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Cielos despejados en las últimas semanas, han hecho de nuestro territorio un observatorio ideal para que la nave WB-57 nos escudriñe desde el aire, con el fin de mapear y recolectar datos atmosféricos, ambientales y del uso de la tierra.
Un promedio de 40 horas de vuelo realizó la nave en el cielo costarricense.
e trata de la Misión Carta 2003 (Costa Rica Airbone Research and Technology Applications), que ejecuta en nuestro país el Centro Nacional de Alta Tecnología (CENAT) junto con la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos de América (NASA). Es comandada por el Dr. Jorge Andrés Díaz, de la Escuela de Física de la Universidad de Costa Rica, quien funge como jefe científico de la misión.
Nuestro país obtuvo tal privilegio debido a su posición geográfica y a su riqueza biológica, por lo que estas pesquisas resultarán de gran utilidad para establecer mapas y políticas de planificación urbana y ambiental, así como para analizar los efectos, los cambios y los usos del suelo, y sus impactos en las cuencas hidrográficas.
Alrededor de 30 funcionarios de la NASA y 35 de Costa Rica, se han involucrado en el proyecto. Además de la UCR, participan la Universidad Nacional (UNA), el Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), el Instituto Geográfico Nacional (IGN), el Instituto Metereológico Nacional (IMN), el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), la Organización de Estudios Tropicales (OET), el Centro Científico Tropical (CCT), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI-UNA), el Programa Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU), el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio), la Universidad de Alberta, Canadá,
el Centro de Información Geoambiental del Ministerio de Ambiente y Energía, y la Universidad de California, en Santa Cruz.
Se contó con financiamiento de la Dirección General de Aviación Civil para construir el hangar, de la Fundación Costa Rica-Estados Unidos para la Cooperación (CR-USA) para traer el avión y pagar las horas de vuelo, y del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MICIT) y del Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) para la construcción de los laboratorios de investigación en el Hangar Nacional de Investigaciones Aerotransportadas, situado en el Aeropuerto Juan Santamaría.
Según el Dr. Pedro León, director ejecutivo del CENAT e investigador de la UCR, se pretende aprovechar al máximo la información que nos va a aportar esta nave desde nuestros cielos, ya que nos ayudará a conocer mejor la situación de nuestro país, a poder tomar decisiones más inteligentes sobre diferentes aspectos de los recursos naturales y por supuesto que nos permitirá trabajar conjuntamente hacia una Costa Rica más perdurable y más sostenible a través del tiempo.
Este apoyo también permitirá en futuras misiones integrar grupos de científicos del más alto nivel de nuestro país con grupos iguales de la NASA y de otras universidades, ante programas conjuntos de investigación.
Al fin de cuentas, el objetivo primordial es establecer un equipo de trabajo interdisciplinario e interinstitucional de científicos costarricenses, para que estudie, desarrolle y aplique sistemas de monitoreo remoto e instrumentos especializados utilizados en la identificación cualitativa de problemas atmosféricos, ambientales y del uso de la tierra en el país, que sirva de soporte para las misiones de investigación científica aerotransportadas de impacto regional y mundial que impulsa la NASA.
MISIÓN COSTARRICENSE
De acuerdo con el Dr. Jorge Andrés Díaz, la idea de este proyecto surgió hace unos dos años cuando el científico costarricense que labora para la NASA, el Dr. Franklin Chang, sugirió el aprovechamiento de este avión-laboratorio, el cual ya había estado unas dos veces en el país.
En noviembre del año pasado, bajo una serie de objetivos y coordinados por el CENAT, un grupo de científicos logró concretar una misión completamente costarricense.
La primera misión es un mapeo total del país, volando a 12 kilómetros de altura y recolectando fotografías aéreas con sensores remotos. En primera instancia, se procura que el Instituto Geográfico Nacional y otras instituciones puedan actualizar los mapas de Costa Rica, datos que además se emplearán en el área multiespectral.
Díaz manifestó que aparte de los sensores remotos se han utilizado otros instrumentos como un espectrómetro de masas construido en colaboración con el Kennedy Space Center, un sensor multiespectral, y dos cámaras fotográficas de soporte, aportadas por el Centro de Investigación AMES de la NASA.
De hecho, ya hay fotografías multiespectrales de San José y del Golfo de Nicoya, y se contará con datos multiespectrales y de contaminación de gases por emisión volcánica y por contaminación de la ciudad.
Se han unido muchas instituciones, por ejemplo el Centro de Investigación en Ciencia Atómica, Nuclear y Molecular, el Programa de Conservación y Manejo de Recursos Naturales del ITCR, el OVSICORI, las Escuelas de Biología y de Geografía y el Centro de Investigación en Desarrollo Sostenible (CIEDES), de la UCR, el ICE, el Centro Científico Tropical, la Comisión Nacional de Emergencias, el CATIE, la Embajada de Estados Unidos, la Municipalidad de San José, el Plan Nacional de Desarrollo Urbano, el Instituto Geográfico Nacional y la Fundación Amigos de la Isla del Coco, y entidades extranjeras como el Johnson Space Center y el Kennedy Space Center, entre otras.
En esta oportunidad, al Dr. Díaz le corresponde realizar mediciones de contaminantes ambientales por emisiones volcánicas o sea las emanaciones de volcanes en la atmósfera, pues primero desarrolló esta labor in situ y recolectando muestras en simples botellas.
El científico espera que muy pronto esta misión se constituya en un programa nacional de datos especializados y actualizados, y que contribuyan a la conservación de cuencas hidrográficas y proyectos hidroeléctricos, que el mapeo de uso de la tierra y su clasificación sirvan para establecer un plan de desarrollo tanto agrícola como urbano, y que los análisis de los gases ayuden a detectar las contaminaciones por emisiones volcánicas, antropogénicas, etc.
Para esto último se utilizarán imágenes multiespectrales tomadas a baja altura desde el avión, de la dispersiones emitidas por los volcanes Poás, Arenal, Rincón de la Vieja y Turrialba, que presentan actividad fumarólica, para lo cual llevarán a cabo mediciones dentro de los cráteres y sus alrededores. En este proyecto participará la Universidad Nacional y los Dres. Jorge Andrés Díaz y Javier Bonatti, de la UCR.
Otras de las investigaciones que se harán son morfología, estructura e historia de los volcanes de Costa Rica, estudio de las cuencas de los ríos Agrio y Toro Amarillo, toma de fotografías e imágenes de todo el territorio nacional a la altura de 40 mil pies, actualización de amenazas naturales y de mapas, e inestabilidad y amenazas naturales en el valle de Orosí.
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