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La Real Academia Española (Continuación)
Los estudios de Menéndez Pelayo con que van precedidos los tomos que bajo su dirección publica la Academia de las obras de Lope de Vega, son como todo lo de él, admirables en muchos conceptos. En alguna publicación española, de cuyo nombre no quiero acordarme, he visto que alguien observa que son inútiles el lujo y el gasto empleados en las obras de Lope de Vega. Al momento se le ocurre a cualquiera, la observación natural, de que lo que gasta la Academia en esto, lo reemplaza no sólo con el dinero que produce la venta de los libros, sino también, y más que todo, con lo que gana España en el exterior con la admiración que producen en el ánimo de cualquiera persona culta, las obras de Lope y los estudios de MarceliFot. Pynter San José. Vista cerca del Parque Central. Nuestra landa marcial no Menéndez y Pelayo. Porque si España no puede hacerse notar en el mundo ni por sus acorazados, ni por sus conquistas, ni por monstruosos progresos materiales como los de los Estados Unidos, mucho es el que no sólo conserve, sino que acreciente su fama por el lado de las letras, que tienen más vida, que duran más que otras cosas que erea y poco destruye cierta civilización que lleva en sí misma el germen de la muerte.
Don Marcelino lleva una vida modesta. No lee de noche. Ahora, expliquense cómo ha hecho para saber lo que sabe y escribir todo lo que ha escrito. Eso es prodigioso y verdaderamente inexplicable. Es un genio fisiológico, porque en él no se notan ni degeneraciones físicas, ni le conocí tam.
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