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Cabildeo a favor de TLC Cuestionan donaciones de AID

Oficina del Inspector General de esa agencia revela que los dineros fueron dados a empresarios de Centroamérica.

Oficina del Inspector General de esa agencia revela que los dineros fueron dados a empresarios de Centroamérica.
Empresarios centroamericanos recibieron $700.000 -unos ¢327 millones al tipo actual de cambio- para cabildear a favor del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos y CentroamŽrica.
La informaci—n fue dada a conocer el 7 de febrero por la Oficina del Inspector General (OIG), James R. Ebbit, de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID); esta œltima tuvo una amplia participaci—n en donaciones hechas a pa’ses centroamericanos durante los a–os 80.
En esa dŽcada se desarroll— una cruenta lucha armada en dichas naciones en la que murieron miles de civiles a manos de los ejŽrcitos locales asesorados por entidades estadounidenses.
En una carta enviada al fiscal en noviembre anterior, el congresista estadounidense Sherrod Brown examin— la donaci—n efectuada por la AID.
Otros 21 congresistas dem—cratas, inclu’dos cinco miembros de la Delegaci—n Dem—crata de Ohio en el congreso, solicitaron tambiŽn hacer formalmente la revisi—n.
La OIG condujo una investigaci—n para evaluar los fondos de la AID canalizados a travŽs de la Caribbean-Central American Action (CCAA) a la Alianza para el TLC, esta œltima conformada por los pa’ses miembros del tratado, las c‡maras de comercio y la C‡mara de Comercio Norteamericana.
El inspector encontr— que la CCAA no cumpli— con las restricciones federales y de AID para cabildeo.
 
 
Puntualiz— que la Declaraci—n de Principios distribu’da por CCAA y la Alianza para el TLC «puede ser considerada como un intento de influir la aprobaci—n de leyes federales pendientes, lo cual no est‡ permitido bajo las restricciones federales de cabildeo».
Por tanto, la OIG contact— al CCAA e hizo que este grupo modificara la Declaraci—n de Principios para borrar las referencias a la ratificaci—n del tratado.

«APOYO VACêO Y BURDO»

El diputado por el Partido Acci—n Ciudadana (PAC), Rodrigo Alberto Carazo fue quien plante— la denuncia en Costa Rica mediante un comunicado que no tuvo gran repercusi—n en los medios de comunicaci—n locales.
El representante consider— que «igual pasa en Costa Rica con fondos pœblicos desviados para apoyar -masiva y burdamente- vac’as campa–as de respaldo al TLC».
Detall— que «hemos denunciado repetidamente que se utilicen recursos provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco Centroamericano de Integraci—n Centroamericana (BCIE) y se les constituye en «bot’n de guerra` a discreci—n de los exjerarcas de Comercio Exterior ya que pod’an girarlo como quer’an, pero con una chequera privada».
Luis Ram’rez, jefe de la fracci—n liberacionista en el parlamento, consider— inconveniente que se haya dado este hecho y espera que jam‡s suceda con d‡divas u ofrecimientos a los diputados en la Asamblea Legislativa costarricense, como al parecer sucedi— en Guatemala.
En esa naci—n la semana pasada se aprob— por mayor’a el Tratado, lo cual motiv— manifestaciones de miles de personas quienes fueron reprimidas por la polic’a mediante gases lacrim—genos y golpes, entre otras medidas.
Sin embargo, el legislador dijo que si se dio el dinero a la empresa privada es l’cito, mientras que para el sector pœblico ser’a inaceptable.
Federico Vargas, l’der de los diputados oficialistas, manifest— que no es extra–o que el gobierno de EE.UU. haga ese tipo de regal’as cuando lo ha efectuado dŽcadas atr‡s con otro tipo de pol’ticas gubernamentales.
Para Žl, lo que sucede es que estas ayudas se dan en un contexto diferente porque el orden mundial ahora es predominantemente comercial.
No obstante asegur— que ser’a buena idea revisar cu‡nto dinero se don— a empresarios costarricenses y hacer un examen de c—mo fueron utilizados esos dineros.
Sobre el particular se intent— conocer el criterio del presidente de la Uni—n Costarricense de C‡maras y Asociaciones de Empresa Privada (UCCAEP), Samuel Yankelewitz, pero no fue posible localizarlo al cierre de edici—n.
Igualmente se le envi— un cuestionario al Ministro de Comercio Exterior, Manuel Gonz‡lez sobre el tema desde hace una semana, pero las respuestas no fueron enviadas a tiempo segœn se desprende de lo dicho por su oficina de prensa que las tramit—.

