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es T1 le un semblante solamente sea bello; por su regularidad en las facciones, por el color de sus ojos, o por la disposición de su pelo.
Carnalmente el rostro es una especie de máscara. Nosotros miramos detrás de ella, y como por entre velos trasparentes Travos de luz percibimos las cualidades psíquicas que conmueven nuestros propios temperamentos individuales.
in rostro nos interesa por su belleza picaresca, lleno de humor ironía; otro por lo pensativo y melancólico de sus fac.
ciones, y otro por cierta inescrutable manera de la expresión que siempre encierra en si un misterio. En fin, ahora que el ideal de la belleza está considerado como una especie de individualismo estético.
110 se puede afirmar propiamente que exista un dechado acabado, cualquiera que sea, al cual uno pueda atenerse como lo mejor y lo ultimo Los atestados son ahora mur artificia les. Para los gustos de los hombres es tán ellos por sus condiciones psicológicas tan mal acondicionados determinados.
que en vez de uno. se nos presentan mil modelos de cuvo estudio no se podria sacar conclusiones detinitivas y consistentes.
Adem:is. estos modelos veces se con tradicen y se confunden tanto mais por el hecho de que varias personas que si bien por otras razones disciemen correctamen te parecen en esto incapaces de hallar la diferencia entre el vano atractivo de lo que solamente es bonito el perenne encanto de la real belleza Cora Livingston. mujer bella y célebre del siglo XIX, es un ejemplo de esta teo ria. Nació en Nueva Orleans, pequeño Paris de América en el año de 1806.
era de fama nacional su belleza. Sin embar go. su madre decia de ella no ser una be lleza, ni un genio, pero si una hija buena y afectuosa. Josiah Quincy. su adora dor, afirmaba que aunque no era her.
mosa. si admitir que ella individualmenIs era la belleza de muis renombre en los Estados Unidos. Tenía buen cuerpo, bo nita cara, bailaba bien y vestia admirable mente. Jamás sobre la tierra, que apenas parecia tocar. había brillado visión más de liciosa.
El marido de otra bella americana, Jes.
sie Benton Fremont. referia que la prime ra vez que la vió. causó en su mente el efecto de un rosa de color raro: su belle za sobresalia por la expresión pensativa de su rostro.
No obstante, en la vida moderna de América no faltan del todo bellos rostros de regularidad clásica.
Mary Victoria Leiter. vicereina que fue de la India baronesa de Curzon of kedleston; y Jennie Jerome que fue después Lady Randolph Churchill. son dos damas de las mas ilustres y mais bellas, tanto por su semblante como por su encanto psíqui Al comparar las dos grandes bellezas anglo sajonas. Margarita Frey e Ivy Lillian Close, con la Venus de Milo Elena de Trova, de imaginación clisica. hay que convenir que la corona de la belleza se la merecen las modernas.
Las dos bellas mujeres Mrs. Hazel Mar.
tin Trudeau y Lady Curzon tenian un algo así como de riqueza espiritual intelectual que les faltaba a Les antiguas.
Los tipos ce belleza cambian de siglo en siglo. y el cambio está en favor de las mujeres de how La condesa Patoka. la duquesa de Devonshire Mme. Recamier fueron belle.
zas célebres de tiempos anteriores, pero en ellas no se palpa aquella ternur: pensativa y gracia que puede verse en las fisononiias de la beleza moderna.
Como la raza progresa en vivir bien pensar alto, es razonable suponer que al.
ma y cuerpo superaran cada vez mais en virtudes fisicas morales se llegar al tin con el tiempo un ejemplar de belle za no conocida hasta hoy. R le 1la 72 22 nel 1 Traducido del now para Pillades por Carlos Bor li er ре ne
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