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El Doctor Campbell, que durante treinta años fué médico en varias prisiones inglesas, dice: tratando a los prisioneros con dulzura y con tanta consideración como si fuesen delicadas señoras, siempre reinará el orden más completo en el hospital. Hasta los prisioneros más groseros me sorprendían por los cuidados que los enfermos prodigaban. Se podría creer que sus costumbres desordenadas y su vida accidentada les han vuelto duros indiferentes; mas apesar de eso, han conservado un vivo sentimiento del bien y del mal. 1)
El día en que la sociedad se convenza de que al reo no se aplica una pena por el delito cometido, sino que se le recluye para evitar futuras agresiones y para tratar de modificar su naturaleza malévola, por medio de prescripciones científicas, ese día habrán terminado los dilatados procedimientos penales; el reo no verá en las personas que lo toman su cuidado otra cosa que amigos cariñosos y sinceros; la familia será su mejor defensor, auxiliando con datos y referencias la acción benéfica de la justicia, para obtener en el menor tiempo posible una rehabilitación definitiva; el Juez no tendrá que valerse de esa astucia legítima que lo lleva muchas veces sospechar del delincuente la falsedad de sus declaraciones; el fiscal dejará de ser, en nombre de la vindicta pública, el enemigo temido de los procesados; la defensa no buscará el amparo de los artificios judiciales; ni el delincuente recurrirá la mentira, porque estará convencido de que ella es enteramente ineficaz. I) Kropotkine. Las Prisiones. ALFARO San Salvador, 10 de setiembre de 1906.
Señor don Próspero Calderón San José.
Estimado señor y amigo: Acabo de recibir, con grato placer, una colección de Páginas Ilus tradas, brillante revista que dirige, honra de la prensa ilustrada de Centro América. Como creo debo V. este valioso obsequio, le rindo mis agradecimientos más sinceros; y fin de que esa selecta hoja por el espíritu de sus publicaciones, como por la nitidez y hermosura de sus grabados sea un monumento que aprecien debidamente los científicos intelectuales salvadoreños, he hecho empastar lujosamente el tomo de los números que me han venido, para colocarlo en la Biblioteca del Museo Nacional. Ya cuenta dicha Biblioteca con más de 000 volúmenes organizados, obtenidos en gran parte como canjes de los grandes centros científicos del mundo, con los cuales estamos en constantes relaciones, como también de obsequios de la prensa ilustrada de Europa y América.
Como su publicación es tan leída y gustada en El Salvador, desearía que algo más se publicara sobre este país, tan ligado a ese por múltiples vínculos de fraternidad y simpatía, y en tal concepto puedo ofrecer V.
algunas buenas fotografías que poseo de esta República.
Esperando que me siga favoreciendo con los números siguientes de Páginas, me es grato ofrecer me V. como atto y afmo. amigo, Guzmán 1828

    Kropotkin
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