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Opinión Religiones monoteístas y política mundial actual CHIS PORROTEOS ARNOLDO MORA ALBERTO CANAS Mencioné el sábado el Instituto Nacional de Seguros y el Tribunal Supremo de Elecciones, como dos instituciones inventadas por los costarricenses. Podría agregarse, incidentalmente y sin que de ello quepa sacar hoy consecuencias, que la primera, obra de un gobierno liberal, tiene un fuerte cariz socialdemócrata y que la segunda es la conjunción y consenso de todas las ideologías vigentes y activas en el momento de su fundación.
El colapso de las ideologías en este final de siglo, la fuerte tendencia hacia la despolitización de todas las actividades humanas como una conse cuencia inexorable del debilitamiento del rol del Estado y el fortalecimiento de la sociedad civil tienden a poner en primer plano una serie de fe nómenos socio culturales reputados como irracionales por la racionalidad moderna; es decir, heredera de las ideas ilustradas en que se susten tó el origen del Estado Nación. Entre esos fenóme nos socio culturales, rechazados como irracionales por la mentalidad moderna, están las religiones.
Sin embargo, éstas adquieren hoy día una relevancia que durante los últimos dos siglos parecian haber definitivamente perdido. En la época actual las religiones en el mundo propenden a ocupar, al menos en muchos lugares y circunstancias históricas, el papel que venían jugando las ideologías. Estas cumplían el papel de visiones del mundo. Weltanschauung. cuya misión era la de orientar a individuos y grupos sociales en el devenir histórico, señalándoles las metas históricas a lograr y ndo cri axiológicos en función de esas metas.
Hoy se tiene la impresión de que las aguas vuelven a su cauce y las ideologías descubren sus limitaciones. Por su parte, las religiones cumplen la función no de ideologías sacralizadas, sino de respuestas culturales inspiradas en tradiciones ancestrales que, más allá de la identidad personal, devuelven al individuo su conciencia de pertenencia a una realidad anterior y superior a las delimitaciones político jurídicas de los estados nacionales. Así vemos como las estructuras culturales, tales como la lengua, las tradiciones familiares y la religión se convierten en la base de la identidad nacional provocando en no pocos y dra máticos casos hondas divisiones, como lo fue en el pasado la división entre la India y el Paquistán y lo es hoy la guerra que desangra a la antigua República de Yugoslavia, por no citar más que algunos casos.
Las religiones parecen, así, proceder de una tendencia del alma humana tan profunda como la vida misma, al igual que la razón o cualquiera otra dimensión del ser humano. El pensamiento ilustrado se equivocó al querer establecer una contradicción insalvable entre el sentimiento religioso y la revolución científico técnica, que se viene ope rando en el mundo occidental desde finales del siglo XVIII y que ahora se extiende por el mundo entero. Sin embargo, en la crítica ilustrada a las religiones hay mucho de válido. Uno de los últimos ensayos del filó sofo alemán Emmanuel Kant se titula: La religión dentro de los lími tes de la razón. Ya en su juventud, Kant había entablado una polémica contra un pseudomistico defendiendo los fueros de la razón.
Hoy más que nunca es necesario tener en mente estos elementos criticos a la hora de juzgar grandes acontecimientos políticos recientes, que han estremecido al mundo entero con sentimientos mezcla de espe ranza y ansiedad. Me refiero, en concreto, a los acuerdos de paz entre palestinos e israelíes que esperamos, ponga fin a uno de los conflictos más graves de la época actual y constituya un primer acercamiento en tre los pueblos de cultura occidental y el mundo árabe, de modo que sea el inicio de la superación del enfrentamiento entre Occidente e Is.
e lam. En todo ello, las religiones han jugado un papel decisivo, pues la lucha más que política o ideológica ha sido cultural, en donde las tres grandes religiones monoteístas han jugado un rol protagónico.
tres religiones vienen de Moisés y del Monte Sinai. Todas reconocen el Antiguo Testamento como libro sagrado, todas tienen a Jerusalén como Ciudad Santa.
