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Obligadas por la Comisión de Arbitraje a una nueva prueba física, las árbitras darán la pelea si quedan fuera de competencia.
Erika Vargas, al lado del futbolista Rodrigo Cordero, fue una de las tres árbitras que pasó la prueba de Cooper la primera semana de enero
La Comisión de Arbitraje de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), máximo ente rector del fútbol en el mundo, exige a las mujeres que se dedican profesionalmente al arbitraje en esta disciplina, cumplir con la famosa «Prueba de Cooper», corriendo como máximo 2.600 metros en 12 minutos.
Es una ley universal.
Sin embargo, las federaciones de fútbol afiliadas a la FIFA y sus respectivas comisiones de arbitraje, gozan de autonomía para exigir nuevas disposiciones en este sentido. Por eso en Costa Rica la Comisión que preside el abogado Julián Solano, primero obligó a los hombres árbitros a cumplir con la «Prueba de Cooper en 2.800 metros y a las mujeres en 2.700, pero luego, exigió igualdad de condiciones entre géneros y ahí se armó la trifulca, porque el 90% de las árbitras se quedaron fuera de competencia al no poder cumplir con ese requisito.
Incluso, las dos árbitras más cotizadas del balompié costarricense, Ave María Alpízar y Claret Jiménez, ambas portadoras del gafete internacional de FIFA, no pudieron recorrer los 2.800 metros en los doce minutos, lo mismo que algunos hombres, lo que llevó a la rebelión de las féminas.
Ave María, Claret, Milena López y Magaly Rojas fueron excluidas del panel de árbitros costarricenses, al no lograr tal distancia en las más recientes pruebas físicas que se le ejecutaron a más de 85 de los 96 silbateros activos.
Hubo tres mujeres que cumplieron con los requisitos; Erika Vargas, Maureen Morales y Patricia Miranda.
Todos tendrán una nueva oportunidad el próximo 14 de marzo, aunque las árbitras recurrieron a varias instancias que incluyeron la Defensoría de los Habitantes y el Ministerio de la Mujer, apelando la decisión de los jerarcas del arbitraje nacional.
Al cierre de edición, la nueva prueba de resistencia está en pie y parece que las mujeres que arbitran harán el examen, mientras se resuelven sus protestas en otras instancias.
IGUALDAD REAL
Julián Solano manifestó a UNIVERSIDAD, que «cuando asumí funciones en agosto de 2002, una de mis primeras directrices fue que para dirigir en Costa Rica, los árbitros de primera división debían realizar 2.700 metros en 12 minutos, pero luego lo subimos a 2.800, fundamentados en que FIFA faculta a cada Federación a fijar la cantidad de metros que consideren necesario en el test de Cooper, siempre y cuando sean superiores a 2.700 para hombres y 2.600 para mujeres.
¿Por qué entonces equiparar hombres y mujeres?, le preguntamos.
«Porque en los partidos de fútbol, la bola corre a igual velocidad no importa si arbitra una mujer o un hombre; el juego es el mismo, no se varía ninguna regla por el género de quien arbitra, de manera que me parece justo y correcto igualar la capacidad de quienes dirigen. Por eso, las mujeres tienen que cumplir con los mismos requisitos que los hombres», indicó.
Mucho del problema se dio porque las pruebas físicas se realizaron el 4 de enero anterior y solo una semana antes, a las árbitras se les comunicó la exigencia de los 2.800 metros, lo que las tomó de sorpresa.
Enterada de lo que consideró una discriminación hacia la mujer, la diputada Gloria Valerín pegó el grito al cielo y a diferentes medios de comunicación expresó lo siguiente: «Esto es una barbaridad, una arbitrariedad de las más grandes; en este país muchos hombres todavía no entienden que esto no es Afganistán y que aquí no somos talibanes. Voy a hacer el polvorín más grande de la historia por reivindicar las mujeres árbitras de Costa Rica. Señores de la Comisión de Arbitraje, prepárense y muy bien, porque me voy a meter en esto hasta el cuello, pues estoy harta de que pisoteen a las mujeres que arbitran», expresó la legisladora, en una abierta declaratoria de guerra.
Valerín pidió una audiencia a la Comisión de Arbitraje y al cierre de edición, no había obtenido respuesta.
IREMOS…¿PERO?
Precisamente el binomio de las silbateras más experimentadas, Ave María y Clareth, enviaron por separado cartas a la Comisión de Arbitraje, con copia al Comité Ejecutivo de la Federación, quejándose por esta situación.
Alpízar consideró que el límite de su tolerancia fue sobrepasado y » ya no soporta más tanta injusticia; si me tienen que sacar del arbitraje, será peleando; no es justo que si FIFA exige 2.600 metros y lo cumplimos, pasen luego a 2.700 y también los cumplimos, después, sin fundamentos científicos o biológicos nos exijan los 2.800 metros».
Por su parte, Jiménez manifestó a UNIVERSIDAD que la Comisión que preside Solano, «les quiere cortar la carrera, pasándole por encima a la FIFA».
Lo que más molesta a Clareth, quien dirigió incluso con gran éxito un clásico del fútbol nacional entre Saprissa y Alajuelense, es que los jerarcas del arbitraje nacional, «solo toman en cuenta los criterios físicos para medir la calidad del referato y dejan a un lado otros aspectos, no solo anatómicos y fisiológicos, sino grandes arbitrajes de las mujeres en las tres últimas temporadas».
Carlos Arrieta, ex-árbitro internacional FIFA y coordinador de la Comisión de Arbitraje, expresó a UNIVERSIDAD, que ellos respondieron las cartas de las árbitras, pero no hubo solución.
«Fueron convocadas de nuevo a las pruebas el 14 de marzo; la Comisión se basa en los informes del ex- preparador físico Guillermo Huertas, quien manifiesta que ellas están en plena capacidad de cumplir con los 2.800 metros; que para arbitrar en masculino, FIFA pide a las mujeres 2.700; para árbitras en juegos femeninos, se exigen 2.400 metros; que tres mujeres cumplieron la prueba; que lo que se busca es mejorar la calidad del arbitraje y que prueba de este mejoramiento, es que muchos de los 81 silbateros que hicieron el examen en enero, cumplieron con el test de Cooper en 2.964 metros».
Así, mientras la diputada Valerín espera la audiencia, las árbitras parecen estar anuentes a presentarse el 14 de marzo y prorrogar su lucha para los días siguientes.
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