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GA VALERIA LA EDITOR: DINO STARCEVIC Redactoras: Ana Rojas, Helen Castro, Maylen Brenes, Lorna Chacón.
Fotógrafo: Adrián Flores. Diagramación: Yira Morales Separaciones de color: Mauricio Arana, Walter Ballestero y Lidia Campos REPUBLICA SABADO 26 DE FEBRERO, 1994 Sección Ecología ANA ROJAS LA REPUBLICA unque muchos fueron cortados para convertirlos en muebles, partes de casas, o para dedicar la tierra donde nacieron a otros cultivos o a la urbanización, los árboles siguen siendo elementos sobresalientes en el paisaje.
En épocas pasadas, los extranjeros consignaron en sus relatos que los patios de la casas de los costarricenses semejaban forestas vírgenes en miniatura, pues tal era el amor de los antepasados por los árboles que ellos estaban incluidos en la pintoresca arquitectura vernacular.
No sólo tenían una presencia en el ambiente sino que se le daban diversos usos, que permitieron al científico suizo Henry Pittier clasificarlos en su libro Plantas usuales de Costa Rica. ya fuera por su utilidad alimenticia al producir frutas deliciosas como las naranjas, aguacates, guanábanas, tamarindo, o por su valor maderable.
Otros, aunque no dan fruto comestible, se distinguen por su valor ornamental, ya que sus hojas y flores son decorativas y exaltan la belleza del entorno.
Actualmente, algunas especies que se reproducen en el verano se encuentran en plena floración, como los porós, que con sus flores anaranjadas matizan el verdor del paisaje o bien, prestos para llenarse de color como los llama del bosque, los roble sabana y los jacarandá.
El guachipelín, que en estos días veraniegos hace que diversas regiones se vistan de amarillo es un árbol que los antepasados creían griposos. al coincidir su floración con las fuertes influenzas de la gente. Probablemente, no existía más misterio que la reacción al polen, pues el guachipelín era usado como cerca natural, en los contornos de los caminos y de las casas.
Pittier señala a este árbol por su utilidad para los antepasados, que construían con él horcones y las basas de las casas, pues su madera es resistente a la humedad. Igualmente otros árboles como el roble sabana, el madera negra, colpalchí y palo cuadrado suplían las vigas, pisos y piezas de artesonado de las viviendas, y el espavel las bay teas para la lavar la ropa.
Guardianes del paisaje Pág. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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