Pese a esto, los fundamentalistas islámicos y la extrema derecha re ligiosa judía son hoy el mayor obstáculo para que esos esperanzadores pasos hacia la paz y el entendimiento intercultural logren efectos duraderos. Paradójicamente, las religiones llamadas a realizar la paz y el entendimiento entre los pueblos con frecuencia han sido foco de guerras y odios fratricidas. Por mi formación filosófica, siempre he tenido una visceral aversión a toda forma de fundamentalismo, tanto en lo religio so como en lo político. Por eso estoy convencido de que sólo un retorno al espíritu que dio origen a esas tradiciones religiosas puede hacer realizable la utopía de una paz y fraternidad duraderas entre los pueblos del Medio Oriente y, más allá, entre las culturas islámica y occidental.
Pero hay otras. Veamos el Instituto Costarricense de Electricidad. Paralizado el proceso de electrificación por las políticas de escasez que nos aplicó una transnacional que todavía en 1966 no había querido que hubiera teléfonos más allá de Alajuela y de Cartago, los costarricenses inventamos una institución no sé que existiera otra similar antes en ninguna parte a la cual le confiamos la tarea, primero de llevar la luz eléctrica a todo el territorio nacional; y años después, la de hacer lo mismo con los servicios telefónicos. Costa Rica, en un periodo más bien breve, logró tener luz eléctrica y teléfonos de frontera a frontera. Esa institución, el ICE, no la copiamos de ningún país ni de ningún libro El nuevo esfuerzo integracionista Fue, como el INS y el TSE, producto del pensamiento y no de la lectura; de la creatividad costarricense, en suma.
Cuando, en 1976, estuvo en Costa Rica el Secretario General de la UNESCO, se quedó atónito ante una institución costarricense, parecida a la cual no había otra en el mundo conocido: la Editorial Costa Rica, esa empresa pública de cultura gobernada por los autores mismos que son el contingente más fuerte de su Consejo Directivo. Se llevó una copia de la ley constitutiva de la ECR, y anunció que propondría instituciones similares a los países cuyos investigadores y lite.
ratos tuvieran dificultad para dar a conocer los productos de su ingenio.
Nunca el rabo ha meneao al perro, por eso hay que ser lo menos rabo posible y los peque ños, y débiles en particular, deben procurar su propio espacio donde tengan algo que decir y tratar de hacerse oír. Verdad de Perogrullo que sur ge de manera intermitente desde que Centroamé rica se constituyó como federación. cuando se emancipó de España. Su desmembramiento casi inmediato tuvo muchas causas, entre estas la prohibición que impuso la Corona a sus territorios allende los mares de comerciar entre sí, obligándolos a realizarlo solamente con la metrópoli. Lo cierto es que en el istmo se constituyeron cinco países con toda la barba. con su propia soberanía e historia y especificidades que los identifican y diferencian. De tal manera que no tiene más que un valor retórico (no por eso desdeñable) la mención de la Gran Patria Centroamericana, que nunca se dio como realidad sino como ilusión.
Lo que no es retórico es que ubicados en la misma franja territorial, nuestros pueblos enfrentan problemas comunes de subdesarrollo, complicado hoy día por el proceso de globalización de la economía y el co mercio y la presencia de circunstancias muy diferentes a las prevale cientes en los años 60 y 70. Circunstancias aquellas que permitieron constituir el Mercado Común Centroamericano (MCCA) en uno de los elementos más dinámicos para la economía del área, que se vio sustan cialmente afectado y reducido a mínimas proporciones, por la recesión de los 80 y la crisis político militar que azotó al área durante dos déca das. Es obvio que la situación ha cambiado en los últimos años, y aún cuando no se ha logrado la deseada paz (diferente a pacificación. ha cesado la presión externa que alimentaba semejante convulsión y se está en un proceso de reconciliación y lucha por los derechos humay nos, negados a amplios sectores de la población centroamericana, que si no ha dado frutos, aún proyecta destellos de esperanza. que plazo? No lo sabemos, pero hay atisbos de racionalidad aún en medio del caos que todavía impera en algunos países hermanos.