CON MALOS OJOS

El legislador Qu’rico JimŽnez, de Uni—n Patri—tica, estim— que los $700.000 «son una burla para todos los costarricenses. El TLC es un mal que va a da–ar al pa’s».
Al preguntarle si considera Žticas estas donaciones manifest— que «no lo son para nada. Si el gobierno estadounidense va a dar plata que la brinden para construir escuelas, combatir la pobreza o mantener los parques nacionales, no para el TLC».
A–adi— que «estos dineros no son m‡s que una manera de ejercer presi—n al pa’s».
Carlos Salazar, del Movimiento Libertario, estim— que «si esa suma proviene de mecanismos transparentes o del gobierno norteamericano para reforzar el cabildeo y los mecanismos de informaci—n, lo veo con buenos ojos».
«Si las dos partes est‡n interesadas en que se apruebe el tratado, es justificable que se inviertan recursos».

MçS ALLç DEL DONATIVO

Para la soci—loga Juliana Mart’nez no solo son preocupantes los $700.000 donados por el gobierno de Estados Unidos, sino que lo es m‡s un prŽstamo h’brido del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) «el cual tiene un alto componente de presi—n».
«Este emprŽstito busca eliminar a travŽs del clientelismo los distintos vetos de sectores opositores al TLC».
TambiŽn contempla soluciones en un corto periodo, pero a largo plazo «se dar‡n serios problemas. Por ejemplo, el prŽstamo promete arreglar un importante camino de acceso a una comunidad rural como una forma de eliminar la resistencia de los grupos opositores de ese poblado contra el TLC».
«Si ven que les van a arreglar el camino, el cual necesitan para sacar sus productos, obviamente aceptar’an, pero las consecuencias vienen despuŽs».
Para Mart’nez existen muchas presiones econ—micas para la aprobaci—n del tratado por parte de Costa Rica porque «sin el pa’s el TLC no es lo que los estadounidenses necesitan».
«Costa Rica es demasiado importante por su historia democr‡tica, por lo que representa. Estados Unidos la necesita en el TLC», dijo.
Sin embargo, las Žlites econ—micas y financieras buscan el argumento de la presi—n externa para «hacer lo que quieran» en el ‡mbito domŽstico. Este grupo, segœn la experta, utiliza el argumento de que Estados Unidos presiona para asustar a los ticos y precipitar una decisi—n.
La soci—loga enfatiz— que en materia comercial no se est‡ ganando nada con el tratado, m‡s bien se hacen concesiones en derechos de autor, empleos y en el agro que ser’a el primer sacrificado.
Henry Mora, catedr‡tico y doctor en econom’a de la Universidad Nacional, asegur— que todos los fondos donados por el gobierno estadounidense han sido siempre una evidente forma de influir entre los pol’ticos, los gobernantes y los grupos influyentes para que se apruebe el TLC.
No obstante, conf’a en que la poblaci—n costarricense se informe mejor, para que defienda al pa’s en una batalla que habr‡ que librar en las calles para salvar a Costa Rica de los conquistadores como se hizo en 1856.
Lo m‡s peligroso, destac—, es que se trata de un acuerdo comercial que afectar‡ todos los aspectos de la realidad costarricense y no tiene una fecha de finalizaci—n como los tratados comerciales del pasado.
Para el experto se trata de una de las formas de imperialismo m‡s da–inas y peligrosas que se han dado en la historia de la humanidad.

  • Daniel Salazar Murillo 
  • País
Imperialism
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