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En la última década crecieron las desigualdades de ingreso entre los grupos sociales, según el Informe Estado de la Nación.
Durante la última década Costa Rica se ha transformado en todos los aspectos; avanzó en algunos, se estancó o retrocedió en otros, pero indudablemente el balance general indica que está en deuda con la necesidades de desarrollo que requiere su población, advierte el X Informe del Estado de la Nación.
El documento, presentado esta semana, sostiene que entre 1990 y 2003 la nación vivió profundos cambios políticos, económicos y sociales, que llevaron a una concentración de la población y al desarrollo en las zonas urbanas, en actividades productivas más ligadas a la industria y a los servicios que a la agricultura.
En los últimos 13 años Costa Rica dio pasos sólidos como la multiplicación de sus exportaciones y de la inversión extranjera directa, la diversificación de su producción, la mejora en la cobertura de salud y educación, y el control del proceso de deforestación, pero no pudo avanzar de igual manera en la creación de suficientes empleos de calidad, el control a la contaminación del agua, la fragmentación del sistema político y el deterioro de las instituciones del Estado.
Las áreas de atención más urgente, y que no han podido ser resueltas son: la mala «distribución del ingreso, la persistencia de la pobreza en cerca del 20%, el crecimiento de la deuda pública, el estrujamiento crónico de la inversión pública y el uso no sostenible del patrimonio natural, subraya el informe.
INEQUIDAD SOCIAL
La sociedad costarricense se ha vuelto a través de los últimos 13 años menos equitativa, no sólo en la distribución de la riqueza, sino en el acceso a oportunidades de desarrollo.
«Crecieron las desigualdades de ingreso entre grupos sociales, aumentaron las diferencias en el acceso a la educación según el nivel de ingreso y se ampliaron las brechas de empleo según el nivel de educación», detalla el estudio.
Esta desigualdad en los ingresos obedece a los «pocos encadenamientos productivos y a una escasa producción de empleos bien pagados. La desigualdad tiene su origen en la economía, específicamente en el mercado laboral y es ahí donde debe resolverse».
Respecto de la salud el Estado de la Nación advierte que «el sistema de pensiones está lejos de alcanzar niveles aceptables de cobertura», y en lugar de crecer, esta pasó de tener una cobertura de 46,2% de la población económicamente activa en 1990 a 44,7% en 2003.
Por su parte el seguro de salud tiene una baja cobertura entre los asalariados, especialmente entre trabajadores independientes.
La educación experimentó notables avances en la última década, especialmente en la cobertura de preescolar y de secundaria. Esta última logró recuperar los niveles que tenía en 1980, y desde 1994 el estudio observa una disminución en el porcentaje de deserción intra-anual en los colegios.
Apunta además como avances la creación de modalidades alternativas a la educación regular como la educación abierta, la telesecundaria, escuelas en zonas indígenas y programas de segunda lengua.
Pendientes están eficientes controles sobre las universidades privadas, mejoras en la eficiencia de los programas escolares, ampliación y mejoramiento de la infraestructura, y el cierre de la brecha entre educación pública y privada.
Otro punto positivo de la última década fue que «se logró contener el déficit habitacional, aunque no se avanzó en mejorar la calidad del parque de viviendas».
Según el texto, «la reducción del déficit fue posible gracias a una activa política pública para la construcción o compra de vivienda nueva en sectores de bajos ingresos y a la fuerte ampliación del crédito privado».
Precisamente el sector vivienda fue una de las prioridades de la inversión social de 1990 a la fecha, al igual que seguridad social y educación, y en menor medida salud.
Los programas de erradicación de la pobreza no han dado los resultados esperados, pues «Costa Rica no ha podido diseñar una estrategia de combate a largo plazo que trascienda los periodos gubernamentales y fije metas nacionales», advierte el estudio.
ECONOMÍA, EL ESLABÓN DÉBIL
El Estado de la Nación fue enfático en que la economía «continuó siendo el eslabón débil del desarrollo humano sostenible», pues en los últimos 13 años «hubo crecimiento pero fue volátil y errático en su origen».
El informe señala que si bien el país logró «mayor estabilidad y diversificación, el dinamismo exportador y la atracción de inversiones fueron insuficientes para impulsar del desarrollo».
También enciende la alerta sobre la necesidad de aumentar los ingresos de las personas, reducir la inflación, que en el periodo ha sido moderada pero persistente, aumentar la carga tributaria y reducir la deuda pública.
Para lograr el desarrollo el país debe tener «más y mejor gasto público, mayor y más equitativa recaudación y más rendición de cuentas».
La última década se ha caracterizado en materia económica por un «desmantelamiento del apoyo institucional a los sectores productivos tradicionales, y un fomento al comercio exterior», que dio como resultado un crecimiento promedio de 4,3 %, relacionado a la expansión de las exportaciones de regímenes especiales y al crecimiento del sector de servicios.
El país se volvió más abierto en materia comercial. En 1991 el grado de apertura de la economía era de 71,2% del PIB, y actualmente es de 95,4%, destaca el informe.
En el 2003 las exportaciones superaron los $6.100 millones, más del doble que en 1991, pero durante el periodo hubo un cambio importante en la composición de las ventas: las exportaciones tradicionales (café, banano, caña y ganadería) disminuyeron de forma drástica al pasar de representar el 33,6% entre 1992 y 1994 al 13,6% entre el 2001 y 2003.
El desempleo, aunque se mantuvo relativamente bajo, aumentó 2,1% desde 1990 hasta alcanzar un 6,7% en el 2003; además desde el 2001 se muestra una tendencia creciente que afecta especialmente a las mujeres.
En el campo financiero se cambió la estructura nacional al abrirse el mercado a la banca privada, pero el estudio afirma que sigue predominando la banca estatal. Se «dolarizó» la cartera de crédito, y quedan por delante retos en cuanto a la reducción de los márgenes de intermediación.
POCA INVERSIÓN EN AMBIENTE
Según el Estado de la Nación, Costa Rica ha tenido una política de conservación relativamente exitosa, pero después de 10 años «los principales desafíos en esta materia se encuentran fuera de las áreas de conservación, y están asociados al uso inadecuado de los recursos naturales» y al crecimiento urbano desordenado.
Ahora el país debe enfrentar problemas que hace 10 años eran sólo preocupaciones como la producción de desechos, el número creciente de vehículos, la emisión de gases contaminantes, deficiencias graves en el alcantarillado sanitario, contaminación de aguas y uso de plaguicidas, añade.
«Los logros obtenidos en décadas pasadas podrían perderse si no se invierte en mitigar el impacto ambiental de estos procesos», alerta.
Otros puntos destacados por el informe son el aumento de la participación ciudadana en temas ambientales, el aumento en la vulnerabilidad y los problemas en la gestión de las áreas protegidas y la presión del crecimiento demográfico sobre los recursos.
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