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3900 PÁGINAS ILUSTRADAS que la honra.
Francia. Al señor don Ascensión Esquivel, abogado de grandes méritos, le sucedió en 1906 don Cleto González Viquez, eminente jurisconsulto y miembro de la Academia Española, de la Academia de Jurisprudencia de Madrid, etc. Ministro varias veces, Presidente Municipal cuando fué llevado a ocupar la primera magistratura de la República.
No posec solamente una gran inteligencia y cultura, sino también un corazón muy noble.
Conducida por su digno jefe, Costa Rica ha sabido captarse las simpatías del mundo civilizado Al cerrar sus sesiones el Congreso este año (1908. un distinguido jurisconsulto, uno de los principales luchadores de la oposición y personalidad política de Costa Rica, don Ricardo Jiménez, pronunció las siguientes palabras. Antes de separarnos, quiero manifestaros cuánto estimo al Gobierno actual. Ahora podemos decir con orgullo, que tenemos verdadera República. La consideración de que goza esta valiente y, pequeña República entre las naciones del viejo y nuevo mundo, es tal, que la han hecho acreedora al sobrenombre de Suiza Americana. nombre que merece y Costa Rica tiene de común con Francia su paz absoluta, como conviene.
He aquí las recientes palabras del Doctor Alvarez Cañas en la «Aso ciación Internacional de Médicos para ayudarse la supresión de la gue rra. al pronunciar su brillante discurso, el cual ha sido reproducido por los periódicos franceses, ingleses, españoles y mejicanos. En nuestra historia, que data de 1821, época de nuestra independencia, no hcmos tenido más que una guerra, y no contra nuestros vecinos, sino más bien para ayudar si éstos a expulsar una banda de filibusteros y piratas, quienes se habían apoderado de una gran parte del territorio de la República vecina. En esta guerra, toda la América Central tomó las armas contra los invasores, y en honor al valor y arrojo de nuestras tropas, las Repúblicas centroamericanas designaron como Comandante en Jefe al Gral.
costarricense don José María Cañas. Esta guerra data del año de 1856, y si la he citado es simplemente para haceros ver que, habiendo estado en el lugar de honor la vanguardia, no se debe atribuir nuestro pacifismo a la debilidad, sino al amor de nuestro pueblo hacia las obras benéficas de la paz, y al profundo respo que tiene por la vida humana.
En efecto, desde hace 50 años hemos abolido la pena de muerte y desde esta época nadie ha sido por ningún motivo ejecutado.
En estos últimos años, hemos visto con tristeza reanudarse las guerras en los estados vecinos.
Enseguida que la diplomacia encontró una ocasión propicia, propuso mi Gobierno su amigable intervención para tratar de impedir, por medio de un tratado entre las cinco Repúblicas, que las terribles luchas se reprodujesen.
Los delegados centroamericanos se reunieron en 1906 en San José de Costa Rica, bajo la presidencia de nuestro Ministro de Relaciones Exteriores den Luis Anderson; se firmaron varios tratados. Desgraciadamente todas las naciones centroamericanas no estuvieron representadas, resultando, por lo tanto, infructuosos nuestros trabajos.
Nuestra diplomacia no se desanimó y continuó con perseverancia sus ideas,

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