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र por San Felipe Neri en las solemnidades religiosas. género musical en que han resplandecido maestros de nombradía, tiene en Rubistein 1371 continuador Excelso con el Paraiso perdido y La Torre de Babel. EI conquistador del Norte, como le llana La Revista de los dos Mundos.
enviado para verter en los pueblos gastados o indiferentes la gota de la alegría y de la admiración, el coloso en lo moral y en lo físico, mere hace 13 años ya los 65 de edad, víctima de una traidora parálisis en el corazón.
Amílcar Ponchielli, natural de Palermo (1834 1886. es otro de los a banderados de la ópera del siglo anterior. Su primera creación Los Vorios, con libreto escrito por el renombrado Manzzoni. Promessi Spossi)
después del estreno sufrió una variación en todo el último acto, para ser representada en la Scala de Milán, donde también se estrenó eri 1876 la grandiosa ópera Gioconda, que siete años después habia de obtener en el Covent Garden de Londres, uno de los triunfos más completos del arte lirico dramático.
Carlos Camilo Saint Saens (Paris, 1835. organista, pianista y director de orquesta, poco afortunado en sus primeras composiciones, no por falta de méritos artísticos, sino por la frialdad de los libretos que eligiera. tiene que transponer el Rhin, y buscar en Bruselas el aplauso franco y sin reservas de ninguna especie. que le niegan sus compatriotas y allí lo consigue, ayudado noblemente por Listz. con su obra bíblica Sansón y Dalila. que desde 1877 lasta loy la recorrido triunfalmente los principales teatros del viejo mundo, antes de llegar al Metropolitan Opera House de Nueva York. Llenry y Elienne Marcel, que encuentran abiertas las puertas de los teatros de París y Lyou, aseguran la reputación de este distinguido maestro, considerado como un talento sinfónico de primera fuerza.
En medio del océano musical parisiense, aparece en 1838 un genio precoz, que recibe las primeras direcciones en el ambiente artístico de sit propia familia, una naturaleza privilegiada, que provoca la obserración de los intelectuales, liasta llegar a captarse el cariño de Halévy de quien llega ser discipulo y yerno, ci apoyo y la dirección de Zimmermann, y el aplauso cousejos desinteresados de Gounod, trinidad de eminencias, que adivina en el niño extraordinario, el futuro luminar del arte, el poeta naturalista, predispuesto por la cooperación, casi inconsciente del medio social, y por la poderosa iniciativa con que se asimila o rechaza extrañas influencias, a reflejar con sello personallas más recónditas emociones del espíritu y espigar indistintamente en el teTreno de lo real de lo ideal. Este ungido de la gloria, por quien el arte viste de luto hace trentaidós años, y Francia no cesa de tejer guirnaldas para engalanar la tumba de uno de sus inmortales, es Jorge Bizet, que a los 19 anos comparte con Lecocq los honores del primer premio en un corcurso promovido por el director de Los Bufos, sobre el libreto en un acto titulado El Doctor Wilagro. Viaja después por Roma, escribe una Marcha funebre, cuyo tema es el mismo desarrollado en el tercer acto de su ópera Los Pescadores de Perlas, estrenada en 1863: compone La bella hija de Perthe y algunas otras partituras que, si por deficiencias del argumento no arraigan en el teatro, si reclainan preferente lugar en los grandes conciertos orquestales. Su última ópera Carmen, sobre una conmovedora leyenda del célebre romancista Próspero Merimée, arreglada por Halévy y Meilhac, obtiene en 1875 un éxito colosal, que desde entonces hasta nuestros días viene en progresión creciente, infiltrando en 2430
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