Así el nuevo proyecto integracionista, cuya infraestructura funcio nal ya acordaron los presidentes de nuestras repúblicas, mediante la creación del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) que no es otra cosa que la ODECA remodelada resulta ser un mecanismo apto para canalizar políticas y proyectos generados en los diferentes ámbitos de este proceso, poniéndose así la primera piedra de este nuevo es fuerzo comunitario.
Es el momento entonces para volver sobre lo del rabo y el perro. porque el apuro de nuestros presidentes está más relacionado por la RODOLFO SOLANO ORFILA perspectiva de participar en el Tratado de Libre Comercio (TLC) que impulsan los grandes países del Norte y condicionado por la sugerencia (obvia) de los Estados Unidos, de que preferirá negociar con grupos de naciones y no individualmente; esto porque tendría que ir al Congreso en cada oportunidad. sea que el nuevo entusiasmo por la inte gración está más inspirado en la oportunidad del TLC, que por la po sibilidad de constituir un amplio mercado interno, capaz de incorporar a los amplios sectores marginados la corriente económica, no solamente como piezas de trabajo sino como consumidores también. De otra manera, de nuevo estaríamos cayendo en la condición de rabo que fue la misma que determinó que en el esfuerzo de los 60 el proyecto integrador diseñado por la CEPAL cediera, con muy poc o ninguna re sistencia, ante la presión y los recursos de la AID que logró modificarlo sensiblemente en favor del expansionismo empresarial norteamericano, que vio en esta la oportunidad de contar con un coto de caza, sin arriesgar capital propio, ni preocuparse por tributar. De tal manera que del modelo cepalino en cuanto a formulación viable para nuestro desarrollo, fue poco lo que se aplicó y sí mucho lo que se aprovechó por parte del capital extranjero; de allí el elevado costo social que sig.
nificó el MCCA y que recayó sobre todo en el campesinado centroame ricano.
Esperamos entonces que semejante experiencia no sea ignorada y que al diseñarse las políticas que habrán de regir este nuevo proceso, se piense también en el gran mercado interno que es posible potenciar alimentándolo con la dinámica misma de nuestro desarrollo, para ello precisa desentrañar el recetario neoliberal y explorar en el reciclaje del estructuralismo cepalino, así como revisar los enunciados del de sarrollo desde adentro intentado en el anterior proceso. Esto es, esforzarse por ampliar la base de nuestra economía mediante la incorpora.
ción de sectores marginados, paralelamente con la inserción creciente en el mercado internacional. Para ello es imperioso que los dirigentes políticos de los paises centroamericanos dejen de actuar como jefes de banana republics en su relación con los organismos financieros internacionales (OFI. Organismos que por cierto se encuentran en un proceso de revisión de su actuación, poco edificante, de ejecutores del recetario neoliberal en nuestros países y cobradores de la deuda externa con el fin de recobrar legitimidad en su razón de ser original de promotores del desarrollo equilibrado; propósito muy distante del re sultado de diez años de cumplir un nuevo papel, que hizo crecer las economías solamente en términos financieros pero en desmedro del desarrollo social, desiderátum este de la verdadera prosperidad ciudadana. Entonces, quizás, tengamos la oportunidad de menear nuestro propio rabo.
La ECR ha cumplido una labor similar a la del ICE y treinta y pico de años después de que inició labores, tenemos una industria editorial floreciente, tanto en el sector público como en el privado, provocada por la actividad de la ECR, que hoy tiene competidoras en las cuatro universidades estatales, así como en la empresa privada, donde ya existen editoriales de gran empuje y comercialmente solventes, a extremo tal que ya podría decirse que la ECR, con ser útil, ha dejado de ser indispensable. Todavía le queda la oportunidad de convertirse en una empresa estrictamente cultural dedicada a la publicación de obras no comercialmente viables, pero de interés nacional. Otra prueba de la capacidad costarricense para producir soluciones propias sin recurrir a experiencias ajenas ni a teorías librescas.
Será mejor dejar para mañana lo que falta, que es el regreso a lo que originó estas meditaciones: el solidarismo. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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