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Amor de madre La guerra Besaba una amante madre con el afán más prolijo su hermoso y tierno hijo en los labios y en la sien.
El niño abriendo los ojos de ternura en los excesos, devolvía aquellos besos con otros besos también. un ángel del paraiso esta escena contemplaba y los besos codiciaba de la pasión maternal.
y colocándose al lado de la nadre venturosa, pedia su alma piadosa un cariño casi igual.
Así, mirando a la madre sonriéndose con el niño, gozosa de Sil cariño acariciando si sien.
piensa el angel inocente en la celeste alegría.
porque el ángei confundía la madre con el dén.
Puck desapaaF. Flores Golindo vuelve triunfante con lo pedido.
nuncia los coujuros. Después lo echa todo en un caldero y revuelve los tizones ra cocinar el brebaje, mascullando fórmulas cabalisticas Brilla la lumbre y comienza de nuevo la ronda infernal en torno de la hoguera. Cada vez son más violentas las llamaradas: pinos enteros se retuercen con estallidos lúgubres, y la vieja no cesa de atizar el fuego. El cráter tiembla de placer como renaciendo una nueva vida: los diablos mismos admiran la intensidad del incendio y es milagro que no se funda el caldera: que ya está casi Islanco.
Ei alla, el alba. exclaman varias voces, y por encanto desaparecen todos. La vieja, ya montada en su escoba les grita desde muy alto. Si el corazón del avaro se ha ablandado el filtro es bueno y bebiendole recobraréis vuestra blancura. continuó mi abuelo. Por la tarde, després que se mare llevar los enfermos y ancianos a otros pa quería ir. Aquella madre que no lia hijo era engañada con palabras, diciéndo parte; la llevaron al pueblo recino ya ala por junto donde estaba su bijo muert biar echado un ca pote encima; pero queda nudos, y al serlos, la desgraciada dijo a la. Alli liay un muerto. ese será e Cá! no, señora, le dijeron para qu enemigo de los que murieron en el tirot entrar. Ay, no, replicó ella, los enemigos son los pies de ini bijo, los conozco ¡los he decía verdad la pobre madre: gu susto y el dolor de aquella jornada, fué cos días.
Cuando cerró la noche, alguno de pueblo se refugiaron en la fragua, único ed que había quedado en salso, la orilla del andaba por las calles como bobos, sin sat ¡Qué tristeza tan grande! Las casas echando humo de trozos de madera que se entre los escombros.
De cuando en cuando se sentía algún chispa. Después todo volvía quedar Ya el fuego ha muerto y las tres hadas se aproximan al caldero, llenas de esperanza Saçan del fondo el corazón. Oh, dolor! esti petrificado! todos los fuegos del infierno no han podido ablandarlo.
Entonces con el pecho lleno de sollozos y cuajados de lágrimas los párpados, alzan también el vuelo: y al llegar a la cúspide del cráter el primer rayo ciel sol paciente paso en sus negros cuerpos, un reflejo sobrio como el de las perlas negras.
Dios te libre. lijo nío, concluyó mia Dios te libre de ver semejantes horrores, qu Luchel Ricardo Fernandes Gruzdia 22

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