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devastador de la serpiente. Dada la escasa imaginación de los pueblos primitivos, es natural que al hijo de Dios lo representasen con forma humana, y para diferenciarlo de los demás hombres le pusiesen cabeza de gavilán, ave cuya tendencia destruir los reptiles era bien conocida de los indios. El Sol con su disco luminoso, la Tierra y la Luna parecen estar igualmente representados en esta valiosa alegoría. Por la posición y tamaños dados al Sol, la Tierra y la Luna, debemos suponer que nuestros indios consideraban al Sol más grande que la Tierra, y nuestro satélite mucho menor en capacidad. La vista de la figura humana se dirige la Tierra, lo cual viene en apoyo de esta interpretación. Al otro lado del vaso se repiten las mismas figuras, algo borradas por el trascurso del tiempo hasta hoy inapreciable.
La corriente de las tradiciones, así como la emigración de los pueblos y de los animales se ha efectuado siempre entre nosotros, por ley natural, de Nor.
te Sur por la vertiente del Pacífico, y de Sur Norte por el lado del Atlántico, dejando en Costa Rica la huella ambas corrientes al mezclarse, por razón de la estrechez del Continente, como al unirse las aguas de dos ríos caudalosos, blancas y turbias, producen una mezcla que participa de las unas y de las otras.
Dos civilizaciones indias sobresalen en los antiguos pobladores del Continente Americano, la de México que baja dejando su rastro en todo Centro América y la del Perú que se extiende con dirección al Norte desde el centro en que tuvo su Horecimiento. En el mar, en la electricidad, en las sociedades humanas, en el movimiento de las ideas, podemos observar esas corrientes contrarias, que el tocarse se mezclan; semejante fenómeno revela el estudio de la Arqueologia costarricense. falta de códices antiguos poseemos, por fortuna, la cerámica dibujada, que constituye para la historia un foco de luz a través de los siglos. Hacian estos naturales, dice Sahagún, una fiesta de ocho en ocho años la cual llamaban: ayuno de pan y agua. Ninguna cosa comían en ocho días antes de esta fiesta, sino unos tamales hechos sin sal, ni bebían sino agua clara. Esta fiesta caía fines de octubre y principios de noviembre, que corresponde en Nicoya a la terminación de la estación lluviosa y la cosecha del maiz. los tamales que comían estos días llamaban atamalli, porque ninguna cosa les mezclaban cuando los hacían, ni aun sal, sino sólo agua; ni cocían el maíz con cal, sino con sólo agua, y todos comían al medio día, y si alguno no ayunaba castigábanlo por ello. Tenian en gran reverencia este ayuno y en gran temor, porque decían que los que no le guardaban, aunque secretamente comiesen y no. Dios con Irenestiva que quiere decir buscar ventura. creian que en esta fiesta bailaban los dioses todos, y así es que todos los que bailaban se ataviaban con diversos trajes; unos tomaban personajes de aves, y otros de animales, y así unos se transfiguraban como tzinizcan, otros como mariposas, otros como abejones, otros como moscas, otros como escarabajos; otros traían cuestas un hombre durmiendo, y decían que era el sueño; otros unas sartas de tamales que llamaban xocotamalli, otros de otras especies que llamaban catamalli; otros traian comida de tamales y otras cosas, y dábanſes los pobres. También tomaban personajes de éstos, como son los que traen cuestas leña para vender, otros que traen verduras; también tomaban personajes de enfermos, como son los leprosos y bubosos. Estaba la imagen de Tlaloc en medio del areyto, cuya honra bailaban, y delante de ella estaba una balsa de agua, donde habia culebras y ranas, y unos hombres que llamaban mazatecas estaban la orilla de la balsa, y tragábanse las culebras y las ranas vivas; tomábanlas con las bocas y no con las manos, y cuando las habían tomado en la boca, íbanse bailar, ibanlas tragando y bailando, y el que primero acababa de tragar la culebra rana, luego daba voces diciendo papa, papa. Bailaban al derredor del Cu de este dios, y cuando iban bailando, y pasaban por los cestos que llamaban tonaca cuexcomatl, dábanles de los tamales que estaban en ellos, y las viejas que estaban mirando este areyto lloraban, acordándose que otra vez que se hiciese aquella fiesta ya serían muertas. Decían que este ayuno se hacía por dar descanso al mante2272 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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