como un prohombre de la patria, Alberto Cañas, reconoce haber sido participe consciente de tal atropello contra el honor y el buen nombre de otros ciudadanos inocentes, entre los que se encuentran dos apreciados amigos suyos. Si así actúa con los amigos, cómo será con los enemigos. Todo sea por la línea de partido que, en el caso de don Alberto, creí que estaba por debajo de su sentido de la justicia.
Podrían decirme que don Alberto se excusó públicamente. Pero el hecho cierto es que por ahí anda un documento aprobado con el apoyo de don Alberto en que se les pide a las instituciones del Estado, a los partidos políticos y a las organizaciones gremiales que a esos miembros de la Junta Directiva del Banco Central, que don Alberto reconoce inocentes, ni les compren ni les vendan. Tal decisión legislativa no se cura con una excusa.
No soy yo quién para decir lo que debió haber he cho don Alberto al darse cuenta de semejante atropello contra la dignidad y el buen nombre de un inocente. El es un humanista culto y sabe perfectamente qué se debe hacer ante una injusticia. Lo que sí me queda claro es que no es correcto afusilar primero y luego disculparse ante el cadáver. Eso se hacia en los tiempos de Pancho Villa, y ni en aquellos tiempos tenía perdón de Dios.
PABLO UREÑA POETA ESCRITOR PARA PENSAR. los colaboradores de FORO se les recuerda que sus artículos no deben tener una extensión mayor de dos cuartillas, tipo carta, a doble espacio.
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Lady Warley Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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