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LA REPUBLICA. Domingo 22 de julio de 1990 10 DOMINGO.
La papa fue, el mejor regalo americano al mundo.
Curiosamente, en España su nombre cambió, probablemente ustedes sepan que en España, con las excepciones de Canarias y algunas zonas andaluzas, no se le llama papa, sino patata.
La papa: Mayor tesoro de América pensar en la cocina alemana sin papas, ni imaginar los ejércitos prusianos de XIX sin su rancho basado en el precioso tubérculo.
Pero la papa no alcanza categoria de manjar hasta que la adoptan los franceses, que son quienes van por delante en la cocina, su propagador fue el farmacéutico Antoine Auguste Parmentier, que conoció la papa durante su estancia en una prisión alemana. Investigó, trabajó, se cansó de enviar memoriales al Rey Luis XVI. y lo logró.
El 25 de agosto de 1785, Parmentier fue recibido en Versalles por Luis XVI, a quien ofreció un ramito de flores de papa. El ramito acabó adornando el escote, que se supone generoso, de la Reina Maria Antonieta, nuestro buen Parmentier, emociona.
dísimo, dijo al Rey: Sire, a partir de ahora el hambre es imposible.
Por Caius Apicius de EFE 6 a cualquier ciudadano contemporáneo le sería prácticamente imposible imaginar su dieta sin presencia habitual en ella de las papas, ese tubérculo que no le hace ascos a nada y que lo mismo acompaña, en plan de suave puré, un magnífico roastbeef, que alegra, envuelta en papely hecha en las brasas, sin más añadido que un poco de sal, una cena en el campo.
Es, de verdad, inimaginable comer sin papas, y, sin embargo. tan sólo hace dos siglos que se popularizó en Europa el consumo de esta solanacea llevada al Viejo Continente desde América, concretamente desde el Perú, entrado ya el siglo XVI, y que el diccionario de la Real Academia Española tilda, con muchísima razón, de uno de los alimentos más útiles al hombre.
Fue el tesoro más importante obtenido en América por los europeos, incomparablemente más que todo el oro que pudieran cargar los galeones españoles. Es, con el pan y el arroz, el alimento más consumido en el mundo, y, pese a todo, costó muchísimo tiempo y trabajo que los europeos se decidiesen a probarla.
La papa llega a Europa por dos vías: la española y la inglesa. No hay acuerdo en las fechas en que llega a España, al menos, en las fuentes consultadas el dato es bastante confuso. Parece que las primeras llegan en 1534, pero no consta con exactitud.
Muchos autores fijan su aclimatación española entre 1570 y 1573, ya que ese año consta una partida de compra de papas en los libros de cuentas del Hospital de Sangre de Sevilla, a la abadesa del Convento del Carmen de esa ciudad andaluza le escribe desde Avila una carta Santa Teresa de Jesús para agradecerle un envío de papas.
La duda estriba en que, según algunos autores, el botánico Charles de Lecluse, más conocido como Clusius, no cita la papa en su estudio de la flora española de 156465, pero, según otros, parece que si la menciona, con el nombre científico de papas Peruvianorum.
El caso es que desde España pasó a Italia, siguiendo el itinerario tradicional de todas las novedades americanas, en Italia ya se cultivaban papas a principios del siglo XVII. En 1616 ya había papas en la mesa de María de Medicis, viuda del Rey francés Enrique IV, pero aún no era un alimento muy apreciado.
Su popularidad en España data del siglo XVIII, y nace fundamentalmente en Galicia, donde hubo una enfermedad llamada Tinta, que diezmó los castaños. La papa se plantó como sustitutivo de la castaña, alrededor de 1750. y hasta hoy, cuando las papas gallegas siguen gozando de justa fama en todo el territorio español.
La vía inglesa es diferente. Fue primero William Hawkins quien, sin éxito, llevó a Inglaterra la batata. En 1584 es Sir Walter Raleigh quien trata de aclimatar la papa en la recién colonizada Irlanda, hoy gran devoradora de papas, pero, al principio, ni irlandeses ni escoceses quisieron comerlas por el sencillo motivo de que no las cita la Biblia.
Hay que puntualizar que la papa no llegó a Inglaterra desde Virginia: en los actuales Estados Unidos no hubo papas hasta que las llevaron allí los irlandeses.
Federico el Grande impuso en Prusia, en 1734, manu militari, el cultivo y consumo de papas. La resistencia del consumidor, en este caso, se basaba en que las papas crecen bajo tierra y son, por lo tanto, cosa infernal y diabólica. Hoy sería imposible Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Turguer Obregón Eizeno del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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