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Lunes de Junio de 1994 LA REPUBLICA 13A Opinión La imaginación al poder El oficio del creador OSCAR CASTILLO JUAN RAFAEL QUESADA CAMACHO Fue Cohn El Colorado Bendit quien lanzó esta consigna en medio de la revuelta estudiantil de 1968 en Paris. Dada la edad promedio y los antecedentes de los hombres y mujeres elegidos en las pasadas elecciones por el pueblo para gobernar, o designados por los elegidos, para acompañar los en el ejercicio del poder, pareciera relevante recordar el sentido profundamente cultural y político de ese llamado.
Las manifestaciones artísticas y literarias de un pueblo, y en tanto expresión sensible de su cultura, deben protegerse e impulsarse, y sus artistas estimularse, procurándoles las condiciones y los medios adecuados para realizar su trabajo creativo.
La construcción, por cuenta del estado, de salas de teatro, galerías de arte, museos y otros espacios para la creación, son acciones dignas de encomio y debemos aplaudirlas. Pero representan sólo una parte del trabajo, y no creo equivocarme si afirmo que no es la más importante, para lograr que la imaginación llegue, algún día, al poder.
Para un pueblo tan pequeño poco más de tres millones de habitantes como somos, cuán difícil se nos hace preservar nuestra identidad como nación y mantener vivo el sentido de pertenencia a una cultura específica, en medio del gigantesco desarrollo tecnológico de las comunicaciones, la necesidad de incorporar nuevas tecnologías en los procesos de producción o la apertura comercial.
Sólo la imaginación, alimento fundamental de la creativi.
dad, le permitirá a los costarricenses insertarse de manera ventajosa y positiva en la lucha por la sobrevivencia como nación en el mundo contemporáneo, y conservar las raíces del ser costarricense.
Los industriales, los comerciantes, los agricultores, los banqueros, requieren de enormes dosis de imaginación para defender sus empresas en un mundo tan competido, don de les tocará siempre el papel de David. Solemos aceptar con demasiada rapidez el criterio de encontrar la solución de los problemas en la importación de tecnología cuando es necesaria la tecnología y en la captación de recursos económicos, así sea vendiendo pedazos de soberanía.
Es evidente que sin tecnología y recursos no se pueden solucionar muchos problemas. Pero olvidamos a menudo, que son los hombres y mujeres con imaginación, sin importar el rincón del mundo donde nacieron, los que encuentran las soluciones tecnológicas y los recursos requeridos, y al mismo tiempo, le evitan a sus pueblos pagar tan alto precio por esos bienes.
Sin imaginación y creatividad, no será posible establecer modernos programas de salud pública consecuentes con los recursos disponibles y las características propias de la población. Una de las razones más notorias de las fallas del sistema educativo, además de la incapacidad de las nuevas generaciones para desarrollar el pensamiento abstracto, es su falta de imaginación.
La nuestra es una población permeable a repetir, copiar, imitar, remedar, pero no a crear.
Mientras las naciones más ricas invierten enormes cantidades de recursos en desarrollar, alimentar y promover la imaginación de sus habitantes, pareciera que nosotros hace.
mos ingentes esfuerzos, tanto estatales como privados, para mantener a la población prisionera en la falta de imaginación.
Si un niño inventa sus propios juegos y juguetes, es probable que de adulto pueda inventar y desarrollar mejores formas de convivencia humana. Mientras el niño que sólo recibe juegos desarrollados por otros, aprenderá siempre a imitar, a copiar, a que sean otros los que le indiquen por dónde andar. ello en el umbral del siglo XXI, pareciera muy peligroso como norma de conducta, para un pueblo que aspira a mantener su rango como país libre e indepen.
diente. Una mirada al mundo contemporáneo, sugiere la necesidad de iniciar por parte del Estado, en asocio con las iniciativas privadas más diversas (educativas, industriales, agrícolas, financieras. acciones concretas, con el fin de de sarrollar la capacidad creativa y la imaginación de todos los costarricenses, en especial de las nuevas generaciones. r Los otros poderes a ARTURO USLAR PIETRI e El homenaje que recientemente ha sido brindado al caricaturista Hugo Díaz, nos inspira las siguientes reflexiones: En muchas ocasiones, al creador (escritor, artista, cari.
caturista. se le pregunta para que lo hace, o bien, él mismo se interroga acerca de su quehacer.
