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Idilio triste La madre sollozaba de binojos al lado del extraño ataúd: el padre con la cabeza levantada, y los ojos abiertos con esa fijeza imperturbable de los ciegos, oraba: y el hermanito mordía el ala raída de su sombrerillo de fieltro, que repa.
saba entre sus manos mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas flacas y pecosas.
Terminada la lectura del documento, el capitán dió la orden de liar la caja en 119. bandera italiana y atarla la cuerda de que ya hemos hecho mención.
La madre redobló sus sollozas, echándose sobre la caja que besaba con arrebato, mientras decía todas esas palabras mimosas que constituyen el voca.
bulario afectuoso de las madres: cielito, adoración, encanto, tesoro; y aferrándose su presa gritaba con todos sus pulmones: no me dejes, llévame. Hlévame contigo.
Aunque la mayor parte de los circunstantes 10 entendíamos sus palabras el acentos de pena profunda con que las pronunciaba, su aspecto desolado, su desesperación, contagiaron todos, y más de unos ojos acudieron las lágrimas.
Un paisano de la infelia la separó casi la fuerza del lugar; el niño condujo de la mano al cieguito que se tombaleaba como un borracho.
Entonces la caja fué puesta sobre la barandilla. El capitán dió la orden y en el acto la lanzaron al aire. Todos estábamos echados de pechos sobre la baranda Fué una impresión de un segundo, pero terrible: primero el silvido de la bala al descender, enseguida el choque en el agua que salpico con fuerza, luego una pequena circunferencia que se reprodujo muchas veces agrandándose progresivamente, después algunos girones blanquecinos, pequeñas burbujas que estaban a fior de agua y acabaron por formar un copo de espuma, símbolo de aquella alma pura inocente.
El cielo estaba espléndido, el mar tranquilo, en el lipde indeciso del norizonte, el sol et una soberbia apotesis de llamas vivas se handia lentamente reflejando sobre el pequeño lomo de las olas tintes de oro rojo, era como una gran llanura incendiada, movible, espejeante. mí, más poeta que mis compañeros, me pareció el sol un ojo inmenso enrojecido por el llanto; aquel mar io formaban sus lágrimas. Era el ojo de un ciclope que jamentaba co12 110sotros aquel pesar ajeno, con esa piedad fraternal, profundamente humana que invade los corazones, bajo el cielo azul, y sobre la espazitable soledad del océano, Besó el poeta la frente de sua No lo olvides, vida mía!
Mañana cuando el amor rompa corazones, recuerda que fuimos felice entonces el fantasma del pasado con lana que besan tu cabellera negra, Sí, ya sé lo que quieres decirme: a por es eterno. Eterno. Más alia tumba. Nadie comprende el amor.
beso a pasionado ni la caricia que estro los latidos del corazón cuando palpita ne. El amor es grande, infinito. divine prede existir en el mundanal estercolc su sombra, nada más que sui sombra la nos acompaña. Te hacen daño niis palabras?:01 Soy cruel. No, no: es mi pensamien crue. porque trae a mi mente estas glie se clavan con fuerza en mi cerebro puedo arrancarias. Si tú pudieras arran melas. pero 110. imposible: ellas misma confunden, te bacen sufrir y te inmovili los labios. Habla. Ves como no pucdes ¿Qué. Lloras? Tienes razón en llo La suerte es muy ingrata. Ella quisu fijaras tus ojos en este loco, que delira imposibles, que sueña en cosas ultrater nas. Pero dime, 110 es verdad que por do de se arrastran los reptiles de la envidia y odio hay un camino de inmunda baba, transitable para el amor sin mácula? No que dude de ti, al contrario, mucho esper de tu alma, pero allá, lejos de la mascara ñándose sí misma. Allá. ves? Donde blanca virgen que nos contempla.
Dame u beso y toma otro. El besc con que conulgan las almas.
Siquileo Scheverria Maria del Rosario Drama en tres actos y en prosa por Daniel Ureña. El Argumento y los personajes que, con tanta maestria, componen el conjunto del drama Maria del Rosario nos trae la memoria la semejanza de costumbres en los paises del Nuevo Mundo: es como escrito para nosotros. El tema desarrollado por el autor es sumamente hermoso y original y los caracteres de los personajes muy bien determinados. Agregamos nuestro aplauso a los cosechados en su brillante estreno. De Altos Relieves Quito)
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