En América Latina, desde hace mucho tiempo, un grupo de hombres y mujeres realiza su labor de creación porque está completamente convencido de que, al hacerlo, contribuye a devolverle a este mundo la condición humana que alguna vez tuvo, que la creación es un acto de realización personal y colectiva. Son firmes creyentes, además, de que se deben tener medios de expresión que permitan afianzar valores universales y nacionales. bien que es necesario actuar para cambiar aquellas conductas equivocadas o estructuras de pensamiento aberrantes, digamos el racismo, la corrupción, el neocolonialismo. o enfrentar el aplastamiento de la diversidad cultural latinoamericana, producto de la globalización económica.
Este grupo de latinoamericanos cree, como Humberto Eco, que la función del poeta, del pensador, del filósofo, consiste en estar atento a lo que sucede a su alrededor y hacerlo saber a los demás para que puedan a su vez reflexionar sobre el tema. El Correo de la UNESCO. junio de 1993. Así en nuestra América Latina, escritores como Eduardo Galeano ejercitan su capacidad creadora para combatir la injusticia, la opresión, la confiscación de la memoria, la locura del consumismo, la dependencia cultural. Porque, como él mismo lo dice: No hay peor colonialismo que el que nos conquista el corazón y nos apaga la razón (Universidad de mayo de 1993. En nuestro país, afortunadamente, hay mujeres y hombres que siguen al pie de la letra lo indicado por Humberto Eco y Eduardo Galeano. Utilizar su capacidad creadora, no para fortalecer los viejos mitos oficiales (el consenso, el civilismo, el hacer las cosas a la tica. etc. o a lo palanganas (es decir, para quedar bien con todo el mundo. sino para enfrentar los acuciantes retos de la actualidad. no es cierto que el futuro se construye en el presente?
Un ejemplo de lo anterior lo constituyen aquellos locos y locas. conflictivos. que a diferencia de las divas o divos que se refugian en la torre de marfil (en las nubes, dice el pueblo) se enfrentan con valentía a los problemas que desgarran a nuestro querido país, el cual ha venido a menos por culpa del entreguismo de los empleados de las transnacionales (Piénsese en Gandoca Manzanillo o en Papagayo) y de los internacionalistas trasnochados de última hora. Si estoreadores (literatos, ensayistas, caricaturistas humoristas como Hugo Diaz o Miguel Ans. Agüero (autor de la columna La machaca. a el diario La República)
nos recuerdan como lo hicieron algunos universitarios en su época de oro, o sea, antes de que maduraran o se globalizarán que es imperativo amar a la patria, pero no la utopía perfecta de blancos y hermaniticos. sino como esta es, con sus virtudes, defectos y desgarramientos.
Efectivamente, hoy más que nunca es necesario ejercer el oficio de creador para combatir las lacras que azotan nuestro terruño, pero también luchar para conservar y ampliar lo positivo, escribir; escribir, crear para que la patria sea para todos y no para unos pocos; para que algún día, por ejemplo, tengamos la decencia colectiva de no permitir más ultrajes a los obreros bananeros, hoy estériles por culpa de la voracidad mercantilista. Gracias Hugo Díaz, gracias Miguel Angel Agüero. Gracias por el estímulo, la inspiración y la compañía! 2S Le 7Cuando, a principios del siglo XVIII, Montesquieu, con su deslumbrante lucidez, se puso a analizar la estructura del poder en su tiempo, que era el de la monarquía absoluta que centraba, prácticamente, todos los poderes y atribuciones del Estado en una sola cabeza, llegó a la conclusión de que había tres poderes esenciales, que debían ser divididos y ejercidos separadamente para hacer posible la libertad.
Los reyes del Antiguo Régimen habían tenido tradicionalmente la facultad de dictar las leyes y, directamente conectadas con ellas, la de aplicarlas y hacerlas cumplir estrictamente por sus súbditos, pero, además, la de resolver los conflictos ue surgieran de su aplicación, como jueces supremos y definitivos.
Pensó Monstesquieu que era necesario separar esos poderes y atribuirlos a distintos organismos, y de allí nació la doctrina de la separación de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, ejercidos por organismos y cabezas distintos, que no solo limitaban la autoridad suprema al dividirla, sino que establecían un mecanismo de mutua limitación y control para asegurar la mayor libertad al ciudadano.
La evolución económica y social de los siglos XIX y XX ha hecho surgir y manifestarse de manera creciente a otros poderes que el gran pensador político no pudo observar en su tiempo. Con el crecimiento y la multiplicación de las formas de la actividad económica, con las transfor maciones de todo género que ha sufrido la sociedad, han ido surgiendo otras formas de poder, de gran influencia en el destino colectivo, que no forman parte de la triada clásica. Bastaría lanzar una mirada al mundo contemporáneo, particularmente en las grandes naciones dominantes, para darse cuenta de la existencia evidente y del inmenso poder de esas otras formas de potestad.
Desde luego, ha surgido el poder económico del capital de las grandes acumulaciones de riqueza privada, que ejerce influencias determinantes sobre el conjunto de la sociedad. En buena parte, el pensamiento socialista surgió como una respuesta a ese nuevo y creciente poder económico. Aparecieron, también, nuevas formas de poder social.
Los hombres de la Revolución Francesa, partidarios de la libertad a ultranza, condenaron a la destrucción las estructuras sociales del Antiguo Régimen e hicieron desaparecer totalmente las antiguas organizaciones gremiales que agrupaban los factores productivos de la sociedad. Desaparecieron los gremios medievales, pero el crecimiento de la sociedad, las pugnas de clases y la necesidad de crear nue 7vas formas de acción, de resistencia y de lucha al poder económico trajeron la creación del sindicalismo moderno, con todo su poder de decisión y su peso gigantesco en el campo de las luchas sociales y políticas.
Tampoco ese poder lo pudo adivinar Montesquieu, ni entró, por lo tanto, en las preocupaciones de los constitucionalistas modernos. Desde luego, en todos los países, como respuesta necesaria a esas nuevas realidades, se han creado muchos instrumentos legales que tienen por objetivo establecer limites y contrapartidas a esas nuevas fuerzas que, en muchas formas, invaden y dominan el campo político.
En este siglo que concluye, junto con aquellas grandes concentraciones no constitucionales de poder económico y social, ha surgido, como consecuencia del inmenso desarrollo tecnológico de los medios de comunicación, otro poder en nada inferior a los anteriores y que tiende a ser uno de los más penetrantes y efectivos de la vida moderna. El mundo está literalmente cubierto, como un animal por su sistema nervioso, de una infinita y creciente red de comunicaciones que va desde los tradicionales medios impresos hasta todas las formas imaginables de cubrir y transfor.
y mar información que ha creado la moderna tecnologia: la radio, la televisión, la informática.
Se puede decir que el campo de la información mundial es el teatro de la acción y la lucha de grandes concentraciones supranacionales de poder informativo, con todas las inmensas consecuencias que esto pueda tener en la mentalidad colectiva de la mayoría de los hombres y en la toma de decisiones.
Es poco lo que se ha hecho para responder a los riesgos que implican para el futuro de la humanidad estos oligopolios informativos, que pueden llegar a condicionar la manera de pensar y las reacciones de la mayoría de los hombres. Recientemente, el Parlamento Europeo, reunido en Estrasburgo, resolvió exigir de los países miembros una le gislación que ponga coto a la concentración informativa.
En ella se considera de suma importancia defender y mantener el pluralismo de las fuentes de información y se invita a las legislaturas nacionales a encontrar la manera de frenar la acumulación de medios en pocas manos.
Es evidente que la realidad viviente del mundo actual excede con mucho a la vieja división tripartita de los pode res y que habría que tomar en cuenta esas nuevas e inmensas formas de poder que están surgiendo entre nosotros y que podrían constituir la mayor amenaza para el futuro de un mundo de libertad y de justicia.
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